Chile y España están inmersos en un proceso que pretende estrechar sus relaciones bilaterales en el plano económico, de manera preferente en la vertiente de la industria aeroespacial.
La ocasión se produce cuando la sociedad chilena encara la segunda vuelta de los comicios para elegir a la persona que sustituirá al presidente Sebastián Piñera y que gobernará el país durante el periodo 2022-2026. Se enfrentan los dos políticos que han obtenido el mayor apoyo popular el pasado 21 de noviembre, cuya pugna electoral concluirá con la votación decisiva planteada para el 19 de diciembre.
Sea elegido el candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast, o el de la coalición Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, cualquiera de los dos o bien el ministro de Defensa del ganador protagonizará a principios de abril la inauguración de uno de los importantes activos empresariales de Chile, la Feria Internacional del Aire y del Espacio.

Más conocida a escala internacional como FIDAE, es el salón de referencia de Iberoamérica dedicado a la industria aeronáutica y espacial en sus vertientes civil y militar. En ella se dan cita cada dos años las principales novedades en el terreno de las aeronaves, sistemas de armas, equipamientos y servicios aeroportuarios, mantenimiento y tecnología espacial. La Feria está reservada a profesionales, pero se abre al público durante el fin de semana previo a su clausura.
FIDAE 2022 se celebra del 5 al 10 de abril en el aeropuerto internacional de Santiago, en instalaciones de la II Brigada Aérea de la Fuerza Aérea de Chile (FACh). Es el escenario en el que las empresas de España y del país anfitrión tienen previsto sentar las bases de una nueva etapa de cooperación industrial en materia aeroespacial. Al igual que en años anteriores, la Asociación de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE) organiza el pabellón nacional que acoge la mayor parte de las importantes propuestas que formula la industria nacional.

Entre los campos de actividad que España y Chile han identificado con mayor potencial de colaboración están los relativos a la simulación, la gestión del tráfico aéreo (ATM) y la ciberseguridad. Así ha quedado reflejado en el IV Foro Aeroespacial organizado por la Fundación Chile-España, que se ha celebrado en la Universidad de Salamanca y ha estado dedicado a los nuevos retos del sector aeronáutico.
En opinión del presidente de la citada Fundación, Emilio Gilolmo, las vertientes aeronáutica y espacial poseen unas “enormes” perspectivas de crecimiento entre los dos países, a la vez que existen “oportunidades y desafíos que hay afrontar”. Pero para que lleguen a ser realidad, requieren una importante “colaboración público-privada y política”, ha recordado el embajador de Chile en Madrid, Roberto Ampuero.
Desde su conocimiento del sector, el subdirector general de Transporte Aéreo del ministerio de Transportes, David Benito, corrobora que la aviación del futuro va a estar basada en la “sostenibilidad y la innovación”, premisas que ya “lo eran antes de la pandemia y ahora son el caballo de batalla”, asegura.

En ese sentido, la sociedad tecnológica española Indra, con más de 35 años de experiencia en sistemas de simulación y con más de 200 simuladores entregados a medio centenar de clientes de 25 países, propone alcanzar acuerdos en el campo de los entrenadores. “No solo ahorran grandes de cantidades de CO2, sino que ofrecen un alto nivel de formación a los pilotos con un coste 3 veces inferior al de los simuladores”, recalca Enrique Castillo, director de desarrollo de negocio de gestión del tráfico aéreo de la compañía.
En la esfera de la ciberseguridad, GMV percibe posibilidades en lo que se refiere al intercambio de datos y de información, que desde el conocimiento de Manuel Pérez Cortés, director general de Defensa y Seguridad de GMV “es la tendencia clave en todo el ámbito aeronáutico”. Y en el área de tráfico aeronáutico, el director de Servicios de Navegación Aérea de ENAIRE, Enrique Maurer, resalta las ventajas de las tecnologías digitales desarrolladas para el concepto de Cielo Único.

La referencia más cercana de FIDAE no es el salón de 2020. Estaba programado del 31 de marzo al 5 de abril para conmemorar el 40 aniversario de la Feria, pero no llegó a celebrarse. Tuvo que cancelarse a escasas fechas de su inauguración por causa de la pandemia por COVID-19, que ya había comenzado a dejar sentir sus estragos.
Los datos más próximos corresponden a la edición de 2018, que contó con una presencia de 533 empresas expositoras de 59 países y la asistencia de más de 123.000 profesionales y público. En exhibición estuvieron 138 aeronaves, que se podían contemplar de forma estática y parte de ellas evolucionaron en el aire en las demostraciones en vuelo.
A cinco meses de la apertura de puertas de FIDAE 2022 ya hay comprometidos “más de 400 expositores de 46 naciones y está confirmada la visita de más de 180 delegaciones oficiales”, asegura la organización. Pero la edición del próximo año es todo un reto para Chile. De algún modo supone empezar de nuevo, aunque el director ejecutivo del evento, el coronel de aviación Francisco Ramírez Goñi, no tiene duda de que será un éxito y permitirá “que FIDAE mantenga su posición de liderazgo en el hemisferio Sur”.

Las relaciones aeronáuticas industriales entre Chile y España se remontan a finales de los años 70, cuando la Fuerza Aérea del país andino negoció un lote de una cuarentena de reactores biplaza C-101. Diseñados y fabricados por Construcciones Aeronáuticas SA, CASA ‒hoy integrada en Airbus‒, entraron en servicio en la FACh en 1981. Empleados como aviones de entrenamiento o de apoyo táctico a tierra con la denominación A/T-36 Halcón, a lo largo de los años han sido sometidos a importantes mejoras por parte de ENAER, la Empresa Nacional de Aeronáutica de Chile.
Como contrapartida, el Ejercito del Aire español se dotó con una flota semejante de aviones biplaza T-35 Pillan, que significa Demonio en dialecto mapuche. Catalogados E-26 Tamiz, en su inmensa mayoría vuelan en la Escuela Elemental de la Academia General del Aire de San Javier, el centro que imparte la formación militar y de vuelo a los futuros oficiales españoles. Aparato diseñado y desarrollado por ENAER, España adquirió este modelo a principios de los años 80 y fueron ensamblados en Getafe por la que hace varias décadas era CASA y hoy es Airbus.

La Armada y el Ejército de Chile también cuentan con polimotores de transporte y patrulla marítima españoles C-212, CN-235 y C-295. La empresa chilena ENAER fabrica estructuras para el último de los citados. Además, tiene en pleno desarrollo y ya en vuelo el Pillan II, que para el director ejecutivo de la compañía, Henry Cleveland, representa “todo un desafío”. Embarca tecnología digital, nuevos motores, cámaras infrarrojas y puntos de amarre para armas convencionales y misiles, lo que le convierte en la opción nacional que se plantea a las FACh como nuevo avión de entrenamiento, patrulla armada y también para la exportación.