Como ha cambiado el terrorismo yihadista en España desde el 11M
Alex Erquicia
Pie de foto: Miembros de la Unidad de Intervención Especial de la Guardia Civil.. AFP PHOTO / PEDRO ARMESTRE
El fenómeno internacional del terrorismo yihadista se ha transformado en España desde el 11M hasta nuestros días convirtiéndose en una prioridad para la seguridad y defensa nacional (y global) sin precedentes. La importancia de la cuestión terrorista en el caso español es de diversa índole: desde el hecho de que con 268 haya sido el país que más víctimas por terrorismo registrara en la Unión Europea entre los años 2000 y 2018 (incluyendo las víctimas de los últimos atentados de ETA) hasta la publicación este año, por primera vez y como parte de la estrategia política de una ciudadanía más informada y activa en la lucha antiterrorista, de una nueva Estrategia Nacional contra el Terrorismo (más información: El yihadismo foco de acción).
Las lecciones, los mecanismos de respuesta a los atentados, y las operaciones antiterroristas ha colocado a España "como un referente internacional en la materia", segúnel ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en alusión a la investigación de la Policía Nacional tras el 11M y durante la presentación del libro Yihadismo y yihadistas en España. Quince años después del 11-M. La versión digital del libro lanzado por el Real Instituto Elcano se puede acceder aquí. El libro es un análisis empírico basado en datos sobre los 215 yihadistas condenados o muertos en España entre 2004 y 2018 (200 de ellos fueron condenados en la Audiencia Nacional).
Pie de foto: Guardias civiles, dirigen a un hombre detenido, sospechoso de usar las redes sociales para reclutar activistas en Melilla, el 24 de febrero de 2015. REUTERS/Jesus Blasco de Avellaneda
Para lograr un estudio detallado de las tendencias, de continuidad o de cambio, los autores del libro -el director del programa sobre radicalización violenta y terrorismo global del think tank Fernando Reinares, y los investigadores del mismo Carola García-Calvo y Álvaro Vicente- han decidido subdividir el anális sobre los yihadistas en dos periodos según las fases recientes del yihadismo global: por una parte, los detenidos o fallecidos hasta 2011 (año en el que Osama bin Laden, fundador y hasta entonces líder de al-Qaeda) y, por otra, aquellos detenidos o fallecidos desde 2012.
"El año 2012 marcó un antes y un después, con la movilización de yihadistas europeos en la guerra de Siria", dijo García-Calvo durante la presentación. "Entre 2004 y 2011, a los yihadistas en España les movían las actividades y la propaganda del yihadismo global relacionado de uno u otro modo con al-Qaeda, única matriz de dicho movimiento entonces existente. Entre 2012 y 2018, ya escindido en dos ese movimiento y convertido en bipolar, Daesh es la organización que ha predominado en la radicalización y el reclutamiento de yihadistas en nuestro país", lee el libro.
Hay muchas transformaciones del terrorismo global yihadista en España, entre las que el libro destaca tres. La primera de ellas es el hecho de que los yihadistas dejaron de ser fundamentalmente inmigrantes de primera generación y procedentes de países con poblaciones mayoritariamente musulmanas, en especial de Marruecos, como sucedía hasta 2011. Así se produce la irrupción de yihadistas adscritos a las segundas generaciones (que habían nacido o crecido en España y al margen de que tuviesen o no la nacionalidad española) y, con ellos, el de un yihadismo homegrowno endógeno, una de las formas de operar que Daesh ha explotado desde 2012 en todo el mundo. En España, desde 2012 seis de cada diez yihadistas pertenecían a las segundas generaciones.
Pie de foto: Un presunto integrante de una célula terrorista acusada de matar a 15 personas en ataques en Barcelona es trasladado al Tribunal en Madrid, España, el martes 22 de agosto de 2017. AP Photo
El segundo hallazgo que han encontrado los autores en el libro Yihadismo y yihadistas en España. Quince años después del 11-Mes la continuidad en los factores que explican el proceso de radicalización violenta en al menos el setenta por ciento de los casos analizados. "Por una parte, la exposición, más a menudo en persona o cara a cara que online, a un agente de radicalización, por lo común alguien con trayectoria como activista o una figura de índole religiosa. Por otra parte, la existencia de vínculos afectivos previos con individuos ya radicalizados o en vías de radicalización, basados en relaciones sociales de vecindad, amistad o parentesco", según los autores.
