Decenas de personas se manifiestan frente al Banco Popular de Marruecos al grito de 'El Rif está en lucha'

Alba Camazón// @albarakatapun

Fotos: Alba Camazón

Todo empezó en octubre de 2016, cuando Mohcine Fikri, vendedor de pescado, murió aplastado dentro de un camión de la basura mientras intentaba recuperar su mercancía, que había sido requisada. Desde entonces, la población rifeña se ha movilizado cada vez más en Marruecos y en otras ciudades europeas de Noruega, Bélgica, Países Bajos, Francia y España, entre otros países.

Entre la multitud que acudió a la manifestación convocada el dos de junio en Madrid se encontraban dos trabajadores del Banco Popular de Marruecos (Banque Chaabi) en Madrid. Dos días más tarde, recibieron una carta de despido. El Comité de Apoyo al Hirak en Madrid se ha personado este miércoles frente al Consulado de Marruecos y a la oficina de la sucursal para mostrar su disconformidad y solicitar el cierre de sus cuentas en dicha entidad bancaria. “¿Dónde está la libertad de expresión?”, pregunta uno de los manifestantes, Nourath, originario de Alhucemas. “Yo quiero vivir y hablar con libertad en mi tierra”, asegura.

Seima, una joven de 24 años, explica que el pueblo rifeño está “cansado de ser un cero a la izquierda. Solo pedimos universidades, hospitales, fábricas para trabajar… No queremos la independencia, solo queremos ser valorados”. Otro manifestante, Abdel Hamid, que asegura que las movilizaciones son pacíficas y ciudadanas, añade otra demanda: “Queremos que se detenga la militarización de la zona”. Las exigencias son, para Nourath, las mismas “que las que pidieron nuestros abuelos en 1958”.” ¿Vamos a seguir agachando la cabeza? Estamos en el siglo XXI, basta de miedo”, replica el rifeño.

Varios manifestantes firman un documento en el que solicitan el cierre de sus cuentas en el Banque Chaabi. Cuando intentan entrar en la sucursal, un miembro de las fuerzas del orden españolas les explica que es mejor que entren de tres en tres para evitar un conflicto con la entidad bancaria. Una vez en la puerta, custodiada por varios trabajadores del banco, les piden que entren de una en una. Naziha es la primera en entrar.

Los cánticos continúan: “No podemos permitir que aplasten nuestros derechos”, “si tocan a uno, nos tocan a todos”, "abajo los muros de las prisiones. Están llenos de luchadores”. Una mujer se acerca a los manifestantes y les grita: “Si venís a España, tenéis que adaptaros a nuestra cultura. Y si no, os volvéis a vuestro país”. Una chica comienza a responderle a voces y el resto del grupo, junto a los policías, tranquilizan a ambas mujeres. “Yo soy española y llevo hijab (pañuelo). ¿A dónde se supone que me tengo que ir?”, esgrime la joven, con lágrimas rabiosas en los ojos.

Esta lucha por los derechos de los rifeños no es exclusiva de Alhucemas u otras ciudades rifeñas. “En Rabat han salido miles de personas, y no todos son rifeños. La mitad de Marruecos está con nosotros”, explica Sara, de 26 años.

Naziha, la mujer que había entrado en la sucursal bancaria, sale con los documentos en la mano. “He estado una hora en la oficina intentando cerrar mi cuenta. Me han puesto todas las excusas del mundo”, explica la mujer, ataviada con un vestido rojiverde, como la bandera marroquí. Naziha es la única que consigue darse de baja durante el acto.

Seima, de origen tetuaní, se muestra muy combativa: “Luchamos por los derechos de todos, no solo de los rifeños. No sé si lo conseguiremos, pero no vamos a parar. No sé si esto va a durar un mes, dos, tres, un año, dos años… pero a los rifeños nadie nos calla”.

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