Iván Guarasa
A finales del julio del año 1990, tuvo lugar una reunión entre la embajadora de EEUU en Iraq, April Glaspie, y Saddam Hussein. En aquella conversación la embajadora Glaspie dijo “Tengo instrucciones directas del presidente para intentar mejorar las relaciones entre nuestros países. No tenemos intención de participar en los conflictos árabes, como el conflicto de Kuwait. La cuestión de Kuwait no tiene nada que ver con Estados Unidos”. Una semana después el Ejército iraquí entró Kuwait.
Aparte de este hecho, a mediados de junio de 1990, Iraq acusó al Emirato de Kuwait de “escamotearle” petróleo mediante perforaciones inclinadas debajo de la frontera de ambos países. También pidió que se le indemnizara con la condonación de la deuda que había adquirido con Kuwait durante la guerra con Irán en los años 80, ya que, durante la revolución islamista de Jomeini, el país árabe se convirtió en el principal aliado económico de Iraq.
La deuda contraída con Kuwait ascendía a varios miles de millones de dólares. Después de terminar la guerra contra Irán, el Emirato pidió que se devolviera el dinero prestado pero el Gobierno de Iraq, en graves dificultades económicas, no podía hacerse cargo de la deuda. En el año 1989 se mantuvieron encuentros bilaterales pero no se llegó a ninguna solución. El emir kuwaití, Yaber al-Ahmad al-Yaber al Sabah, se negó a cumplir las exigencias de Saddam.
Entre el 31 julio y el 1 de agosto de 1990 tuvo lugar en la ciudad de Yeda, en Arabia Saudí, una cumbre entre la diplomacia de ambos países para llegar a un acuerdo. Sin embargo, Iraq tenía un contingente en la frontera con Kuwait de más de 100.000 hombres. Este hecho dificultó las negociaciones, presididas por el presidente egipcio Hosni Mubarack, que terminaron en la ruptura de las relaciones diplomáticas entre estos dos países vecinos.
En la madrugada del dos de agosto de 1990 el ejercito iraquí cruza la frontera terrestre de Kuwait. Columnas de más de 500 carros de combate y 90.000 soldados avanzaron desde el norte del país hasta la capital de Kuwait. Iraq tenía material militar moderno vendido principalmente por Rusia, aunque Francia también suministraba cazas de superioridad aérea como los Mirage F1. Escuadrones de cazabombarderos (Su-22, Mig 23, Su-25) atacaron, conjuntamente con los helicópteros de ataque Mil Mi-24, bases aéreas y varios puntos estratégicos.
Una de las batallas más duras que tuvo lugar en esta “guerra relámpago” fue la del Palacio de Dasman, la residencia del Emir de Kuwait. Una vez el palacio fue asaltado, el ejercito iraquí tomó el puerto de al-Ahmadi que es de donde sale más del 70% del petróleo kuwaití.
El día siete de agosto de 1990, después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara la resolución 660 por la que se le exigía al líder iraquí que ordenara una retirada de las tropas de Kuwait, se inició la operación “Tormenta del Desierto”. Las primeras unidades de la Fuerza Aérea llegaron a Arabia Saudí a la espera de que Sadam Hussein diera un paso atrás y retirara las tropas. No fue así, ya que se creía capaz de ganar en una guerra a la Coalición Internacional compuesta por treinta países y liderada por EEUU.
La Coalición Internacional se inclinó por una guerra donde la superioridad la tuvieran los ataques aéreos y no los terrestres. Estados Unidos venía de perder la guerra de Vietnam y no quería que se repitiera la misma estrategia. Por lo tanto, Gran Bretaña envió a Arabia Saudí el nueve de agosto dos escuadrones de aviones compuestos por cazas de defensa aérea Tornado F3 y aviones Jaguar de ataque a tierra, un total del 24 unidades. En los días siguientes también enviaron aviones de reconocimiento marítimo y aviones cisterna VC10. Aparte de la fuerza aérea, la coalición concentró en la frontera con Iraq más de 550.000 soldados, alrededor de 3.500 carros de combate y más de 4.000 sistema de artillería y lanzamisiles.
A finales de febrero Iraq se rindió y aceptó las condiciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Por fin, el tres de marzo de 1991 en la base aérea de la ciudad iraquí de Safwan, se firmó el alto el fuego. La Primera Guerra del Golfo había acabado. Esta guerra tuvo como consecuencia prioritaria la creación de un nuevo orden mundial basado en las reglas. Como dijo el presidente George Bush una Commonwealth de la libertad gobernada por el imperio de la Ley.