Argelia: el general Chengriha al rescate de una diplomacia en declive

El general Saïd Chengriha, jefe del Estado Mayor del Ejército argelino, se encuentra de visita en Arabia Saudí desde el 3 de febrero para participar en la Exposición Mundial de Defensa que se celebra en Riad del 4 al 8 de febrero. En un comunicado de prensa del Ministerio de Defensa Nacional, se le califica de “representante del presidente de la República” y “en visita oficial”. Este estatuto de representante del presidente Tebboune es mencionado varias veces por los medios de comunicación argelinos, que dan a la visita un carácter oficial. Sin embargo, en ningún momento las autoridades del reino wahabí invitaron al general Saïd Chengriha a realizar una visita oficial, y menos aún al presidente Tebboune a representarle.
En realidad, el sello oficial dado a la visita y el estatuto de representante ocultan la voluntad de Argel de presentar al jefe del Ejército como un interlocutor de alto rango acreditado por el jefe del Estado para negociar las cuestiones más delicadas y tomar sin demora las decisiones necesarias.
Evidentemente, los saudíes son muy conscientes de que el general Chengriha es quien realmente toma las decisiones en Argelia. Su palabra vale mucho más que la de Tebboune. Pero para los saudíes, el diálogo con el Gobierno argelino sobre asuntos de gran interés está descartado desde que los argelinos rechazaron la mediación saudí en el conflicto con sus vecinos marroquíes. Desde que el ministro argelino de Asuntos Exteriores anunció la ruptura de relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos, el 24 de agosto de 2022, el rey de Arabia Saudí ha sido el primer soberano árabe en ofrecer su mediación. Los argelinos se negaron categóricamente. Los argelinos ni siquiera le comunicaron el motivo de esta decisión, que los marroquíes consideraron “estúpida e injustificada”.
Dos años más tarde, le tocó al régimen argelino pedir al Reino de Arabia Saudí que desempeñara el papel de mediador de buenos oficios para aliviar la tensión que ellos mismos habían provocado contra Emiratos Árabes Unidos, “sin motivo alguno”, según muchos observadores políticos. Y ahora les toca cosechar el mismo rechazo que dieron a los saudíes.
Ante el fracaso de sus diplomáticos para convencer a los saudíes de que respondieran favorablemente a su petición, los dirigentes argelinos decidieron finalmente jugar la carta de la “diplomacia militar” aprovechando la participación del jefe del Estado Mayor de su Ejército en la Exposición Mundial de Defensa de Riad. Esta participación se transformó en visita oficial, cuidando en su comunicación de no implicar a los saudíes evitando añadir “por invitación del mando militar saudí o por invitación de las autoridades saudíes”.
En el mismo comunicado del Ministerio de Defensa argelino, se indica que “el general de Ejército aprovechará esta ocasión para visitar estructuras pertenecientes a las Fuerzas Armadas saudíes y se entrevistará con responsables militares saudíes, con el fin de estudiar las vías para reforzar la cooperación bilateral y examinar cuestiones de interés común”. Esto significa que el viaje a Arabia Saudí no se limitará a la Exposición Mundial de Defensa. Según fuentes generalmente bien informadas, el general Chengriha tiene previsto reunirse con varios funcionarios saudíes, entre ellos el príncipe heredero Mohamed bin Salmán.
Su primera reunión importante la ha mantenido esta mañana, 6 de febrero, con el joven ministro de Defensa saudí, Khaled Bin Salmán, que apenas tiene 36 años, mientras que su anfitrión argelino soplará pronto su 79ª vela. Una diferencia de edad de 43 años. Uno simboliza un régimen envejecido que lucha por revigorizar su país, mientras que el otro es el símbolo de un reino brillantemente dirigido por una nueva generación que abre a su pueblo las puertas de la modernidad que le han estado cerradas durante mucho tiempo.
Por su parte, el general Chengriha espera con impaciencia que se abran las puertas del palacio del príncipe heredero Mohamed bin Salmán. Podría esperar hasta el 8 de febrero, fecha del final del acontecimiento que le sirvió de coartada para viajar al reino wahabí.