En la última entrega de “De cara al mundo”, el programa de Atalayar en Onda Madrid, contamos con la intervención de Nilufar Saberi, activista iraní, que habló sobre la actual situación de represión del régimen de los ayatolás y la ausencia del apoyo del Gobierno español en las protestas por la libertad en Irán.
Hace pocos meses estuvo aquí usted con nosotros y nos estuvo contando las protestas en numerosas ciudades de Irán contra el régimen de los ayatolás, ¿cómo está hasta ahora la situación?
La situación es que las protestas callejeras se han tenido que parar porque no era viable salir a la calle y recibir un tiro limpio o que se nos disparase en los ojos perdigones. Han cegado a más de 500 personas y asesinado a tiro limpio a más de 600. Detuvieron a más de 20.000 personas. Entre todas estas personas, un 10% aproximadamente eran menores.
Ahora las protestas han cambiado de forma. Son protestas espontáneas y espaciadas en los lugares para que en cuanto vengan a reprimirlas, los manifestantes se puedan escapar mejor.
Los iraníes están sacando el dinero del banco para escribir en los billetes que sacan lemas como “Mujer, vida y libertad” o “Abajo el dictador”, y esos son los billetes que están circulando en el mercado de Irán en metálico. Esa es la voz de Irán. Escriben también lemas sobre los muros, las paredes, cuelgan carteles en los puentes. Curiosamente a todas las personas que hacen estas actividades nocturnas se les identifican con drones, se detienen y persiguen a su círculo cercano. Digamos que las protestas siguen, pero han cambiado de aspecto.
¿Usted cree el régimen considera que las ejecuciones de cuatro personas de forma tan inhumana y sangrienta como colgarlas de una grúa en una plaza son contraproducentes para ellos?
No es la primera vez que han ejecutado desde una grúa en público. Lo han hecho en ejecuciones múltiples, no sólo a una sola persona. La teocracia islamista de Irán es el país número uno en ejecuciones a nivel mundial, apartando a China. Para ellos el concepto de humanidad no existe, no entra dentro de su ideología fundamentalista islamista. Ellos solamente intentan sobrevivir a las circunstancias, como cualquier otro virus, y expandirse.
Lo que ellos se han dado cuenta es que la violencia pura y dura les pasa factura en la opinión pública sobre todo internacional, porque la nacional nunca les ha importado. Ahora hacen los castigos de otra manera. El líder supremo, Alí Jamenei, dijo que había que castigar a esa juventud, estudiantes y escolares, que salen a protestar contra el régimen porque, según ellos, se les ha lavado el cerebro con la influencia de Internet y de las potencias extranjeras, concretamente el enemigo, que para ellos es Estados Unidos e Israel.
Pero siguen castigando a la población. A parte de las palizas – que es un sello de la teocracia islamista de Irán – ahora lo que hacen, por ejemplo, con las mujeres que hacen desobediencia civil y que cada vez son más es que al tercer aviso congelan su documento de identidad y deja de existir durante un mes, que se dice pronto. No se les permite la entrada a ningún servicio, sea público o privado. No pueden coger un triste taxi porque castigan al taxista también. No pueden entrar en un banco. Han despedido a un director de barco por atender a una mujer sin velo.
Y envenenan a las jóvenes. ¿Qué información tiene usted de los envenenamientos? ¿De dónde sale? ¿Cómo lo hacen?
El envenenamiento de las escolares, que son menores, se lleva haciendo desde finales de noviembre. Ya empezaron la intoxicación de las universitarias y los universitarios en plenas protestas desde los comedores, con el agua, para que no pudiesen salir a las protestas. Y a posteriori tomaron la venganza y el castigo con las escolares, como pedía el líder supremo castigar.
Están utilizando armas biológicas y químicas contra menores y se quiere vender como una histeria colectiva. Es más, en programas de televisión varias personalidades importantes hablan de que las autoridades iraníes han estado estudiando todo lo que ha pasado, que han mandado analizar a científicos de prestigio de varios países y que han concluido que no se ha encontrado nada tóxico en las muestras. Hablan de histeria colectiva refiriéndose a las neuronas espejo y actos de imitación.
