El expresidente es obligado a abandonar la sala ante un esquivo Xi Jinping, que blinda su liderazgo al frente del Partido

¿Indisposición o purga en directo?: Hu Jintao, sacado a la fuerza del Congreso del Partido Comunista Chino

photo_camera AFP/NOEL CELIS - El expresidente Hu Jintao interpela a Xi Jinping al ser forzado a abandonar el vigésimo Congreso del Partido Comunista Chino, Pekín (China), 22 de octubre de 2022

Nadie esperaba sorpresas en el vigésimo Congreso del Partido Comunista Chino (PPCh). Los acontecimientos seguían el guion preestablecido. Xi Jinping saldría reelegido para un tercer mandato, los cuadros del Comité Permanente serían renovados y los planes del actual mandatario quedarían refrendados en los estatutos del Partido. Pero entonces ocurrió algo extraño, el expresidente Hu Jintao era obligado a abandonar la sala en contra de su voluntad en una insólita escena en la que opuso resistencia a dos ujieres. 

Pasadas las 11.00 hora local, las 08.00 horas en la España peninsular, el que fuera secretario general de PCCh entre 2002 y 2012, de 79 años, protagonizó una escena inédita en el Gran Salón del Pueblo de Pekín. Minutos antes de que diera comienzo la votación para incluir las tesis de Xi Jinping como enmiendas en los estatutos del Partido, Hu era abordado por un bedel que trató de convencerle para desalojar su asiento en primera línea del hemiciclo, a la izquierda del actual mandatario. 

Durante un minuto y 19 segundos, el expresidente forcejea con uno y luego dos funcionarios. Parece descolocado y se muestra reacio a salir. El resto de cuadros del Partido, sentados a uno y otro lado, miran de reojo la escena, atónitos. Pero los rostros son asépticos. Mientras, los contados periodistas en la sala graban. Las imágenes darán la vuelta al mundo en cuestión de minutos. Ante la falta de información, se desata la rumorología. ¿Qué puede haber ocurrido? ¿Está indispuesto el expresidente o es objeto de una nueva purga de Xi Jinping? 

“Hu Jintao es un hombre muy mayor que necesita asistencia para moverse”, señala en conversación con Atalayar el sinólogo y miembro del patronato de la Fundación Qili, Andrés Herrera-Feligreras. Se dice que padece párkinson, aunque no han trascendido detalles oficiales sobre su estado de salud. “Además, lleva una década retirado de la política, desde que dejó la presidencia y la secretaría general del Partido, precisamente en manos de Xi”, añade el analista. 

Quizá por ese motivo, Hu no es un hombre que pueda liderar una revuelta interna, aunque cuente con apoyos en el escalafón superior del Partido. “Es difícil que represente, en realidad, un peligro para el actual presidente. Entre otras cosas porque parte de las políticas impulsadas por Xi están basadas en el legado de Hu, en conseguir un Estado más social. De hecho, Hu sentó las bases de lo que después haría Xi”, explica Herrera-Feligreras. 

La imagen en sí es difícil de explicar. “¿Qué necesidad tiene Xi de purgar a su antecesor de esa forma?”, se pregunta el sinólogo tras presenciar un Congreso que ha certificado “una mayor centralización del poder en China”. La autoridad, que antes emanaba del Partido, está en manos de Xi Jinping. Ningún líder ha tenido tanto control sobre el aparato desde Mao. Así lo ha demostrado este vigésimo Congreso, en el que ha revalidado su mandato y se prepara para colocar a perfiles xiístas en el Comité Permanente.

Hu Jintao

Xi superará el periodo máximo de una década al frente de China, algo que ninguno de sus predecesores consiguió, ni siquiera Hu Jintao. Hasta 2018 regía una norma constitucional que limitaba el poder a dos mandatos de cinco años. Xi modificó esa parte de la Constitución para eliminar barreras. Ahora, con este tipo de acciones, podría estar mandando un mensaje nítido en clave interna, pero, sobre todo, a nivel externo: él es la única fuente de autoridad. Comienza una nueva era que poco o nada tiene que ver con la anterior.

Para Herrera-Feligreras, este tipo de eventos están bien diseñados. “Los dirigentes chinos saben que todo el mundo está mirando, las discrepancias no se muestran ahí”, opina el analista, que cree que la salud de Hu “estaría empeorando y le han sacado para salvar la cara”. Algunas voces apuntan que quien desaloja al expresidente es su asistente personal, pero no está del todo claro. Habrá que ver si reaparece en próximos actos institucionales o vuelve a ser mencionado en discursos oficiales. Será la prueba del algodón.

Las interpretaciones mayoritarias del discurso de apertura del presidente resaltaban sus críticas con respecto de la década en el poder de Hu. Xi subrayó, entre otros asuntos, la excesiva burocratización del Partido durante su presidencia. Sin embargo, el sinólogo no percibió ningún atisbo de crítica. “Estaba describiendo cómo estaba el país hace 10 años porque pretendía poner el acento en los logros de su mandato”, sostiene Herrera-Feligreras. 

En la red social china Weibo, las menciones a Hu Jintao y las imágenes de su retirada forzada de la sala habían desaparecido a primera hora de la tarde. 

Tras su ascenso al poder, Xi Jinping lanzó una cruzada interna contra la corrupción en el seno del Partido. Una maniobra interpretada por sus críticos como un intento de depurar a cuadros y facciones rivales. Decenas de miles de miembros de alto, medio y bajo rango fueron detenidos y encarcelados tras ser acusados de corrupción, una práctica sistémica en el aparato de poder chino. Cayeron “moscas” y “tigres”. Y precisamente, uno de los condenados fue Ling Jihua, quien fuera jefe de gabinete del presidente Hu Jintao

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