Europa presencia el surgimiento de la acción política contra el islamismo radical. A las campañas de los Gobiernos francés y austríaco se ha sumado en las últimas semanas Alemania. El Gobierno Federal trabaja en el desarrollo de una estrategia eficaz para combatir el islamismo radical en un contexto de amenaza emergente.
El ministro del Interior teutón, Horst Seehofer, y el presidente de la Oficina Federal de Protección de la Constitución, Thomas Haldenwang, presentaron el miércoles el informe 2020 sobre la protección de la Carta Magna alemana, un documento que recoge las principales amenazas para la seguridad en el país.
La creciente propensión a la violencia de los extremistas de izquierda se encuentra entre los retos principales en materia de seguridad nacional durante el último año. Sin embargo, el informe subraya “la continua amenaza que supone el terrorismo islamista”.

La Oficina Federal ha trasladado el alto riesgo de que se cometan actos de terrorismo de estas características en Alemania. Dentro del informe, las autoridades recogen como antecedentes los atentados de Francia del año pasado, al ataque de un simpatizante de Daesh en Viena y al asesinato a puñaladas en octubre de un turista gay a manos de un islamista el pasado mes de octubre.
El documento de seguridad nacional recoge, además, que el “potencial islamista” ha aumentado de forma notoria en los últimos meses y que una gran parte de las organizaciones islamistas difunden el antisemitismo. Entre estos grupos destaca los Hermanos Musulmanes, una sociedad que alega mantener un carácter pacífico.
En este punto, la advertencia con la que arranca el documento recoge un aumento significativo de los integrantes de los Hermanos Musulmanes. La nómina de miembros activos de la organización en Alemania ha pasado de 1.040 personas en 2018, fecha en que se realizaron los primeros registros, hasta los 1.450, activos durante el último año.
El informe también contabiliza un aumento de 170 integrantes de la asociación panislamista Hizb-ut-Tahrir (Partido de la Liberación) en Alemania. Este grupo está sometido a una prohibición en sus actividades desde 2003 en suelo alemán, sin embargo, opera a nivel internacional.
En todo caso, las características de los Hermanos Musulmanes difieren ostensiblemente del resto de organizaciones islamistas, según las autoridades alemanas. “Mientras que organizaciones como Daesh y Al-Qaeda buscan socavar el sistema de seguridad a través de ataques terroristas, otros grupos que operan legalmente en Alemania están persiguiendo objetivos a largo plazo”, indica el informe.

Los Hermanos Musulmanes pretenden subvertir “los fundamentos de la República Federal de Alemania”. La organización islamista, siempre según el informe, ataca deliberadamente los preceptos constitucionales, el sistema democrático y social y las leyes locales teutonas.
El informe hace referencia a una sentencia emitida en 2017 por el Tribunal Administrativo de Hesse para asegurar que la Sociedad Islámica, organización matriz de los Hermanos Musulmanes que opera en Alemania, mantiene vínculos con dicha organización y persiguen socavar el sistema político del país.
El documento concluye con que la propia organización de los Hermanos Musulmanes reconoce a su filial alemana como una de sus “alas europeas”, poniendo de relieve la connivencia entre los grupos islamistas para interferir desde el corazón de Alemania.
El informe expone un plan de cinco puntos destinado a comprender y combatir el islam político en Alemania. En primera instancia, la Oficina Federal de Protección de la Constitución exige establecer vías de estudio centradas en el islamismo y sus estructuras, así como la implementación de estudios científicos.

Otra de las solicitudes es la de poner fin a la cooperación estatal y a las relaciones contractuales con las organizaciones del islamismo político, dos medidas que, según el documento, han facilitado la pervivencia de estos grupos.
La tercera propuesta, puesta en marcha esta misma semana, es el lanzamiento de un programa para formar de manera profesional a los próximos líderes religiosos por parte del Estado. El objetivo es controlar y limitar el número de imanes extranjeros con conexiones con países terceros que pretendan influir en Alemania.
El informe requiere a las organizaciones una mayor transparencia de las estructuras de afiliación y de los flujos de financiación, incluyendo donaciones, subvenciones, contratos y colaboraciones, a la Agencia Tributaria Federal por parte de las mezquitas que funcionan en Alemania.
Y, en última instancia, la Oficina Federal de Protección de la Constitución insta a la cooperación entre los gobiernos federal, estatal y local y la sociedad civil en labores de compenetración y lucha contra la radicalización.

A principios de este mes, el diputado de la CDU Hans-Jürgen Irmer declaró que Alemania debería tener también un “mapa político del islam”, una polémica iniciativa impulsada por la ministra austriaca de Integración, Susanne Raab, que consiste en la publicación del nombre y localización de más de 620 mezquitas y asociaciones con posibles conexiones en el extranjero de Austria.
El presidente del Consejo Central de Musulmanes de Alemania, Aiman Mazyek, cargó contra las declaraciones del Gobierno y calificó la acción de “irresponsable”. “Con gritos de guerra como el del islam político y acciones de este tipo, los racistas antimusulmanes y los extremistas religiosos se verán reforzados al mismo tiempo, mientras que millones de musulmanes son puestos bajo sospecha general”, sentenció
En cualquier caso, Alemania ha puesto en marcha el plan de acción contra el islamismo radical, un plan que levantará ampollas en los próximos meses y seguirá la estela de Francia y Austria en esta materia.