La situación en Oriente Medio se vuelve a tensar al máximo después de la última operación de Estados Unidos en Irak en la madrugada del viernes que acabó con la muerte de Qasem Soleimani, comandante de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, y de Abu Mahdi al-Muhandis, vicepresidente de las milicias chiíes iraquíes Fuerzas de Movilización Popular (FMP). El presidente norteamericano Donald Trump autorizó el ataque que fulminó en Bagdad a ambos líderes proiraníes.
Un ataque con misiles mediante aviones no tripulados contra una comitiva de vehículos fue el medio a través del cual el Ejército de EEUU acabó con la vida de Soleimani y Al-Muhandis en las inmediaciones del aeropuerto internacional de Bagdad, según confirmaron fuentes del Pentágono y también de la propia milicia chií de las FMP. La Guardia Revolucionaria de Irán (cuerpo de élite del Ejército iraní) también confirmó los decesos mediante un comunicado emitido por la agencia de noticias FARS. En su cuenta oficial de la red social Twitter, las FMP indicó que el vehículo en el que viajaban su vicepresidente y Soleimani fue objetivo de un ataque aéreo en la carretera del aeropuerto internacional.
Según una fuente del aeropuerto de Bagdad consultada por la agencia Efe, otras siete personas perecieron, incluidas dos de nacionalidad iraní.

Soleimani era una figura destacadísima de las Fuerzas Armadas persas, en 1979 se unió a la Guardia Revolucionaria y desde 1998 era comandante de las Fuerzas Quds y responsable de las operaciones militares en el exterior de Teherán. Considerado como el cerebro de la actividad terroristas de Irán fuera de sus fronteras, además, era visto por los líderes occidentales como el nexo de unión de Irán con otras milicias chiíes como Hizbulá en Líbano o Hamas en Palestina y señalado como un personaje clave en la influencia regional de Irán y en el aumento del peso específico del régimen de los ayatolás en países conflictivos de la zona como Irak o Siria.

El Pentágono estadounidense asumió enteramente la responsabilidad del ataque, que fue ordenado por el mismísimo presidente Trump. Según la autoridad de Defensa de EEUU, el bombardeo iba dirigido contra Soleimani con el objetivo de “disuadir futuros planes de ataque iraníes”. "El general Soleimani estaba desarrollando activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidenses en Irak y en toda la región", señaló el Pentágono en un comunicado citado por medios locales. "Estados Unidos continuará tomando todas las medidas necesarias para proteger a nuestra gente y nuestros intereses en cualquier parte del mundo", agregó la nota oficial, que señaló que esta acción "tenía como objetivo disuadir futuros planes de ataques iraníes".
Medios estadounidenses como Newsweek y CNN ya habían informado que Trump autorizó el jueves por la mañana la operación, que se produjo en medio de la escalada de tensión entre Washington y Bagdad después de que seguidores y miembros de las FMP asaltaran la Embajada de EEUU en Irak el 31 de diciembre en represalia a la ofensiva llevada a cabo por el Ejército norteamericano contra cinco instalaciones de la milicia chií Kata’ib Hizbulá (KH) que acabó con la vida de 25 combatientes y dejó más de 50 heridos; que a su vez fue anunciada por la Administración norteamericana como una respuesta al atentado en Kirkuk contra una base militar de la coalición internacional que lucha contra el terrorismo yihadista, en el que falleció un contratista civil estadounidense.
Allegados de las víctimas mortales del grupo paramilitar chií atacaron la Embajada norteamericana con el lanzamiento de varios objetos y la destrucción de las cámaras de vigilancia, lo que provocó la evacuación de parte del personal diplomático y el cierre de la legación; situación que acabó a las pocas horas con la retirada de los asaltantes por orden de los dirigentes de las FMP, respetando la petición que habían hecho autoridades gubernamentales de Irak.
El Pentágono considera que KH es responsable de los ataques que, desde mediados de octubre, tienen como objetivo bases militares e instalaciones gubernamentales donde se encuentra personal estadounidense que apoya al Ejército iraquí. Precisamente, la víctima mortal Al-Muhandis, además de dirigir las FMP, fue fundador y líder a su vez desde 2003 del grupo paramilitar de KH, integrado en las propias Fuerzas de Movilización Popular.

Trump estuvo guardando silencio ante la operación desplegada y se limitó a publicar en su cuenta de Twitter una imagen de la bandera de su país. Por su parte, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, exigió que se informe al Congreso sobre los próximos pasos a seguir por parte del Gobierno de Donald Trump, incluido el posible aumento del número de efectivos militares en la región del Golfo.

