El ministro de Defensa israelí Benny Gantz viajó a Estados Unidos para reunirse con diferentes altos cargos del Ejecutivo de Joe Biden y abordar temas de vital importancia para el país hebreo como Irán o Hamás. Gantz se reunió, en primer lugar, con el Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, en la Casa Blanca, donde ambos discutieron la "necesidad de promover la estabilidad regional deteniendo la agresividad iraní, mientras se fortalece la alianza de los moderados, y protegiendo el Borde Militar Cualitativo de Israel", según escribió en su cuenta de Twitter el ministro de Defensa.
Gantz se convierte así en el primer político israelí que visita la Casa Blanca desde que Joe Biden se convirtiera en presidente. Durante esta visita también tuvo oportunidad de mantener una reunión con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, así como con distintos miembros del Comité de Asuntos Públicos Israel-Estados Unidos (AIPAC).

El ministro de defensa israelí hacía hincapié en Irán antes de su reunión con Blinken. “En estos mismos días, Irán sigue desarrollando armas nucleares y contribuye a todas las milicias de Oriente Medio. Permítanme ser claro, Irán es, ante todo, un problema global y regional. Y también es una amenaza existencial para Israel, como declaran abiertamente sus propios dirigentes", señalaba Gantz ante los medios de comunicación.
En un comunicado de la Casa Blanca posterior a la visita de Benny Gantz el Ejecutivo de Joe Biden remarcaba “el apoyo inquebrantable del Gobierno estadounidense al derecho de Israel a defenderse y el compromiso de reforzar todos los aspectos de la asociación de seguridad entre Estados Unidos e Israel, incluido el apoyo al sistema Cúpula de Hierro”. Y es que uno de los principales objetivos de Gantz en esta visita era pedir 1.000 millones de dólares a Estados Unidos para reponer su sistema de defensa antimisiles, así como otros suministros militares, cuyo arsenal se ha visto disminuido tras 11 días de ofensiva contra Hamás.

Asimismo, la cuestión Palestina no pudo ser obviada en este encuentro y el Asesor de Seguridad estadounidense, Jake Sullivan, destacó la importancia de garantizar que la ayuda humanitaria inmediata pueda llegar a la población de Gaza y acordaron que ambos países seguirían estrechamente comprometidos en las próximas semanas para avanzar en sus prioridades estratégicas en la región.
Mientras tanto en Israel la formación de un nuevo Gobierno sin el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, sigue en la cuerda floja. Netanyahu está decidido a pelear hasta el último momento y continúa presionando a las esferas más derechistas de la coalición. El primer ministro en funciones ha centrado sus esfuerzos en dos miembros del partido de Yamina, Ayelet Shaked y Nir Orbach, y dos del partido Nueva Esperanza, Zeev Elkin y Sharren Haskel.

Por lo que el tiempo corre en contra de Bennet y Lapid, decididos a reforzar el “Gobierno del cambio”, que temen que cuanto más se retrase la votación en el Parlamento (Knesset) más probabilidades hay de que Netanyahu consiga su objetivo. Ambos han centrado todos sus esfuerzos en conseguir que la votación tenga lugar lo antes posible, ya que la presión va en aumento. Las manifestaciones contra este nuevo Gobierno de coalición han sido especialmente intensas en los últimos días, y se han desatado sobre todo en los alrededores de los domicilios de Bennet, y los miembros del partido de Yamina.
De hecho, las amenazas han llegado hasta tal punto que el servicio de seguridad israelí, Shin Bet señaló que su unidad había colocado un destacamento de seguridad alrededor de Bennet, en respuesta a las amenazas contra su vida.