Prosigue la etapa convulsa en Sudán. La última jornada han perdido la vida en torno a 20 personas y más de un centenar han resultado heridas en las manifestaciones prodemocráticas contra el golpe de Estado efectuado el 25 de octubre de este año.
Las protestas se están dando en varias zonas del país, inclusive en la capital, Jartum, en la que, según un sindicato médico, 11 personas fueron acribilladas a balazos, entre ellas, una mujer.
El Comité de Médicos de Sudán ha comunicado en sus redes sociales que las fuerzas de seguridad sudanesas hicieron uso de munición real y de gas lacrimógeno dirigidos hacia los manifestantes.
Entre los fallecidos, siete de ellos murieron en Jartum Norte, dos personas en Jartum, y otra víctima en Omdurmán, además de los que fallecieron en los hospitales Al-Baraha y Ahmed Gasim.
Asimismo, se calcula que al menos 39 personas han muerto desde que se produjo el estallido del golpe militar.
Según testigos de la masacre, las fuerzas de seguridad apuntaban a "la cabeza, el cuello o el torso".
También, cientos de personas han sido heridas de diferente gravedad, muchos de ellos en estado “crítico”, según las autoridades sanitarias sudanesas.

Desde el comienzo de las protestas, el presente Gobierno militar ha imposibilitado las comunicaciones, cortando las vías telefónicas, internet, y bloqueando los puentes que comunican con la capital.
"El régimen golpista aísla a los sudaneses del mundo al cortar todos los medios de comunicación para cometer una masacre en nuestro pueblo", comunicó el Comité de Médicos.
Asimismo, según las autoridades sanitarias, las fuerzas de seguridad "han lanzado gases lacrimógenos sin preocuparse por la seguridad de los heridos, los enfermos y el personal médico", intentando asaltar el hospital de Alwad.
La coalición Fuerzas para la Libertad y el Cambio (FCC) ha expresado que la anulación de las comunicaciones pretende “encubrir” los “crímenes y violaciones” que se han llevado a cabo.
Sudán vive al borde de una nueva guerra, con una situación crítica desde que el pasado 25 de octubre, el general Abdel Fattah al-Burhan diera un golpe de estado.
Comenzó con la detención de cuatro ministros civiles del Ejecutivo, entre ellos, el jefe de gabinete y hasta ahora primer ministro, Abdalla Hamdok, que permanece en arresto domiciliario, y con la disolución de las instituciones.

Las protestas contra el Ejército, por parte del pueblo sudanés, se han saldado con más de 23 muertos y un incalculable número de heridos.
Los principales grupos revolucionarios del país han respondido al golpe de Estado, y decenas de miles de personas se han movilizado en ciudades de todo el país para defender una transición civil y democrática.
El país africano, aún no recuperado, arrastra las secuelas de anteriores conflictos.
A todo esto hay que sumar un golpe de Estado fallido el pasado mes de septiembre llevado a cabo por altos mandos del ejército leal al expresidente Omar Hassan al-Bashir, que tras ser derrocado en 2019 después de 30 años de dictadura, fue sustituido por un consejo militar de transición que gobernaría durante un período de dos años, seguido de elecciones.
El expresidente sudanés llegó al poder en 1989, gobernando con un puño de hierro lo que fue el país más grande de África hasta 2011, año en que Sudán del Sur se separó.
Cuando tomó el poder, Sudán estaba en medio de una guerra civil de 21 años entre el norte y el sur. A esto habría que sumar el estallido de otro conflicto en la región occidental de Darfur, donde en 2003 rebeldes tomando las armas.

El expresidente Omar Hassan al-Bashir fue acusado de cometer atrocidades durante sus tres décadas de mandato contra miembros de las etnias fur, masalit y zaghawa como asesinato, exterminio, violación, tortura y crímenes de guerra en ataques a civiles en Darfur y saqueos de pueblos y aldeas.
La Corte Penal Internacional (CPI) lo denunció por crímenes de guerra y de lesa humanidad.
El éxito del golpe de Estado del 25 de octubre supondría un duro revés para las aspiraciones del pueblo sudanés de sentar las bases de un Gobierno democrático, así como de un Estado de derecho y consolidar el retorno del país a la transición democrática y a la apertura a la comunidad internacional.
A pesar de todo ha habido algún avance como el restablecimiento del servicio de internet. El servicio de internet se interrumpió en Sudán justo después del golpe de Estado militar del pasado 25 de octubre y ha permanecido así las más de tres semanas que han transcurrido desde entonces. El restablecimiento de este servicio tuvo lugar horas después de que un juez ordenara el arresto de tres directores de compañías de telecomunicación