Islamistas, modernistas e izquierda moderada se sitúan como principales favoritos en las legislativas tunecinas
Por Mohamed Sahli
Foto: Dos militares vigilan la votación en un colegio electoral en la capital tunecina.
Cerca de 5,3 millones de tunecinos estaban llamados a las urnas el domingo 26 de octubre para elegir el primer Parlamento democrático de 217 diputados en Túnez después de la caída del dictador Zine El Abidine Ben Ali, en 2011. Los resultados oficiales de los comicios se comunicarán el próximo 30 de octubre. De momento, según algunas encuestas y previsiones poselectorales, dos son las fuerzas que se sitúan como favoritas: el movimiento islamista Ennahda, liderado por Rachid Ghanuchi, y la formación modernista de centro Nida Tounes (El llamamiento) de Beji Caïd Essebsi, exprimer ministro de la transición de febrero a diciembre de 2011. Bastante por detrás llegarían la Unión Patriótica Libre (UPL) del empresario liberal y multimillonario Slim Riahi, que en otro tiempo apoyó a Muamar Gadafi, y el Congreso para la República (CPR, izquierda moderada) fundado por el actual presidente tunecino, Moncef Marzouki. Habrá que ver los resultados que consiguen las dos formaciones favoritas y otros partidos, entre los que se encuentran expartidarios de Ben Ali, que no quieren ser meros convidados de piedra en la fiesta poselectoral. Todo indica que ninguna fuerza tendrá mayoría absoluta ni capacidad suficiente para gobernar en solitario. Si se confirma esta previsión, los partidos tendrá que negociar y pactar un gobierno de coalición que funcione y resuelva los problemas del país. Los comicios legislativos y después las presidenciales del 23 de noviembre cerrarán una etapa que empezó hace casi cuatro años con el derrocamiento de Ben Ali durante la denominada ‘Revolución de los Jazmines’, que fue el preludio de la ‘Primavera Árabe’ y en Túnez empezó en la localidad de Sidi Bouzid. Un total de 90 partidos de diversos credos ideológicos y políticos se inscribieron para la carrera electoral en un país donde las tres principales tendencias, aunque no las únicas, son el islamismo político posibilista y defensor de las nuevas instituciones, los modernistas de derecha e izquierda y el centroizquierda alejado de viejas tentaciones insurreccionales.
Grave situación socioeconómica
La grave situación económica condicionó todo el proceso electoral. Túnez es un país donde la pobreza golpea a amplios sectores sociales, 15% de la población activa está sin trabajo y 33% de los jóvenes universitarios no tienen ni presente ni futuro. Una situación así, en la situación concreta de Túnez en estos momentos, genera pesimismo y no ideas revolucionarias. A pesar de que, estadísticamente, la situación social ha mejorado respecto al pasado más cercano y de la ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI), la vida es dura para millones de tunecinos. La amenaza del terrorismo yihadista, que se manifestó una vez más dos días antes de los comicios con la muerte de un policía y cinco rehenes, es otro de los graves problemas que sufre el país norteafricano. En este contexto, las primeros previsiones de participación electoral dieron un resultado de 50,84%. Unos 50.000 policías y 30.000 militares controlaron la seguridad de la votación en todo el país. Según informó la emisora ‘Mozaíque FM’, el Ejército mantuvo un colegio electoral cerrado, en la ciudad de Kasserine, por motivos de seguridad. El Gobierno de Mehdi Jomaa puso en marcha una célula de crisis para supervisar la jornada electoral y reforzó la seguridad en las fronteras con Libia. La directora de la Red Europea para las Elecciones en el Mundo Árabe, Violette Daguerre, denunció algunas irregularidades en varios colegios electorales, pero en general la jornada transcurrió sin incidentes. Por otra parte, la Justicia egipcia condenó el pasado domingo a 23 militantes favorables a las libertades democráticas a tres años de cárcel y una multa de unos 1.000 euros (10.000 libras egipcias) por infracción a la ley sobre las manifestaciones, vandalismo y otros delitos. Los 23 condenados fueron detenidos en una manifestación “ilegal” delante del Palacio presidencial de Al Itihadia, en la periferia de Heliópolis.