No se puede confiar en unos informes de terroristas islamistas que falsifican absolutamente todo, que nunca han tenido transparencia en nada que tenga que ver con sus actuaciones.
Es más, ya empezaron a masacrar en 1978 en el cine de Abadán, donde encerraron a casi 700 personas, prendieron fuego al cine y murieron todos calcinados. Y dijeron que lo había hecho el Sah, pero este lo negó. Sus masacres empezaron antes de que se hicieran con el poder, han seguido haciéndolas y lo seguirán haciendo.
¿La solidaridad internacional que están ustedes recibiendo es suficiente? Por ejemplo, estuvo usted en la manifestación del 8 de marzo en las calles de Madrid, pero yo personalmente echo de menos que ministras del Gobierno de España de Unidas Podemos alcen su voz en contra de lo que está ocurriendo en Irán.
Es un tema importantísimo. La solidaridad la estamos recibiendo del pueblo a nivel internacional en el momento en el que saben lo que pasa. La solidaridad es bárbara. Es rara la vez que, en las charlas a diario que doy sobre la situación en Irán, el público no viene llorando y me abraza. Me dicen que hará lo que esté en su mano.
Es lamentable la actitud de los gobiernos. Hacen todo lo contrario que el pueblo. Los gobiernos tienen interés en que la teocracia islamista de Irán siga en el poder. Un Gobierno débil en punta de la lanza siempre es mucho más manejable que un Irán independiente, desarrollando y próspero. No quieren otro Corea del Sur ni otro Japón, que sería en cuestión de nada en Irán si de verdad tuviésemos un Gobierno que mirase para el bien del pueblo.
No estamos recibiendo ningún tipo de solidaridad de parte de los Gobiernos. Es más, el día 1 de marzo tuvimos una reunión con la Oficina de los Derechos Humanos del Ministerio de Exteriores, donde primero nos escucharon muy amablemente. Digamos que sienten lo que está pasando en Irán, les gustaría poder hacer algo, pero a la vez nos reconocen que el Gobierno de España siempre ha mantenido muy buenas relaciones durante décadas con Irán. Entonces cuando protestamos nos dijeron que se referían al país, indistintamente de quien lo gobierne. Y puntualizamos las personas que habíamos ido que precisamente Irán está invadido por unos extremistas islamistas y que esa relación cordial con ellos hace que nos sigan masacrando como vienen haciendo desde hace 44 años.
El día 14 de febrero tuvimos otra reunión, esta vez con la ministra de Igualdad, con la señora Irene Montero. La reunión se dio muy cordial, hubo mucho apoyo verbal, pero a fecha de hoy no tenemos actos que demuestren esa solidaridad y que puedan aportar un apoyo a nuestra lucha por la libertad y por la democracia.
Además, esos radicales islamistas iraníes intentan extender sus influencias en otros lugares del planeta, como Líbano, Yemen, Siria y ahora también norte de África al suministrar drones que han facilitado al Frente Polisario y ponen en peligro la estabilidad en la región. Con lo cual, deberíamos tener mucha más conciencia de lo que estamos hablando, lo que representan y lo que hacen los ayatolás.
Desde luego que es así. El islamismo es una ideología fundamentalista que solo busca establecerse y expandirse, como cualquier otro tipo de fundamentalismo comparable a un virus. De hecho, compran islamistas. Les pagan un sueldo a las familias para que se conviertan al islamismo – que no es el islam –, para que sus mujeres lleven el hiyab, para que vayan a las mezquitas y hagan propaganda por este medio por el mundo entero.
Esto si no lo paramos, si no derrocamos donde nació el extremismo islamista, que fue en 1979 en la llegada al poder de los islamistas en Irán y se propagó por el resto de la zona y otras partes del mundo, lo vamos a tener desde luego en España porque para ellos España no es tierra a conquistar, sino a reconquistar.