La Unión Europea renueva sanciones a Rusia

El paquete de sanciones seguirá hasta principios de 2026
Bandera de la Unión Europea - PHOTO/FILE
Bandera de la Unión Europea - PHOTO/FILE
  1. Acuerdos de paz de Minsk

Cada seis meses desde 2014 por la crisis del este de Ucrania, la guerra y la violación de los acuerdos de paz de Minsk, la Unión Europea (UE) renueva la duración y la extensión del paquete de sanciones que emitió a Rusia por unanimidad de los 27 Estados miembro.

Algunas de las sanciones que la UE ha impuesto son la restricción del mercado exterior ruso, la prohibición de transacciones y la suspensión de licencias de radiodifusión en la UE o el uso de armas químicas en Ucrania. 

En esta ocasión, se han añadido medidas como la congelación de más de 230.000 millones de dólares de activos del Banco Central ruso. Cinco entidades bancarias rusas se ven afectadas tanto en territorio de la UE como fuera.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, recomendó que se sancione también el comercio petrolífero, la flota petrolera y las cadenas de suministro rusas que contribuyen a la fabricación de armas.

De esta forma, también se prohibió la venta de armas y tecnología que pueda usarse con fines militares y se restringió la presencia rusa en el sector petrolero.

Por otro lado, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, vetó un nuevo paquete adicional de sanciones relacionado con la importación de gas. Porque su país necesita el suministro de gas que proviene de Rusia y pretendía presionar a la Comisión Europea para que se lo garantice antes de frenar toda importación de gas ruso para 2027. Una postura que se opone a la corriente generalizada de sanciones contra la rusia de Vladimir Putin.

Acuerdos de paz de Minsk

La condición de la UE para retirar las sanciones económicas es que Rusia cumpla los acuerdos de Minsk en su totalidad. Algo que, desde su promulgación, Rusia no ha cumplido.

Según el medio El Orden Mundial, “los acuerdos de Minsk son dos pactos firmados en 2014 y 2015 por representantes de Ucrania, Rusia, la República Popular de Donetsk (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL) para poner fin a la guerra del Donbás, en el este de Ucrania”. En ese momento, la máxima prioridad era el alto el fuego entre el Ejército ucraniano y las fuerzas prorrusas de la RPD y la RPL. 

El primero contó con el apoyo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. Tras el fracaso del anterior, al segundo se sumaron Francia y Alemania junto al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. 

Cuando estallaron las disputas entre los separatistas prorrusos y Ucrania, Rusia aprovechó para anexionarse Crimea en 2014. Por la escalada de la contienda bélica, el Grupo de Contacto Trilateral sobre Ucrania, presidido por Petró Poroshenko, se apresuró a unas negociaciones diplomáticas que parasen el problema, dando lugar a los acuerdos de paz de Minsk.

A pesar de que la medida no es del todo popular en Ucrania, la Unión Europea ve los acuerdos como una solución muy importante en cuanto al conflicto existente entre ambos países.

No obstante, Rusia no ve por qué tiene que seguir las condiciones de estos acuerdos ya que no se considera parte directa de la problemática. Además, incide en que las regiones del Donbás se merecen más autonomía y reclama su ascendencia sobre el territorio.