El inicio de la nueva sesión en la Asamblea General de Naciones Unidas ha coincidido con una serie de protestas en Nueva York contra algunos líderes mundiales, como el nuevo presidente peruano Pedro Castillo o el somalí Abdullahi Mohamed. Sin embargo, la figura de Ebrahim Raisi, junto con otras personalidades relevantes iraníes como el ayatollah Jamenei, se ha situado en el foco de las manifestaciones.
Con pancartas con frases como “Ebrahim Raisi debe ser investigado por crímenes contra la humanidad” o “un Gobierno de terroristas”, decenas de personas recorrieron las calles neoyorquinas mostrando su rechazo a la nueva Administración iraní. También, según imágenes y vídeos publicadas por la organización Iraníes Estadounidenses por la Libertad, varias furgonetas recorrieron las avenidas de la ciudad con fotografías de Raisi y paneles en los que acusan a Irán de “promocionar el terrorismo”, “asesinar a homosexuales” y “oprimir a las mujeres”.
Raisi está vinculado con asesinatos en masa y torturas contra disidentes en la década de 1980, cuando el actual presidente era jefe del Poder Judicial del país. Por otra parte, varios ministros de su Administración han sido sancionados por Estados Unidos. Incluso uno de ellos, Ahmed Wahidi, ministro del Interior, ha sido acusado de participar en el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994. En el ataque contra el centro judío de Buenos Aires fallecieron 85 personas. Los manifestantes también señalaron a Jamenei como uno de los artífices de las masacres de opositores políticos en 1988.

En las protestas también hubo mensajes a las potencias occidentales, a las que pidieron que impusieran sanciones al régimen iraní. Asimismo, más de 400 académicos iraníes-estadounidenses, enviaron una carta al presidente estadounidense, Joe Biden, instándole a pedir un juicio contra Raisi ante un tribunal internacional.
Washington ha prometido responsabilizar a Teherán por sus acciones del pasado, igualmente, la ONU ha hecho varios llamamientos a favor de los derechos humanos en Irán, no obstante, la comunidad iraní en Estados Unidos ha lamentado la falta de acción.
Por otra parte, la diáspora iraní se ha manifestado en otros lugares del mundo mientras Raisi se dirigía a la Asamblea General de la ONU. Ciudades como París, Londres, Bruselas, Vancouver o La Haya han sido testigos de protestas contra el abuso sistemático de los derechos humanos por parte del régimen de Teherán.

Las ejecuciones en masa de 1988 es un acontecimiento que está muy presente entre los iraníes que se oponen al régimen. Antes de estas protestas, la comunidad iraní de Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa, organizaron exposiciones fotográficas en conmemoración de los ciudadanos asesinados. También, Maryam Rajavi, una líder de la resistencia contra el régimen de los ayatollas, inició en 2016 una campaña que buscaba justicia por los disidentes. Además, Rajavi encabezó una conferencia reciente en Suecia para lograr justicia. En esta cumbre participaron supervivientes de la masacre y algunos políticos europeos.
“La experiencia de los últimos 33 años es un testimonio. La futura historia será testigo de que el movimiento en busca de justicia para las víctimas de la masacre de 1988 ha superado el silencio y la complacencia de los cómplices del régimen”, aseguró la líder opositora.

“Instamos a la comunidad internacional, en particular a Suecia y a la Unión Europea, a reconocer la masacre de presos políticos como genocidio y crimen de lesa humanidad. Les pedimos que tomen las medidas necesarias para remitir este caso al Consejo de Seguridad de la ONU, poner fin a la impunidad y llevar ante la justicia a los responsables de este gran crimen, en especial a Ali Jameini y Ebrahim Raisi”, añadió.
El mandatario iraní calificó las sanciones de Estados Unidos como una “nueva forma de guerra”. Además, según Raisi, en esta época de inestabilidad económica debido a la pandemia del coronavirus, estas sanciones equivalen a “crímenes de lesa humanidad”.
El nuevo presidente también aprovechó los recientes acontecimientos en Afganistán y el asalto al Capitolio en enero para cargar contra Washington. “Desde el Capitolio hasta Kabul se ha enviado un mensaje claro al mundo: el sistema hegemónico de Estados Unidos no tiene credibilidad, ya sea fuera o dentro del país”, señaló Raisi. “Estados Unidos no sale de Irak y de Afganistán, es expulsado”, subrayó.

“Al mundo no le importa ‘Estados Unidos primero’ o ‘Estados Unidos ha vuelto’”, añadió, haciendo alusión a los lemas políticos de Donald Trump y Joe Biden, respectivamente.
Israel fue otro país al que Raisi criticó duramente. El clérigo iraní denominó al Estado hebreo “régimen ocupante sionista” y lo acusó de organizar “el mayor terrorismo de Estado, masacrando a mujeres y niños”.