La pandemia del coronavirus no ha sido capaz de parar -ni siquiera temporalmente- las decenas de guerras que existen en nuestro planeta. Y, no solo eso, sino que la desesperación y el miedo han provocado el aumento de tensiones, incluso dentro de un mismo bando, como ha ocurrido en Libia. Las inhumanas condiciones de la guerra, el tener que mirar cara a cara a la muerte un día tras otro y el incumplimiento de promesas por parte de Ankara ha creado el caldo de cultivo perfecto para que los mercenarios sirios en Libia, enviados por Turquía y con el sustento de Qatar y los Hermanos Musulmanes, se subleven contra los oficiales turcos y los líderes de las milicias leales al Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), liderado por Fayez Sarraj e intenten emigrar ilegalmente a Europa a través del Mediterráneo, según ha informado el periódico The Arab Weekly.
Durante las últimas horas, varios medios locales han alertado sobre un posible enfrentamiento entre los mercenarios sirios y extranjeros enviados a Libia por el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, por un lado, y oficiales turcos y altos cargos de las milicias del GNA, que cuenta con el apoyo de la ONU y cuya sede está en Trípoli.
Este acontecimiento se ha producido después de que Turquía incumpliese sus promesas y redujese los salarios de estos mercenarios. Por su parte, los líderes de las milicias leales al GNA han considerado esta rebelión como un acto de desobediencia e indisciplina. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés), una organización internacional con sede en Londres, informó el pasado domingo de que Turquía había reducido los sueldos de los mercenarios sirios que se habían ofrecido como voluntarios para luchar en el conflicto de Libia. A principios de este mes, esta misma organización publicó un audio en el que un combatiente sirio lamentaba “haber participado en la batalla de Libia” y pidió a todos aquellos que estuvieran pensando en ir a este país que “no lo hicieran, ya que los turcos no pagaban el salario mensual (2.000 dólares)”, según recogía Al Masdar News.
Los enfrentamientos entre los mercenarios y las milicias leales al GNA han alcanzado el nivel de motín, ha asegurado el periódico The Arab Weekly, y se esperan enfrentamientos armados durante los próximos días. A lo largo de la última semana, se han registrado varios casos de rebelión en los alrededores de Trípoli como, por ejemplo, en las zonas de Salah al-Din, Al-Toisha, Ain Zara o Abu Salim, situados a escasos kilómetros del centro de la capital. Un portavoz de las fuerzas de seguridad libias ha explicado que se han producido enfrentamientos después de que varios grupos de mercenarios decidieran abandonar “indiscriminadamente” sus posiciones en el frente de batalla.

Según esta misma fuente informativa, a la que ha tenido acceso The Arab Weekly, estas rebeliones se han producido en el frente de Hadhaba, entre grupos de mercenarios y la milicia Abu Salim, liderada por Abdal-Ghani al-Kakli, alias “Ghniwa”, y en el frente de Salah al-Din entre los mercenarios y el 301º batallón, anteriormente conocido como Batallón Halbous, dirigido por Abd al-Salam al-Zoubi. Estos enfrentamientos estuvieron protagonizados por acusaciones de cobardía e insultos racistas dirigidos a los mercenarios, según han informado varios medios locales.
La espiral de inestabilidad en la que se encuentran cientos y cientos de mercenarios sirios, que además están viendo como Turquía ha incumplido su promesa al no pagarles el sueldo acordado, ha provocado el aumento de tensiones entre los mercenarios y los líderes de las milicias del Gobierno de Sarraj; en concreto, los del 301º batallón perteneciente a la Oficina del Estado Mayor. En este contexto, los mercenarios también se han negado a obedecer las órdenes de los oficiales turcos que, según Arab News Weekly, “parecían estar del lado de los líderes de la milicia”.
Por otro lado, este mismo periódico ha informado de que varios mercenarios han intentado desertar y emigrar ilegalmente a Europa a través del Mediterráneo. Ante esta situación, el ministro de Interior del Gobierno de Sarraj, Fathi Bashagha, ha encargado a un escuadrón militar perseguir a cualquier mercenario que intentara salir de Trípoli. No es la primera vez que esto ocurre. En enero, algunos de los combatientes respaldados por Turquía comenzaron a huir a Europa, a través de la vía italiana. Es más, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos llegó a asegurar que más de 15 personas habían conseguido su objetivo de llegar a las costas de Europa.
A principios del mes de enero, al menos 2.000 combatientes sirios fueron desplegados en Libia procedentes de Turquía para luchar en el conflicto civil que sufre la nación norteafricana. Al mismo tiempo, Ankara mandó a Libia, para apoyar al Gobierno de Acuerdo Nacional, cientos de ingenieros y técnicos, encargados de gestionar las operaciones armadas mediante la interferencia de los sistemas de defensa aérea y el uso de drones, entre otras muchas acciones.

