Pablo Rubio
Pie de foto: Henri Konan Bédié (izda.) y Laurent Gbagbo (dcha.). Los expresidentes de Costa de Marfil se reunieron el lunes pasado en Bruselas. AFP
Un paso más para cerrar las heridas del pasado. Es la principal conclusión que se extrae de la reunión que han mantenido en Bruselas Laurent Gbagbo y Henri Konan Bédié, expresidentes de Costa de Marfil. Los dos políticos fueron desafortunados protagonistas de la crisis política y social que vivió su país después de las elecciones presidenciales del año 2010. Las acusaciones de fraude entre Gbagbo y su contendiente, el actual presidente Alassane Ouattara, degeneraron en una guerra civil. Más de 3200 personas, se estima, murieron en los combates. Gbagbo fue liberado el pasado febrero por la Corte Penal Internacional. Él y Bédié, que también participó en los comicios de 2010, han querido solidarizarse y honrar a las víctimas de forma conjunta en su primer encuentro desde el conflicto; un gesto en pos de la reconciliación nacional.
La reunión ha servido a los dos veteranos estadistas para criticar el estado actual de la política en Costa de Marfil. Su principal blanco ha sido el Ejecutivo de Ouattara. Gbagbo y Bédié han denunciado la injerencia que ejerce el poder sobre el funcionamiento de los partidos políticos. Ambos han pedido, además, la liberación de los “presos políticos, civiles y militares que hay en el país y el retorno seguro de los exiliados”. Igualmente, han reclamado una renovación estructural de la Comisión Electoral Independiente de cara a las elecciones presidenciales que se convocarán en 2020.
La proximidad de esta cita electoral ha levantado también ciertas especulaciones sobre el futuro más inmediato de Gbagbo y Bédié. ¿Es posible que se perfile una coalición entre ambos de cara al año próximo? El hecho de que los dos líderes estuviesen acompañados por nutridas representaciones de sus respectivos partidos -el Frente Popular Marfileño de Gbagbo y el Partido Democrático de Costa de Marfil de Bédié- da pie a que se plantee esta hipótesis, según el politólogo Sylvain N’Guessan, consultado por Jeune Afrique. Cabe recordar, no obstante, que Gbagbo tiene pendiente una pena de veinte años de prisión en su país, circunstancia que abriría nuevos interrogantes.
Desde el RHDP (Houphouetistas por la Democracia y la Paz), el partido de Ouattara, aseguran estar tranquilos. Adama Bictogo, próximo al presidente, ha manifestado al mismo medio: “Si hay alguien que debe tener miedo, debe estar en el seno de la oposición, porque unir a Bédié y Gbagbo… Eso es 1+1=1. Que se reúnan no aporta ningún valor añadido”.
Pie de foto: Un manifestante protesta contra Gbagbo el 3 de marzo de 2011 en Abiyán, en los últimos días de resistencia del expresidente. Yssouf Sanogo. AFP
Décadas de turbulencias
Antiguos enemigos políticos, Gbagbo y Bédié se cuentan entre las personalidades más importantes de la historia reciente de Costa de Marfil; una historia de inestabilidad política y social, alianzas endebles y polarización profunda. Sus respectivos caminos comenzaron a cruzarse en la década de los 90, a la sucesión del presidente Félix Houphouët-Boigny, considerado el padre del país. En las elecciones presidenciales de 1995, Gbagbo decidió boicotear la candidatura de Bédié, que resultó elegido prácticamente sin ninguna oposición. Después de un golpe de estado en el año 2000, llegaron nuevos comicios. Esta vez, venció Gbagbo. Bédié y Ouattara, sus dos rivales de más entidad, habían sido excluidos de la carrera. Un tanto para cada uno.
La primera década del siglo XXI fue convulsa en Costa de Marfil, con un pulso entre Gobierno, Ejército y grupos rebeldes que se prolongó desde 2002 hasta 2007. Las siguientes elecciones no se celebraron hasta 2010. Por primera vez, pudieron competir, en condiciones de igualdad democrática, los tres políticos más destacados de Costa de Marfil. Bédié quedó fuera en la primera vuelta, pero Gbagbo y Ouattara pasaron el corte. La campaña electoral para la segunda votación estuvo salpicada de constantes actos de violencia.
Llegó el día de ir a las urnas y, en un resultado insólito, los dos ganaron. Ouattara fue proclamado presidente por la Comisión Electoral Independiente con el apoyo de la sociedad internacional. Su candidatura también fue bendecida por Bédié, de nuevo enfrentado a Gbagbo. Sin embargo, el Consejo Constitucional invalidó el voto de algunas regiones del norte, lo que arrojó un resultado opuesto. Se dio la circunstancia de que los dos candidatos prestaron juramento el mismo día, el 4 de diciembre. Las negociaciones para resolver la inédita situación fueron infructuosas y el país se sumió en una guerra civil. Las fuerzas leales a Ouattara tuvieron que lanzar una ofensiva aeroterrestre sobre Abiyán, la principal ciudad del país, donde acabó atrincherándose Gbagbo. El expresidente fue detenido y depuesto en el mes de abril. Por el camino, quedaron un país profundamente dividido y más de 3000 muertos, entre militares y civiles.
Mientras Bédié se iba distanciando poco a poco de Ouattara, Gbagbo fue acusado en La Haya por crímenes contra la humanidad. Después de siete años en prisión preventiva, fue puesto en libertad condicional a principios del pasado mes de febrero. La reunión que se ha producido este lunes es su primera aparición pública junto a Bédié, su otrora gran rival político. El encuentro había sido planificado con meses de antelación, según la información de Jeune Afrique. Bédié se ha mostrado satisfecho por la absolución de Gbagbo en La Haya y ha invitado al expresidente a formar parte del futuro político de su país: “Deseo su rápido regreso a Costa de Marfil a Costa de Marfil para que participe activamente en el proceso de reconciliación nacional”. A poco más de un año para elegir presidente, es todo un aviso a navegantes.