Si hace unos meses llamaba a calmar las relaciones argelino-francesas mostrándose como el impulsor de la "Declaración de Argel" firmada en Argel en agosto de 2022 al término de la visita de Macron a Argel, el presidente argelino ha dado un inesperado giro de 180 grados arrojándose en cuerpo y alma a los brazos de Putin durante un viaje improvisado a Moscú cuando se suponía que estaba en París.
Enfadado con Francia, donde se alzan varias voces contra la visita de Estado que debía realizar a Francia el 16 de junio por sus numerosas violaciones de los derechos humanos, el presidente argelino se comporta como una amante doliente que va a arrojarse a los brazos del enemigo del amante que la ha decepcionado. En Rusia, Tebboune ha quemado, cuando menos, las cartas de Argelia en sus relaciones internacionales. Mostró un desconocimiento total de la ética diplomática y de las cuestiones estratégicas. Dio la impresión de quejarse a Putin de Occidente, “pidiendo protección”.
Aparte de las calamitosas declaraciones de Tebboune, su viaje a Rusia no aportó nada a Argelia, aparte de un claro deterioro de sus relaciones con Europa y Estados Unidos. Los rusos lo ganaron todo. Jugosos contratos de armamento y un acuerdo estratégico que coloca a Argelia en el papel de vasallo de Moscú.

Aunque los intereses económicos de Argelia se encuentran en Europa, donde cuenta con numerosos socios comerciales, es seguro que esta sorprendente mejora de las relaciones argelino-rusas no resistirá a los intereses argelinos en Occidente y, sobre todo, a la dependencia de los dignatarios del régimen argelino de Europa, donde velan por su salud, sus cuentas bancarias y los bienes que han adquirido en nombre del erario público argelino.
Tebboune nunca ha tratado de preservar el equilibrio de las relaciones de su país en la escena internacional. Ha ido de un extremo al otro. Durante muchos años, las relaciones de Argelia con Rusia se limitaron al ámbito militar, sobre todo en materia de armamento. Por todo lo demás, siempre ha mantenido relaciones privilegiadas con Europa Occidental. Lejos de cualquier presión.
Incitado por el lenguaje indulgente de Putin, el jefe del Estado argelino pierde el equilibrio y da rápidamente la vuelta a la tortilla. Invitó a los empresarios rusos a invertir masivamente en su país. Incluso llegó a expresar su deseo de acabar con el dólar estadounidense y el euro alineándose con Rusia, que desafía cada vez más la supremacía del dólar en el comercio internacional. Las declaraciones laudatorias de Tebboune sobre Rusia y su deseo de acercarse lo más posible a este país, marginado en la escena internacional desde su invasión de Ucrania, han colocado a Argelia en una posición incómoda en la escena mundial.