El avión no tripulado, denominado Kian, es de fabricación iraní, desarrollado y probado por especialistas militares persas

Irán presenta nuevo dron de alta precisión para reconocimiento y ataque

photo_camera AFP PHOTO/HO/ EJERCITO IRANÍ - El general de brigada Alireza Sabahifard (C), comandante de la Fuerza de Defensa Aérea del Ejército de Irán, presentando el nuevo avión no tripulado llamado Kian, durante una ceremonia en la capital Teherán

Irán presentó un nuevo dron capaz de descubrir y atacar objetivos con gran precisión fuera de las fronteras del país persa. El nuevo aparato fue bautizado con el nombre de Kian y es producto del diseño y trabajo de los expertos de la Fuerza de Defensa Aérea iraní.

Alireza Sabahifard, general de brigada de la Fuerza de Defensa Aérea, hizo los honores en la presentación pública en Teherán del nuevo avión no tripulado del Ejército persa, que es de fabricación propia. 

Los medios oficiales iraníes cubrieron el acto de presentación del nuevo dron con el objetivo de ofrecer una demostración pública de fuerza dentro del marco de la escalada de tensión que se vive en Oriente Medio. El propio Alireza Sabahi explicó que el dron es de fabricación propia y que ha sido diseñado, construido y testado por especialistas militares iraníes. 

Existen dos versiones del aparato; en una de ellas, el dron puede alcanzar altas velocidades “para fines de localización e identificación” de objetivos; mientras, la otra sirve para llevar a cabo ataques precisos mediante vuelos de larga distancia. 

Kian es capaz de volar a una altitud de hasta 5 kilómetros y cubrir distancias superiores a los 1.000 kilómetros, lo que supone una auténtica amenaza para posibles objetivos mucho más allá de la frontera del país persa. 

A este nuevo ingenio militar, se suma que el régimen de los ayatolás ya presentó recientemente, el 10 de agosto, un nuevo sistema de vigilancia capaz de rastrear drones y misiles balísticos y de crucero. El nuevo radar, denominado Falaq, fue desarrollado por expertos iraníes debido a la falta de repuestos y la imposibilidad de reparar los sistemas de vigilancia antiguos, debido a las sanciones políticas y económicas impuestas por Estados Unidos, tras el abandono el año pasado por parte del gigante norteamericano del pacto nuclear que se suscribió con Irán en 2015, el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), por el que se limitaba el programa atómico iraní a cambio de beneficios políticos y económicos. 

Esta imposición de sanciones fue el detonante de la actual situación que se arrastra en Oriente Medio con conflictos diversos que afectan a la seguridad marítima en aguas del golfo Pérsico y que amenazan la estabilidad mundial. Unas medidas sancionadoras clave, sobre todo las referidas al comercio de petróleo, principal fuente de financiación de Irán; como, por ejemplo, fue el fin de las exenciones de las que disfrutaban varios países en torno a la compra del petróleo iraní.

Tanto gran parte de la comunidad internacional como de la comunidad árabe han responsabilizado a Irán de los últimos sucesos vividos con petroleros y cargueros, que sufrieron ataques y retenciones diversas que han entorpecido el comercio mundial de crudo, generando una inestabilidad diplomática que ha puesto a Irán en el ojo del huracán ante parte de la comunidad internacional. 

De hecho, se puso en marcha recientemente la Operación Centinela, una misión destinada a proteger el área del estrecho de Ormuz, principal zona de paso del comercio mundial de petróleo. EEUU es el abanderado de esta iniciativa, de la que Reino Unidos, Bahréin y Australia participan como aliados. El recientemente nombrado secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark T. Esper, anunció el comienzo de la denominada Operación Centinela (Sentinel, en inglés), que persigue el objetivo de garantizar “la libertad de navegación por el estrecho de Ormuz” y “la seguridad de los barcos que atraviesan esta vía”.  Esper ya explicó ante los medios de comunicación que su nación no busca “conflictos con Irán”, sino formas de relacionarse con ellos “diplomáticamente”, mientras se protege esta importante zona marítima en aguas del Golfo. 

Por su parte, Irán, que ya amenazó hace meses con bloquear el estrecho de Ormuz en respuesta a las sanciones recibidas, sigue poniendo de manifiesto que exigen la retirada de las medidas punitivas como condición indispensable de cara a afrontar una negociación con los norteamericanos que pacifique la región de Oriente Medio. Algo que, lejos de cumplirse, no ha sido tenido en cuenta al parecer por la Administración norteamericana del presidente Donald Trump, la cual redobló la apuesta y sumó hace poco a su lista de sanciones económicas a dos grupos empresariales y varios individuos encargados de suministrar componentes para el programa de misiles iraní. 

El tema del conflicto con Irán sigue, por lo tanto, muy candente. Prueba de ello es cómo se trató en profundidad el asunto en la pasada cumbre del G7, donde hubo contactos multilaterales para abordar la problemática. 

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