Juan Guaidó, el dirigente opositor autoproclamado presidente interino de Venezuela hace un año y reconocido en ese cargo por casi sesenta países (entre los que se encuentra España), ha sido reelegido presidente de la Asamblea Nacional (AN) tras días de mucha tensión en el Palacio Legislativo. El chavismo ha intentado por distintos medios evitar su reelección, llegando incluso a bloquear la entrada al Parlamento a Guaidó y a otros cien diputados cercanos al joven político y, supuestamente, promoviendo a otro parlamentario más afín como nuevo presidente.
Así, el legislador opositor venezolano Luis Parra, rival de Guaidó, se declaró el domingo presidente del Parlamento, ya que los leales a Guaidó no pudieron acceder a la primera votación en la AN. Al final, el martes, la mayoría opositora del Parlamento venezolano invistió de nuevo a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela después de que los diputados se abrieran paso hacia el Palacio Legislativo a la fuerza.

Guaidó renovó su cargo e hizo llamamientos a continuar con la presión social y convocó protestas callejeras contra el gobierno de Nicolás Maduro en el arranque del nuevo año: “La dictadura tratará de responder y debemos levantarnos. Avanzaremos ejerciendo la Presidencia encargada y también la presión interna. Jueves y viernes vamos a movilizarnos en actividades de calle, el sábado vamos a la calle, y el martes: ¡todos juntos a la Asamblea Nacional!”, escribió en un tuit tras la votación.
Hay quienes aseguran que las acciones para que Guaidó no pudiera acceder a la sede de la AN para ser reelegido presidente, por parte tanto de la bancada oficialista como de las fuerzas de seguridad (la Policía Nacional Bolivariana, PNB, y de la Guardia Nacional, GNB o policía militarizada) estaba coordinadas por el Gobierno de Maduro. Días antes de la sesión de votación la oposición había denunciado una persecución contra sus diputados, tanto judicial como de compra de voluntades, que ponía en riesgo alcanzar un quórum para poder reelegir a Guaidó.

La tensión empezó el pasado domingo, en la primera sesión del año de la Asamblea Nacional en la que debía elegirse la directiva que dirigirá la cámara en 2020, último año de sesiones para los diputados electos en diciembre de 2015, y a la que no se le permitió el acceso a Guaidó. Fue cuando la oposición venezolana mostró fisuras y llegó a ver como otro parlamentario asumía la pugna por el poder contra Guaidó. El diputado opositor Luis Parra, expulsado de su partido Primero Justicia (PJ) por sus supuestos vínculos con una trama de corrupción (gestiones para dar indulgencias a empresarios supuestamente vinculados al chavismo), se convirtió el domingo en el sorpresivo presidente de Parlamento venezolano.
Pero Guaidó declaró esa sesión nula y encabezó otra, en la que resultó reelegido como líder del Legislativo con 100 de los 167 votos en juego. Ese mismo día, Guaidó fue reelegido horas después como líder de la cámara en una votación parlamentaria en la sede del diario El Nacional. La tensión se mantiene en el ambiente y ahora las dos directivas se disputan el liderazgo del único poder que controla la oposición en el país.

Tanto el domingo como el martes y las fuerzas policiales impidieron a Juan Guaidó acceder al hemiciclo. En la sesión del martes, los opositores denunciaron la toma del Palacio Legislativo por las fuerzas de seguridad y ratificaron a Guaidó como su líder tras juramentarlo nuevamente como presidente interino de Venezuela. De acuerdo con las cuentas de Guaidó, en la sesión del martes participaron los 100 diputados que el domingo le ratificaron como presidente de la AN para el 2020.
La situación en torno a la presidencia de la Cámara también ha provocado el reencuentro entre la mayoría opositora conformada en el llamado G4 -que reúne a los partidos Primero Justicia, Acción Democrática, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo- y algunos sectores críticos como la fracción parlamentaria 16 de Julio, recoge Efe.
La AN, que además fue declarada en desacato por el TSJ, es opacada con una institución paralela, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), integrada solo por chavistas y no reconocida por buena parte de la comunidad internacional, que ha asumido casi todas las funciones propias del Parlamento.

Hace casi un año, Guaidó asumió las competencias de la presidencia interina del país caribeño al considerar que las elecciones presidenciales de mayo de 2018 en las que resultó ganador Maduro no cumplieron con los mínimos democráticos y, por tanto, considera que el líder chavista "usurpa" el poder. Durante este 2019, y con base en una lectura de la Constitución que el gobierno de Nicolás Maduro rechaza, Guaidó anunció su salto de la presidencia parlamentaria a la interina de la República, un cargo en el que ha sido reconocido por casi 60 países y que le ha permitido mantener una tensión política que parecía desaparecida en Venezuela desde 2017.
La reelección de Guaidó como presidente de la AN es fundamental para que pueda mantener su pulso con el gobernante Nicolás Maduro, puesto que desde su cargo como líder parlamentario asumió, con una interpretación de varios artículos de la constitución, el cargo de mandatario interino. Ahora con una segunda directiva buscando hacerse fuerte en el Parlamento la situación en Venezuela, ahora incluso entre la oposición, seguirá dominada por la inestabilidad.