La Administración Trump ha sido muy controvertida en cuanto a sus políticas en Oriente Medio. El traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén y, por tanto, el consiguiente reconocimiento de esta como la capital de Israel, la salida de Estados Unidos del programa nuclear con Irán, el recorte de fondos al programa de la ONU para los refugiados palestinos o los diferentes acuerdos entre los países árabes con Israel propiciados por Washington, son algunos de los ejemplos de estas controvertidas decisiones.
Pero parece haber un cambio de rumbo después de las elecciones y la pregunta más recurrente ahora mismo es: qué se puede esperar de la próxima administración en el terreno de las relaciones con Oriente Medio y el norte de África.
Para ello, Casa Árabe ha reunido este lunes, 23 de noviembre, a cuatro grandes personalidades para debatir sobre el legado de Trump en Oriente Medio y el Magreb, así como los cambios que podría traer la nueva Administración Biden.
Para intentar ofrecer algunas claves, el debate ha contado con la presencia de: Rami Khouri, profesor de Periodismo en la American University in Beirut y senior fellow en la Harvard Kennedy School; Intissar Fakir, editora del boletín Sada del Carnegie Endowment for International Peace; Haizam Amirah Fernández, investigador principal de Mediterráneo y Mundo Árabe del Real Instituto Elcano, y Ali Fathollah-Nejad, investigador en el Afro–Middle East Centre (AMEC).
El legado de Trump, según ha expuesto, Rami Khouri, no ha supuesto un cambio radical de administraciones anteriores. Trump ha perpetuado la visión prevalente de Estados Unidos en esta región. “La Administración Trump ha continuado con la política del pasado, no deberíamos exagerar la gran diferencia, sino que ha acentuado una política fracasada que ya se venía dando en anteriores administraciones”.
Entre las políticas más dañinas que se han llevado a cabo en este terreno, destaca Intissar Fakir, están: la reducción en la entrada de inmigrantes musulmanes y sobre todo la escalada de tensión con Irán, así como la imposición de estrictas sanciones económicas. En definitiva, los cuatro analistas han aclarado que la Administración Trump no ha supuesto ninguna ruptura con administraciones anteriores, sino que ha supuesto un elemento de continuidad.

Cabe destacar que, en cuanto a la toma de decisiones en el ámbito de política internacional, Trump, siguiendo su tónica habitual, no ha sido muy ortodoxo. “El presidente no ha pedido la opinión de las agencias de inteligencia y departamentos de Estado. Podríamos denominarlo nepotismo, ya que trabaja con su familia, que no tiene los conocimientos necesarios para elaborar políticas de Estado. Lo ha llevado como una empresa familiar”, ha resaltado durante su intervención Haizam Amirah Fernández.
Estados Unidos nunca ha tenido especial interés en la región del norte de África. Pero como consecuencia de los últimos enfrentamientos entre el Polisario y Marruecos a la Administración Trump se le presenta una gran oportunidad en la región. El presidente estadounidense podría aprovechar e intentar empujar a Rabat a normalizar relaciones con Israel a cambio de reconocer su soberanía en el Sáhara Occidental. Aunque esto no implicaría que otros países lo siguieran, provocaría una gran inestabilidad en Oriente Medio.
Durante el evento se ha expuesto la pregunta que se está haciendo todo el mundo ¿qué hará Biden?. Es complicado predecir el futuro. En primer lugar, es necesario ver y analizar cómo transcurre la transición de una administración a otra.
Intissar Fakir, ha señalado, que “hay un consenso general de que Biden va a querer restaurar un sentido de estabilidad. Una política más predecible, menos errática. Con un involucramiento modesto en el norte de África o cero involucramiento”.
También es importante resaltar que las políticas que pueda llevar a cabo van a depender sobre todo de la estabilidad de la región. Pero si tenemos en cuenta su experiencia durante la Administración Obama veremos que la tendencia será limitar su injerencia en Oriente Medio. Tratará de reforzar las relaciones con los países europeos, como ya indicó en su campaña electoral, y promover una política menos arriesgada.