Mientras, Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, destacó la celebración en las calles por parte de ciudadanos iraquíes ante la noticia de la muerte de Soleimani. Y es que, en este sentido, Irak estaba siendo el escenario en varios de sus enclaves más importantes de multitudinarias manifestaciones desde el 1 de octubre contra las autoridades gubernamentales por la falta de oportunidades y de servicios básicos en muchas zonas del país y por la injerencia externa de países como EEUU e Irán, acusados por la ciudadanía de utilizar a la nación en su beneficio propio. Unas protestas que derivaron en violencia y represión por parte de las fuerzas de seguridad y que han dejado ya más de 1.000 muertos y unos 20.000 heridos.
La influencia de Irán es palpable, sobre todo sobre la esfera chií iraquí, representada en figuras como la del clérigo Muqtada al-Sadr, íntimamente ligado al régimen de los ayatolás y con gran ascendencia sobre una parte importante de la población.

La postura de Estados Unidos últimamente ha venido determinada por hacer frente a la extensión de la injerencia en Oriente Medio de Irán, a quien se acusa de estar amenazando la seguridad internacional con su actitud beligerante. El régimen persa ha sido señalado a lo largo de los últimos meses por estar detrás de incidentes relacionados con petroleros en aguas del Golfo y de ataques contra infraestructuras petrolíferas y aeroportuarias en Arabia Saudí (principal representante de la rama suní del islam, rival de la otra corriente chií, representada por Irán). Situación derivada de las sanciones políticas y económicas que impuso EEUU al Estado persa a cuenta de los incumplimientos del pacto nuclear firmado por estos países y Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China en 2015, el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) por el que se limitaba el programa atómico iraní.
Tras el ataque que acabó con la vida de Soleimani y Al-Muhandis, se han endurecido las medidas de seguridad cerca de la Embajada de Estados Unidos en Bagdad, alojada en la Zona Verde, zona de máxima seguridad donde se ubican edificios oficiales y delegaciones de los países más importantes en la capital iraquí, en previsión de cualquier posible represalia por los asesinatos acometidos.

Además, el aeropuerto internacional de Bagdad ha retomado la normalidad y la vuelta al trabajo de su personal horas después de que se cerrase debido al bombardeo selectivo materializado por EEUU contra el jefe de las Fuerzas Quds.
Por otro lado, el primer ministro dimisionario de Irak, Adel Abdel-Mahdi, condenó el ataque que Estados Unidos realizó esta madrugada en Bagdad; en un comunicado aseguró que "llevar a cabo operaciones de ajuste de cuentas contra figuras de liderazgo iraquíes y de un país hermano en suelo iraquí constituye una violación flagrante de la soberanía iraquí y un ataque a la dignidad del país". Justo en un momento en el que Irak padece una situación de desgobierno tras la renuncia al cargo de primer ministro del propio Abdel-Mahdi y también la del presidente de Irak, Barham Saleh.
La respuesta de la República Islámica de Irán no se ha hecho esperar y su líder, el ayatolá Ali Jamenei, aseveró que quienes asesinaron a Qasem Soleimani se enfrentarán a una “dura venganza”.
En una nota oficial difundida por medios iraníes, Jamenei señaló a la "gente más cruel de la tierra" por este ataque al "honorable" comandante que "luchó valientemente durante años contra los males y los bandidos del mundo". "Su fallecimiento no detendrá su misión, pero los criminales que han manchado sus manos con la sangre del general Soleimani y de otros mártires en el ataque del jueves por la noche deben esperar una dura venganza", agregó el líder.
Jamenei resaltó durante esta jornada que el "mártir Soleimani es una figura internacional de la resistencia, y todos los devotos de la resistencia son ahora sus vengadores". "Todos los amigos y enemigos deben saber que el camino de la yihad de la resistencia continuará con doble motivación, y una victoria definitiva espera a quienes luchan en este camino", destacó Jamenei en este comunicado.

El ministro de Defensa de Irán, el general Amir Hatami, también prometió este viernes que se vengará de "todos los que están detrás del asesinato". "Sin lugar a duda, este crimen atroz, que es una prueba contundente de la naturaleza malvada del Gran Satanás, el arrogante Estados Unidos y su apoyo total al terrorismo en la región e Irak, será respondido de una manera aplastante", afirmó el representante ministerial persa.