El enfrentamiento entre Fayez Sarraj y Fathi Bashagha puede desestabilizar más el país norteafricano

Dudas en Libia por las disensiones dentro del GNA

AFP/MAHMUD TURKIA - Fotografía de archivo, el primer ministro del Gobierno de Unidad de Libia, Fayez Sarraj (Derecha), habla con el ministro del Interior, Fathi Bashagha (Izquierda), durante la ceremonia de graduación de los nuevos cadetes de los guardacostas en el puerto de Trípoli, el 3 de enero de 2019

Los habitantes de Trípoli y del oeste de Libia están amenazados por un nuevo conflicto entre las milicias de Fayez Sarraj, primer ministro del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), y las de Fathi Bashagha, ministro del Interior cesado de su cargo.

Según el medio Jeune Afrique, la decisión de Sarraj de echar de su puesto a otro hombre fuerte del GNA como Bashagha, después de que miles de manifestantes salieran a las calles por la situación de Libia y se produjeran graves altercados ante la represión efectuada, podría desencadenar un nuevo conflicto entre las milicias en Trípoli y en el oeste de la nación libia. Choque que podría ser grave para los civiles.

El 28 de agosto, Fayez Sarraj anunció que había suspendido al ministro del Interior, acusando a este último de otorgar permisos a manifestantes para organizar protestas contra el poder. La decisión también tuvo que ver con la represión llevada a cabo y los disparos contra manifestantes en la capital tripolitana. 

Desde su regreso de Turquía, país aliado del GNA en su guerra contra el Ejército Nacional libio dirigido por el mariscal Jalifa Haftar, Fathi Bashagha había manifestado su frustración con el primer ministro Fayez Sarraj, movilizando a sus grupos armados de Misrata. 

Los acontecimientos apuntan a una escalada de tensiones entre las poderosas milicias de las dos partes, que algunos temen que puedan culminar en un enfrentamiento militar dentro del propio seno del GNA, que es reconocido desde 2016 por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y que cuenta con el citado apoyo militar de Turquía (a través de mercenarios a sueldo adscritos supuestamente a grupos ligados en el pasado a entidades terroristas como Daesh o Al-Qaeda) y financiero de Qatar. 

El desfile militar producido durante la llegada de Bashagha el sábado desde Turquía a la capital Trípoli, bajo la protección de unos 300 vehículos militares que viajaron a la base de Mitiga para acompañarlo, fue señal de la tensión creciente entre las facciones del exministro del Interior y las del primer ministro.

En declaraciones en el aeropuerto, Bashagha se refirió a los planes del GNA para que lo investiguen y se dirigió a una multitud de simpatizantes congregados en Mitiga: “Estoy listo para ser interrogado. No tengo nada que ocultar”. "La vida cotidiana en Libia es dolorosa", dijo, y atribuyó las dificultades del país a "la corrupción en todos los sectores", según recogió el medio The Arab Weekly. “No me opongo a ningún grupo o individuo. Me refiero a un fenómeno enfermo que se llama corrupción”, indicó. 

Bashagha dijo más tarde que cumpliría con la investigación del GNA y prometió que continuaría su lucha contra la corrupción, dentro y fuera del Gobierno. Fathi Bashagha argumenta que fue suspendido debido a su oposición abierta a la corrupción dentro de la institución estatal, y agregó que en repetidas ocasiones ha pedido al Ejecutivo que establezca un programa integral para resolver las diversas crisis del país.

El sábado, Fayez Sarraj nombró un nuevo ministro de Defensa y jefe del Ejército después de que Bashagha fuera suspendido, en medio de protestas callejeras contra los servicios públicos y las condiciones de vida deficientes. Varios analistas vieron en el movimiento de Sarraj un intento de contrarrestar un supuesto golpe de Estado del ministro del Interior.

Las sospechas de que Turquía está desempeñando un papel en el supuesto complot golpista crecieron después de que Bashagha y Khaled al-Mishri, presidente del Consejo Supremo de Estado, viajaran a Ankara hace unos días en una visita que no fue coordinada con Sarraj.

Estimados en unos 17.000, sus fuerzas están bien armadas y endurecidas por las batallas libradas contra el Ejército de Haftar durante la guerra de Trípoli. Bashagha intentó previamente presionar a Sarraj acusando a las milicias leales a él de atacar a los manifestantes en la capital.

Cualquier enfrentamiento entre las milicias de Trípoli, que son en gran parte leales a Sarraj, y las milicias de Misrata, en su mayoría leales a Bashagha, supondría un grave desafío para ambas partes. 

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