El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, han mantenido su primera llamada telefónica desde que el nuevo presidente de Estados Unidos asumió el cargo. El nuevo inquilino de la Casa Blanca reafirmó que su prioridad es “la seguridad, la prosperidad, la salud y el estilo de vida del pueblo estadounidense” y “preservar un Indo-Pacífico libre y abierto”.
Biden también le trasladó su preocupación por “las prácticas económicas coercitivas e injustas de Pekín” y por los presuntos abusos de derechos humanos cometidos en la región de Xinjiang hacia la etnia uigur, así como la degradación de la libertad en Hong Kong y la agresividad hacia Taiwán.
Ambos mandatarios intercambiaron puntos de vista sobre la lucha contra la pandemia, y los “retos comunes de la seguridad sanitaria mundial, el cambio climático y la prevención de la proliferación de armas”, según el comunicado de la Casa Blanca. Áreas en las que ambas potencias se han mostrado abiertas a cooperar.

Según el ministerio de Relaciones Exteriores de China, Xi Jinping emplazó a Biden a “respetar los intereses fundamentales de China” y advirtió que “las cuestiones relativas a Taiwán, Hong Kong y Xinjiang son asuntos internos de China que conciernen a la soberanía e integridad territorial del país”. Xi a la vez mandó un mensaje conciliador afirmando que “trabajando juntos, China y Estados Unidos pueden traer beneficios para las dos naciones y el mundo” y que “la confrontación entre ambos sería, con toda seguridad, una catástrofe”, según informó el canal de televisión CGTN.
El Gobierno de Taiwán se ha quejado en repetidas ocasiones por los ejercicios militares que China lleva a cabo cerca de su costa. La isla es reclamada por China como territorio nacional desde que el Partido Comunista ganó la guerra civil y el bando nacionalista huyó a Taiwán. Taipei ha agradecido a Biden su preocupación por la situación de la isla.
En lo relativo a Xinjiang, el exsecretario de Estado, Mike Pompeo, poco antes de dejar el cargo, acusó a China de estar perpetrando un genocidio contra la etnia uigur, de religión musulmana. Según Pompeo disponían de información que aseguraba que la represión hacia dicha etnia venía produciéndose desde 2017.

La última llamada entre líderes de ambas potencias se produjo en marzo del año pasado. Desde entonces las relaciones se han desplomado a su peor nivel en décadas con Trump culpando a China de la pandemia de la COVID-19.
Durante la Administración Trump, Washington lanzó una serie de acciones contra Pekín, incluida una guerra comercial, sanciones contra funcionarios y empresas chinas como Huawei, y también ha desafiado los reclamos territoriales de China en el Mar Meridional.
Las autoridades chinas muestran un optimismo cauteloso ante la mejoría de las relaciones bilaterales ahora que Biden es presidente e instaron a Washington a reunirse próximamente. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China ha dicho que Xi confía en que las relaciones mejoren.
La Administración Biden ha dejado claro que continuará presionando a China, aunque se comprometen a adoptar un enfoque multilateral. Un alto funcionario estadounidense declaró a los periodistas antes de la llamada que el presidente se aseguraría de tener siempre una línea de comunicación abierta con Pekín.
La llamada tiene lugar después de que Washington consultara con aliados y socios para exponer sus mayores preocupaciones. Y también después de que el secretario de Estado, Antony Blinken, hablara por teléfono el pasado viernes con un alto diplomático chino, Yang Jiechi, que ocupó la cartera de Exteriores entre 2007 y 2013. Se trató del primer intercambio diplomático de alto nivel desde que el exsecretario de Estado Mike Pompeo se reuniera con Yang en Hawái en junio del año pasado.
Ya entonces Blinken adelantó la postura que mantendría la nueva Administración en lo relativo a defensa de los derechos humanos en Xinjiang, Tíbet, Hong Kong y las otras cuestiones abordadas por Biden en la llamada.

Justo antes de la conversación telefónica, Biden anunció la formación de un grupo de trabajo especial del Departamento de Defensa sobre China y ordenó revisar el enfoque estratégico del Ejército ante Pekín. “Tenemos que hacer frente a los crecientes desafíos que plantea China para mantener la paz y defender nuestros intereses en el Indo- Pacífico y a nivel mundial”, dijo el mandatario estadounidense.
No se prevé que la postura de Estados Unidos hacia China cambie sustancialmente. Biden, que llegó a llamar a Xi Jinping “matón” durante la campaña electoral, ha dicho que Pekín es el “competidor más serio” de Washington. Su Administración previsiblemente cambiará las formas, pero mantendrá el fondo del enfoque duro adoptado por Trump.
“Impedir que China reduzca la brecha de poder con Estados Unidos”, es el objetivo de la nueva Administración estadounidense según aseguró recientemente uno de los expertos más destacados en política china, Yan Xuetong.