La nueva líder conservadora toma las riendas del Ejecutivo británico con la mirada puesta en la economía, la crisis energética y el refuerzo del NHS

Liz Truss apuntala un gabinete diverso integrado por leales en su estreno como primera ministra

photo_camera AFP/JUSTIN TALLIS - Frente al número 10 de Downing Street, la recién nombrada primera ministra británica Liz Truss posa para los fotógrafos con su marido Hugh O'Leary, tras pronunciar su primer discurso como primera ministra en el centro de Londres, el 6 de septiembre de 2022

La reina Isabel II entregó el martes las llaves del 10 de Downing Street a Liz Truss, flamante sucesora de Boris Johnson al frente del Partido Conservador y el Ejecutivo británico tras su contundente victoria en las primarias tories sobre el exministro de Hacienda, Rishi Sunak. Desde la residencia estival de Balmoral, en Escocia, la nueva líder conservadora tomó posesión del cargo en presencia de la Reina, convirtiéndose en la decimoquinta premier en ser nombrada por Isabel II. El primero fue Winston Churchill en 1952. Truss, por su parte, es la cuarta primera ministra en apenas seis años, y la tercera mujer tras Margaret Thatcher y Theresa May. 

Boris Johnson había formalizado horas antes su adiós. Con la icónica puerta del ‘10’ a la espalda, el ya ex primer ministro sacó pecho por su convulso legado, marcado por una apabullante victoria electoral, la consumación del Brexit, la exitosa campaña de vacunación contra la COVID-19 o el férreo respaldo a Ucrania tras la invasión rusa. Pero la herencia que deja en manos de Truss es menos alentadora, con una incipiente crisis energética en el horizonte, una galopante inflación que causa estragos y un Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), en otro tiempo símbolo del Estado de bienestar británico, con graves carencias. 

Isabel II Liz Truss

Además, Johnson deja tras de sí un partido dividido. Los jerarcas tories segaron la hierba bajo sus pies forzando su salida tras una serie de escándalos, y muchos de los que integraron su gabinete se lanzaron como hienas por el liderazgo del Partido Conservador. Uno de ellos fue Sunak, hombre fuerte del Ejecutivo y popular en las encuestas antes de que se descubriera que su esposa, de origen indio, no tributaba en Reino Unido para no pagar más impuestos. El lanzamiento de su candidatura, con un vídeo preparado con esmero antes del anuncio, fue interpretado como una traición a Johnson, lo que le restó puntos entre la militancia conservadora. 

La incierta estrategia de Truss, que se resistió a abandonar el gabinete a pesar de la desbandada de ministros y cargos intermedios, recibió sus frutos el lunes con una victoria holgada sobre Sunak, el favorito de partida para suceder a Johnson y ganador de las rondas previas. Las bases tories premiaron su lealtad, y ella ha constituido sobre este principio el pilar de su nuevo gabinete. Porque todos los miembros han respaldado su candidatura, y porque la gran mayoría ha escalado peldaños en la administración a su lado. 

“Es hora de que todos apoyemos a Liz Truss, a su equipo y a su programa, y de que cumplamos con la gente de este país, porque eso es lo que quiere la gente de este país”, expresó un emotivo Johnson en su despedida definitiva. El ex primer ministro llamó a cerrar filas con su sucesora en el seno del partido, en un contexto de turbulencias similar al vivido a principios de los setenta con la crisis del petróleo, que propició el ascenso al poder, años después, de la ‘Dama de hierro’, Margaret Thatcher, de quien Truss se considera heredera. 

Boris Johnson

En su primera intervención a las puertas del 10 de Downing Street, la exministra de Exteriores también quiso rendir un homenaje a su predecesor: “La historia lo verá como un primer ministro de enormes consecuencias”. En la misma comparecencia, Truss esbozó las que serán sus prioridades: impulsar la economía, con anuncios de bajadas de impuestos; paliar la crisis energética, con el congelamiento de las facturas de la energía; y reforzar el NHS. Prometió “cumplir, cumplir y cumplir” tras su discurso de aceptación del liderazgo conservador, pero el escenario es complicado. 

En realidad, el objetivo de la nueva premier es “capear el temporal”, y para ello se ha rodeado de su guardia pretoriana, tirando por tierra las sugerencias de la cúpula del Partido Conservador, que le recomendaban formar un gabinete de unidad para recoser la formación. Nada de eso. Truss ha optado por perfiles próximos, de confianza, con el requisito indispensable de haber apoyado su candidatura. Como se esperaba, no ha habido acomodo para Sunak. Tampoco para sus apoyos internos, entre los que se encuentran figuras relevantes como Sajid Javid, Michael Gove o Dominic Raab, quien fuera premier en funciones cuando Johnson fue hospitalizado por COVID-19. 

Sunak Truss
Lealtad y diversidad 

La nueva primera ministra anunció los nombres horas después de recibir el encargo; las decisiones estaban tomadas desde hacía semanas. Había tenido tiempo de sobra para dibujar cómo quedaría el gabinete contando con las figuras cercanas dentro del partido, sobre todo a nivel ideológico, pero también a nivel político, especialmente de aquellos que respaldaron su liderazgo en su envite contra Sunak. Según los analistas, los nuevos integrantes proceden casi en su totalidad del ala dura del partido, de corte nacionalista y próximo a las tesis neoliberales. 

Destaca, además, otro factor. Por primera vez, la titularidad de tres de los cinco Ministerios más importantes recae sobre inmigrantes de segunda generación. Los elegidos por Truss han sido Kwasi Kwarteng, de origen ghanés, para reemplazar a Sunak en la cartera de Hacienda; James Cleverly, de madre sierraleonesa, para sucederle al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores; y Suella Braverman que, a pesar de aspirar al liderazgo del partido y del Gobierno, respaldó finalmente a Truss para recibir la cartera de Interior. Esta última de orígenes de Kenia y Mauricio. 

Kwasi Kwarteng

La ministra de Sanidad y Asistencia Social, Thérèse Coffey, mano derecha de Truss antes de hacerse con el liderazgo del Gobierno, se queda además con el puesto principal del gabinete, el de viceprimera ministra. También por primera vez, dos mujeres dirigirán los puestos más altos del Ejecutivo. Mientras tanto, el popular Ben Wallace seguirá como titular de Defensa y la candidata sorpresa de las primarias, Penny Mordaunt, ha recibido la recompensa de liderar la Cámara de los Comunes y ostentar la presidencia del Consejo. 

Truss espera así consolidar su liderazgo de cara a las próximas elecciones, que, si nada cambia, están previstas para mayo de 2024. Aunque no se descarta un adelantamiento electoral. Su ascenso al poder está manchado por la falta de legitimidad, y es que solo han votado por ella las bases del Partido Conservador, una minoría en absoluto representativa del pueblo británico. El contador echa a andar. 

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