El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, declarará, finalmente, ante la Audiencia Nacional, que investiga dos querellas contra él por presuntos delitos de lesa humanidad y genocidio. La presencia de Ghali en España ha provocado una grave crisis diplomática con Marruecos, que ha acusado al Ejecutivo español de llevar a cabo actos “contrarios al espíritu de asociación y buena vecindad”.
Las relaciones entre España y Marruecos se han caracterizado por ser más bien complicadas. Ambos países han vivido varias crisis diplomáticas, pero esta última no se puede reducir únicamente a la presencia del líder del Frente Polisario en territorio español. Es necesario remontarse meses atrás, cuando el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconocía la soberanía marroquí del Sáhara Occidental.
Donald Trump, poco antes de abandonar la Casa Blanca, anunciaba a través de su cuenta de Twitter que Estados Unidos reconocía el Sáhara como marroquí mientras que Marruecos normalizaba lazos con Israel. Un reconocimiento como este supone que la iniciativa de llevar a cabo un referéndum en la región se desvanezca. Después del apoyo por parte de Estados Unidos al país norteafricano, Marruecos esperaba una reacción en cadena por parte de los países europeos, fenómeno que no sucedió.

De hecho, el país alauí decidió cortar relaciones con el Gobierno de Alemania y sus instituciones públicas, a pesar de que no se especificaron los motivos concretos, el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita difundió una nota en la que hace mención a “malentendidos profundos (…) a propósito de cuestiones fundamentales para el Reino de Marruecos”. La prensa marroquí apuntaba que el motivo detrás de esta decisión se desprendía de la colocación de la bandera del Frente Polisario, durante unas horas, en la fachada del Parlamento regional de Bremen (Alemania).
En el caso español, la tensión con Marruecos ha ido en aumento también desde el reconocimiento de Trump de la soberanía marroquí sobre el antiguo protectorado español. Madrid no se ha posicionado en el asunto del Sáhara Occidental tras el anuncio del expresidente estadounidense, y este silencio no ha gustado en el país africano que decidió suspender la Reunión de Alto Nivel (RAN) que tradicionalmente mantienen Marruecos y España, y que iba a producirse el pasado 17 de diciembre en Rabat.
La coincidencia de esta decisión con el anuncio de Estados Unidos de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara invita a pensar que la noticia hubiese afectado a la hora de tomar la decisión. Pero, el ministro de Asuntos Exteriores marroquí ha transmitido que ambos países estaban de acuerdo, y que los motivos están "exclusivamente vinculados a la COVID-19". Esta reunión se ha ido posponiendo en el tiempo y al calor de los últimos acontecimientos no existe fecha prevista en un corto plazo.

La presencia de Brahim Ghali en la península ha supuesto el acento que ha hecho estallar la crisis diplomática que ya llevaba tiempo gestándose entre Marruecos y España. El líder del Frente Polisario ingresaba en un hospital de Logroño para ser tratado de coronavirus. Por su parte, el Ejecutivo español ha defendido la acogida de Ghali por “razones humanitarias”. Pero las explicaciones del Gobierno de Sánchez no han sido suficientes para Marruecos, que ha respondido desatando una “crisis migratoria” en Ceuta.
Desde Marruecos ya se habían enviado varios comunicados criticando la actitud de España con Brahim Ghali. Ante la inacción del Gobierno español, a ojos del país alauí, la apertura de las fronteras con Ceuta ha supuesto una llamada de atención que no ha pasado inadvertida. Desde que más de 8000 personas entraran de manera irregular a Ceuta y Melilla el intercambio de acusaciones entre ambos países ha sido constante y la tensión ha llegado a su punto más álgido.

El último capítulo en el caso de Brahim Ghali, es que éste ha aceptado declarar de manera telemática ante la Audiencia Nacional. Según recoge la agencia de noticias EFE, será el juez Santiago Pedraz el encargado de tomar declaración al líder del Frente Polisario por dos querellas interpuestas contra él por presuntas torturas de miembros del Frente Polisario contra la población saharaui disidente en los campos de Tinduf (Argelia).
Brahim Ghali está citado, según recoge también EFE, a las 10 de la mañana para responder sobre esta querella y más tarde lo hará por la segunda, impulsada por ASADEH en 2008 y que se acabó archivando en 2020 ante la falta de respuesta de Argelia a una petición cursada tres años antes. Tras contestar a las preguntas de las partes, las acusaciones prevén solicitar medidas cautelares contra Ghali para asegurar su permanencia ante la Justicia española.

Desde Marruecos han aplaudido esta noticia y consideran que se trata de una evolución de la cual toman nota, según recoge una declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí. Aun así, desde el Reino recalcan que “el fondo del problema es una cuestión de confianza rota entre socios. El fondo de la crisis es una cuestión de segundas intenciones hostiles de España con respecto al Sáhara”. Asimismo, en el comunicado exigen “una aclaración, sin ambigüedades, por parte de España de sus elecciones, sus decisiones y sus posiciones”.
La declaración de Brahim Ghali, así como las medidas que se establezcan se presentan decisivas para poder reorientar las relaciones entre España y Marruecos. A pesar de que el Reino alauí ya ha manifestado que espera explicaciones con respecto a la actitud del Ejecutivo de Sánchez, esta citación por parte de la justicia española puede suponer un punto de inflexión en la crisis entre España y Marruecos.