Una primera toma de contacto que ha servido para sentar unas “reglas básicas” en la relación entre ambos países

Estados Unidos y Rusia: un encuentro de mínimos

photo_camera AP/SAUL LOEB - El presidente Joe Biden y el presidente ruso Vladimir Putin, llegan para reunirse en la 'Villa la Grange'

Evitar una nueva Guerra Fría era lo que tanto Estados Unidos como Rusia querían conseguir. La cumbre bilateral que tuvo lugar en Ginebra (Suiza) pretendía representar un primer paso en el deshielo de unas relaciones que habían llegado a su nivel de máxima tensión desde exactamente la época de la Guerra Fría. Una cita de marcada importancia de la que no se esperaban avances significativos sino simplemente un primer paso en la normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Las predicciones sobre el encuentro se cumplieron en su gran mayoría. Las diferencias entre Estados Unidos y Rusia son en muchos asuntos insalvables, como pueden ser los Derechos Humanos, Ucrania o la represión de la oposición. Pero se llegaron a algunos acuerdos de mínimos sobre la vuelta de los embajadores a sus respectivas legaciones, así como mejorar el marco de control de armas nucleares.

El presidente estadounidense, Joe Biden, llegaba a la cumbre con su homólogo, Vladimir Putin, con unas alianzas renovadas. El mandatario estadounidense habría coincidido con los líderes del G7, así como con los diferentes mandatarios en la OTAN y finalmente con los representantes de la Unión Europea. Durante los diferentes encuentros, Biden ha lanzado siempre el mismo mensaje: “América está de vuelta, y al lado de sus aliados”. Una vuelta de hoja a la estrategia que había llevado el anterior presidente estadounidense, Donald Trump, que apostó por las relaciones bilaterales y el aislacionismo de Estados Unidos.

Atalayar_Cumbre Joe Biden y Vladimir Putin

Sin embargo, Joe Biden, ha colocado a su país de vuelta en la senda del multilateralismo y lo ha hecho a lo grande, siendo su primer viaje al extranjero una gira europea en la que ha intentado recuperar la confianza de sus aliados atlánticos que se había visto gravemente dañada con Trump. Además, ha aprovechado este viaje para colocar a China en el seno del debate internacional, elevando al país a la categoría de “amenaza para Occidente”. Por lo que el presidente estadounidense llegaba a Ginebra con unas alianzas completamente renovadas y reforzadas, es decir, con la retaguardia bien cubierta ante su inminente encuentro con Vladimir Putin.

Tanto Estados Unidos como Rusia ya han asumido hace mucho tiempo que nunca serán aliados y que sus políticas tanto a nivel interno como en el exterior son antagónicas, pero Joe Biden llegaba a la cumbre con la intención de establecer unas “reglas básicas” que permitiesen una relación con el Kremlin “estable” y “predecible”. Estados Unidos ha identificado a China como la verdadera amenaza del siglo XXI, mientras que a Rusia la ha relegado a la categoría de “desafío”. Para Joe Biden esta cumbre pretendía escenificar una primera toma de contacto, así como establecer unas normas de juego y poder centrar todas sus energías en el gigante asiático, sin que Moscú represente más que una pequeña molestia.

Ambos mandatarios coincidieron, una vez finalizado el encuentro, en que había resultado “positivo” y “constructivo”. Una cita que se esperaba larga por la cantidad de temas candentes que había sobre la mesa, pero que finalmente no llego a durar ni cuatro horas y el diálogo directo solo dos, presagiando el poco entendimiento entre ambos. Efectivamente, pocos fueron los asuntos en los que ambos mandatarios coincidieron, y es que ni siquiera ofrecieron una rueda de prensa conjunta, un detalle que denota clara desconfianza.

Atalayar_Cumbre Joe Biden y Vladimir Putin

El primero en valorar la cumbre fue el presidente ruso, Vladimir Putin, que describió al presidente estadounidense, Joe Biden, como un "estadista experimentado, muy diferente de Trump”. Biden, por su parte, recalcó que su “agenda no era contra Rusia” y que seguirá elevando la voz en defensa de los “derechos fundamentales”. Entre los temas a los que se llegaron a algún tipo de entendimiento, que fueron sustancialmente pocos, fue mejorar el control de armas nucleares, con especial hincapié en Irán. En palabras del propio presidente estadounidense: “acordamos trabajar juntos en ese sentido porque es tan importante para los intereses de Rusia como para los nuestros".

Actualmente las conversaciones sobre la vuelta al pacto nuclear con Irán se encuentran estancadas. Tanto Washington como Moscú formaban parte del acuerdo de 2015, del que el ex presidente estadounidense, Donald Trump, decidió salirse de manera unilateral el pasado 2018. Ambos países vuelven a formar parte de las negociaciones en curso para facilitar la vuelta al acuerdo.

Asimismo, durante el encuentro acordaron la reapertura de corredores humanitarios en Siria. Rusia, aliado clave del presidente sirio Bachar al-Asad, tiene actualmente el veto clave cuando el Consejo de Seguridad de la ONU vote el mes que viene sobre la prórroga de la autorización del paso fronterizo de Bab al-Hawa entre Turquía y el noroeste de Siria, controlado por los rebeldes, el último paso de ayuda al país.

Atalayar_Cumbre Joe Biden y Vladimir Putin

Otro de los temas a los que se llegó a un acuerdo fue la ciberseguridad, de vital importancia para el presidente estadounidense, que ha acusado a Moscú de estar detrás de múltiples ciberataques contra infraestructuras críticas del país, el último obligó a parar el gran oleoducto Colonial de la costa Este, una de las mayores arterías energéticas de Estados Unidos. Por lo que, según ha anunciado el presidente Vladimir Putin, ambos mandatarios han acordado iniciar consultas sobre ciberseguridad.

En esta línea, Joe Biden, ha marcado unas claras líneas rojas en cuanto a ciberseguridad. El presidente estadounidense ha transmitido al mandatario ruso la existencia de 16 infraestructuras estratégicas que deben quedar exentas de los ciberataques y advirtió de que en caso de que esas líneas rojas no se respetaran Estados Unidos tiene "una capacidad cibernética significativa" y responderá.

Atalayar_Cumbre Joe Biden y Vladimir Putin

Entre los temas en desacuerdo, todos los demás. El caso del opositor Alexei Navalny, que actualmente cumple una pena de prisión de dos años y medio ha sido uno de los principales puntos de discrepancia entre ambos mandatarios. El presidente Biden recalcó que habría "consecuencias devastadoras" para Rusia si Navalny moría en la cárcel. Mientras que el mandatario ruso contestó ante las acusaciones de las restricciones en las libertades políticas en Rusia, comparando el caso de Alexei Navalny con las detenciones tras el asalto del Capitolio en Estados Unidos, el pasado 6 de enero.

Ucrania, otro de los grandes temas espinosos, quedó sin resolver. Mientras que Vladimir Putin se mostró poco dispuesto a hacer concesiones sobre la creciente presencia militar de Rusia cerca de la frontera oriental de Ucrania, Estados Unidos insistió en su "compromiso inamovible con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania". En definitiva, un encuentro en el que hubo mucho ruido y pocas nueces. Estados Unidos y Rusia se tomaban el pulso y se miraban a la cara por primera vez desde que Joe Biden llegara a la Casa Blanca. Una primera toma de contacto que ha servido para sentar unos “mínimos” en la relación entre ambos países, y que le sirve a Estados Unidos para centrarse en China, país que considera como la amenaza más directa. 

Más en Política