La tercera faceta que subrayan los autores alude a la implicación terrorista en cédulas, grupos y redes. La diferencia es clara: hasta 2011, un noventa por ciento, de los casos estudiados, optaron por actuar dentro del territorio español, donde residían mientras que a partir de 2012 hasta cinco de cada diez optaron por irse a una zona de conflicto, en especial como combatiente terrorista extranjero. Este hecho tiene que ver con el atractivo y la accesibilidad del dominio que Daesh estableció en los territorios de Iraq y Siria. Dicha capacidad de recultamiento tiene que ver con el hecho de que "hay un componente líquido en la ideología de estos grupos que los hace atractivos incluso para gente que de entrada puede no ser musulmana, para gente que se siente inadaptada en sus sociedades y que lo mismo han nacido en un país musulmán que dentro de las fronteras europeas", como dijo el ministro Grande-Marlaska.
"Existe una tendencia hacia un mayor número de células, grupos y redes yihadistas, pero de menor tamaño", según dijo Álvaro Vicente. En todo caso, lo que si destacaron es que los diferentes grupos del ecosistema del yihadismo en España apenas se comunican entre sí (excepción: Madrid-Ceuta, en naranja, en el gráfico).
En cuanto al caso español de combatientes terroristas extranjeros, Interior calcula que hasta 234 yihadistas se han desplazado a la zona de Iraq y Siria para unirse a Daesh, desde donde ha estado basado. Del total 57 están ya fallecidos y 44 han retornado a territorio nacional y se mantienen bajo control policial, según apuntó la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, el pasado mes de noviembre en unas jornadas del Real Instituto Elcano. Sobre los restantes yihadistas españoles ciernen órdenes de busca y captura. Se calcula que existen entre 800 y 900 combatientes europeos en Iraq o Siria. El riesgo que supone el posible regreso a suelo europeo de estos yihadistas se perfila como uno de los principales retos para la comunidad internacional siguiendo el fin territorial de Daesh (más información: La derrota territorial de Daesh y el sueño de lograr la ideológica).
Las fuentes que han utilizado los autores del libro han sido informes policiales y demás documentos legalmente accesibles contenidos en sumarios y otros procedimientos o expedientes incoados en la Audiencia Nacional, así como las sentencias resultantes de los mismos, al igual que las vistas orales celebradas en dicho organismo jurisdiccional, único en España para instruir y enjuiciar delitos de terrorismo, incluido el terrorismo yihadista.
Pie de foto:Grande-Marlaska agradece a las FCSE su labor contra el Yihadismo en Españaen la presentación del libro 'Yihadismo y yihadistas en España 15 años después del 11M. Foto: @interiorgob.
Mientras tanto la lucha antiterrorista sigue adelante y los cambios se siguen produciendo. En lo que llevamos de año, por ejemplo, ya hay casi tantos detenidos como en la totalidad del año pasado - "sólo en 2018 fueron detenidas 29 personas en España por su presunta vinculación con este tipo de terror y en 2019 llevamos 20," dijo el ministro Marlaska.
En la búsqueda de finiquitar el terrorismo yihadista internacional se abre una nueva era con el riesgo de retorno de de combatientes terroristas extranjeros. La evolución del yihadismo global y de la amenaza terrorista se mueve rápido, lo importante es entender qué cambios, y continuidades, se producen para poder atajar la expansión del yihadismo. Es por ello que los yihadistas retornados, radicalizados en prisión y testigos protegidos, prioridades de la Estrategia contra el Terrorismo 2019, son claves en para detener el desarrollo ideológico del terrorismo yihadista y los que permitirán impulsar el proceso que se abre ahora de desradicalización.