La incapacidad de Turquía para cumplir sus promesas ha llevado a muchos de estos mercenarios a querer huir de un conflicto cruel y que, desde sus inicios, ha acabado con la vida de cientos y cientos de civiles. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha documentado un aumento en el número de muertes de los mercenarios sirios que perdieron la vida en las operaciones militares en curso en Libia, una guerra que continua a pesar de que las consecuencias de una pandemia como la del coronavirus podrían ser desastrosas. Por el momento hay 51 casos confirmados y tan solo un fallecido por esta enfermedad.
Según el Observatorio, nueve mercenarios apoyados por Turquía murieron en batallas contra las fuerzas del mariscal de campo, Jalifa Haftar, en varios frentes de Libia, con lo que el total de mercenarios sirios apoyados por Turquía que han perdido la vida en operaciones militares en Libia ha ascendido a 199. A pesar de estas bajas, Ankara ha continuado enviando mercenarios sirios a este país, ha asegurado esta organización. Así, el número de reclutas que han llegado a Trípoli durante los últimos meses ha ascendido a 5.300, mientras que otros 2.100 han sido trasladados a Turquía para recibir cursos de capacitación.
Por su parte, el portavoz del Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), Ahmed al-Mismari, aseguró la semana pasada, que sus tropas estaban librando una “guerra contra Turquía” para hacerse con el control de la capital del país, sede del Gobierno de Acuerdo Nacional, según ha recogido el diario Ahval News. Turquía firmó el pasado mes de noviembre un acuerdo con el Ejecutivo liderado por Fayez Sarraj por el que Ankara se comprometía a apoyar al GNA, enviado desde material militar hasta soldados turcos. “Los mercenarios sirios en Libia están sufriendo grandes pérdidas, y la inteligencia turca está dispuesta a publicar cualquier noticia falsa con el fin de distraerlos de sus grandes pérdidas”, insistió Mismari durante esta rueda de prensa.

Al mismo tiempo, la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL, por sus siglas en inglés) ha mostrado su preocupación durante las últimas horas por “el deterioro de la situación humanitaria en Trípoli y sus alrededores” como resultado de la intensificación de los combates en los últimos días. A través de un comunicado oficial, este organismo ha asegurado que al menos 28 civiles han resultado heridos y otros cinco han perdido la vida, entre ellos mujeres y niños, tras el aumento de los bombardeos en las regiones de Ain Zara, Al-Swani, Tareeq al Shook, Souq Al-Juma, Al-Krimya, Al-Furnaj y Arada.
Asimismo, la UNSMIL ha alertado también del “deterioro de la situación humanitaria” en Tarhouna, debido a la escalada militar en la ciudad y sus alrededores, que ha provocado nuevos desplazamientos de civiles. “La grave situación humanitaria se ve exacerbada aún más por los continuos cortes de electricidad, en lo que constituye un aparente castigo colectivo de la población de la ciudad, en represalia por el corte del suministro de gas a la central eléctrica de Khoms y Misrata”, han criticado. Ante esta situación han pedido a todas las partes involucradas en el conflicto que pongan fin a este tipo de actuaciones y que restablezcan el flujo de gas “de forma inmediata”.
El miedo y la incertidumbre han ocupado todos los rincones de un país que ahora también se tiene que enfrentar a una pandemia mundial como la del coronavirus. Turquía se ha convertido en un actor protagonista en el conflicto de Libia, una nación fragmentada y sumida en el caos desde la caída de Muamar el Gadafi.