La ONU apuesta por impulsar de nuevo las negociaciones entre Marruecos y el Polisario


Paco Soto

Pie de foto: Christopher Ross y el rey Mohamed VI durante su última gira en la región magrebí.

¿Marruecos y el Frente Polisario podrían iniciar una nueva fase de negociaciones políticas para tratar de encontrar una solución viable, justa y duradera al conflicto del Sáhara Occidental? Según el portavoz de la ONU, Farhan Haq, esta es la voluntad de la institución internacional. En este sentido, Farhan Haq anunció que Christopher Ross, enviado especial del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el conflicto saharaui, apuesta por viajar otra vez a la región para reunirse con distintos actores políticos implicados en la crisis de la antigua colonia española: Marruecos, Argelia, Mauritania, el Frente Polisario, disidentes del movimiento independentista, saharauis pro-marroquíes, representantes de la sociedad civil y refugiados de los campamentos argelinos de Tinduf.

La ONU, que apuesta por un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental, a pesar de la imposibilidad práctica de llevarlo a cabo, cree que es urgente relanzar las negociaciones entre las partes enfrentadas. Rabat plantea una amplia autonomía para el territorio del Sáhara Occidental bajo soberanía marroquí, pero no descarta negociar directamente con el Polisario. El movimiento saharaui apoyado por Argelia no se opone a dialogar y negociar con los representantes del Reino Alauita, pero defiende como mejor opción para el Sáhara Occidental la independencia. Hasta ahora ha sido imposible cualquier tipo de acercamiento entre los dos principales bloques enfrentados: Marruecos y el Polisario.

Pie de foto: Christopher Ross en El Aaiún junto a Aminetu Haidar y otros activistas independentistas saharauis.

Desconfianza marroquí

Marruecos no confía ni en Ban Ki-moon ni en Christopher Ross, porque considera que ambos altos cargos de la ONU no son imparciales en el conflicto saharaui y se decantan a favor de los intereses del Polisario. Unas declaraciones de Ban Ki-moon hace unos meses en las que el secretario general de la ONU calificó el Sáhara Occidental de “territorio ocupado” no sentaron nada bien en Rabat. Las autoridades marroquíes condenaron las declaraciones de Ban Ki-moon y expulsaron a gran parte del personal civil internacional de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) presente en territorio saharaui. Teniendo en cuenta estos hechos recientes será muy difícil que representantes del Reino de Marruecos y del Polisario se sienten en la mesa a negociar una solución al conflicto saharaui satisfactoria para ambas partes.

El nuevo secretario general del Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Ghali, un histórico del grupo independentista, no se caracteriza por su espíritu dialogante y flexible. Además, el Polisario atraviesa turbulencias internas muy serias; los dirigentes más vinculados a Argelia no tienen margen de maniobra para actuar libremente y los jóvenes críticos con la cúpula del movimiento independentista apuestan por empuñar las armas contra “el ocupante marroquí”. En Marruecos, algunos sectores de la élite dirigente tampoco están muy a favor de la negociación política con el Polisario. Por su parte, el rey Mohamed VI, que basa parte de su legitimidad histórica y política en la defensa de la marroquinidad del Sáhara Occidental, no podría hacer demasiadas concesiones al adversario en unas hipotéticas negociaciones y tendría que andar con pies de plomo.

Pie de foto: El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, visita los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf.

Situación delicada

Es una situación muy delicada en la que los actores políticos más audaces e inteligentes de las partes enfrentadas tendrán que calcular al milímetro cada paso que den. Y países como España, Francia y Estados Unidos no podrán permanecer quietos en este asunto. Farhan Haq lo dijo muy claramente: “Ahora que el Consejo de Seguridad [de la ONU] ha saludado los resultados del acuerdo sobre la misión de la ONU [en el Sáhara Occidental], y ha hecho un llamamiento para unas negociaciones, nada impide que el señor Ross vuelva a la región para seguir con sus esfuerzos”. El portavoz de la ONU informó de que “se está haciendo una proposición oficial a las partes y los países vecinos”. Las relaciones entre Marruecos y el Polisario se rompieron en 2008, y Christopher Ross, que fue nombrado enviado especial de Ban Ki-moon en febrero de 2009, no logró que las dos partes antagónicas acercaran posiciones.

Marruecos no manifiesta demasiado entusiasmo sobre la nueva gira de Ross. Ban Ki-moon tuvo la delicadeza de asistir a la Fiesta del Trono que el representante permanente de  Marruecos en Naciones Unidas  organizó el pasado fin de semana en Nueva York, pero ningún analista cree que este gesto sea suficiente para flexibilizar la posición de Rabat. Lo que no hará Marruecos es acoger a Ross con los brazos abiertos, porque considera que es parte del problema. Según fuentes diplomáticas marroquíes citadas por el semanario Jeune Afrique, Rabat “todavía no ha recibido la proposición de la fecha sobre un eventual desplazamiento del enviado especial de Ban Ki-moon”. El Polisario y Argelia ven con buenos ojos la gira de Ross, porque están convencidos de que el viaje de dicho mediador jugaría a favor de sus intereses políticos. El Consejo de Seguridad pidió el pasado 26 de julio “la reanudación de las negociaciones bajo control de la ONU para determinar el estatus del Sáhara Occidental”.

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