Fue un accidente, pero se debió a causas ajenas al avión. El Boeing 737-800 de Ukraine International Airlines que se estrelló justo después de despegar de Teherán con 176 personas a bordo este martes fue derribado por un misil disparado por error. Es la conclusión a la que han llegado, con un alto grado de probabilidad, agentes de la comunidad de inteligencia de EEUU citados por la cadena televisiva CBS News, que ha sido el primer medio en dar la noticia.
El accidente tuvo lugar apenas unas horas después del lanzamiento de 22 misiles sobre las bases iraquíes de Ain al-Asad y Erbil. Los agentes de inteligencia citados dicen haber llegado a dicha conclusión -que consideran probable, pero no definitiva- en base a múltiples indicios. Según sus declaraciones, un satélite estadounidense detectó varias señales. Primero, constató que un radar comenzó a funcionar. Segundo, detectó el rastro infrarrojo de dos misiles que habían sido disparados desde tierra. Tercero, el mismo satélite captó la marca de una explosión.

Además, la revista Newsweek ha citado, igualmente, a una fuente del Pentágono, otra de la comunidad de inteligencia estadounidense y otra de la inteligencia iraquí que tenían razones para pensar que el avión había sido alcanzado por un misil tierra-aire TOR M-1 de fabricación rusa; una hipótesis en la que ya habían incidido las autoridades ucranianas.
Dado que, en las horas previas, Irán había descargado el ataque contra las bases de Ain al-Asad y Erbil, no habría sido extraño que sus sistemas de defensa antiaérea hubiesen estado activos. El cohete TOR M-1, que se integra en plataformas de lanzamiento del modelo SA-15, tiene un alcance de 500 kilómetros y está especialmente diseñado para detectar y atacar blancos en movimiento.

Donald Trump ya ha hecho sus primeros comentarios al respecto. “Tenía mis sospechas”, ha comentado el presidente de Estados Unidos. “Es algo trágico, pero alguien podría haber cometido un error al otro lado”, ha añadido el mandatario, en referencia a los sistemas de defensa iraníes.
También Irán ha reaccionado. Según la corresponsal de CBS News en Teherán Elizabeth Palmer, la autoridad de aviación civil del país ha desmentido las afirmaciones hechas por los agentes de inteligencia estadounidense. Además, una página web asociada a la Guardia Revolucionaria han tildado sus conclusiones de “conspiración cocinada por los enemigos de Irán”.

Desde que se produjo el incidente, el régimen de los ayatolás ha negado cualquier tipo de implicación en los hechos. Sin embargo, representantes del Gobierno han recalcado que no tienen la intención de hacer público el material que haya quedado registrado en las cajas negras del avión, lo que ha alimentado muchas especulaciones.
El avión derribado cubría la ruta entre Teherán y Kiev. No se han encontrado supervivientes. La mayoría de los fallecidos eran iraníes, ucranianos o canadienses. Un grupo de 45 expertos enviados por el presidente ucraniano Volodimir Zelensky ya se encuentra en Teherán para llevar a cabo su propia investigación sobre el siniestro del vuelo PS752. Por su parte, Reino Unido, que tiene tres nacionales entre las víctimas, está examinando informes “muy preocupantes”, según fuentes de Downing Street citadas por The Guardian. En la misma línea se ha manifestado el primer ministro canadiense Justin Trudeau, que comparte las conclusiones de la inteligencia estadounidense.