Se cumple un mes de la explosión que dejó 190 muertos y a más de 300.000 personas sin hogar

Localizan más de cuatro toneladas de nitrato de amonio en el puerto de Beirut

photo_camera PHOTO/Maarwan Naamani - Vista del puerto de Beirut dañado, el lugar de la explosión

Cuando se cumple un mes de la explosión que dejó a 190 personas muertas, más de 6.000 personas heridas y una ciudad con gran parte bajo los escombros, las Fuerzas Armadas de Líbano localizaron un cargamento de más de cuatro toneladas de nitrato de amonio almacenadas en cuatro contenedores. Este nuevo hallazgo se produjo tras una inspección, este jueves, a la entrada del puerto de la ciudad.

Según un comunicado del Ejército, citado por la Agencia Nacional de Noticias (NNA), aseguraba que se “estaban encargado de eso”, pero aún no han informado sobre el origen del peligroso material explosivo. La controversia está en que durante la investigación comenzada hace un mes, justo después de la explosión, ningún funcionario ni trabajador del puerto habían mencionado la presencia de esta cantidad de nitrato de amonio, que podría haber causado un impacto mucho mayor si la explosión también le hubiera alcanzado.

Vista general de las casas y edificios devastados cerca del puerto de Beirut,
Investigación sin concluir

Dos días después del desastre, las autoridades del Líbano anunciaron la detención de 16 personas y además de los detenidos había un número indeterminado de personas bajo investigación.Entre los detenidos están varios altos cargos de la autoridad del puerto de Beirut por su presunta responsabilidad en el almacenamiento y mantenimiento de los explosivos.

La investigación, aún sin concluir, confirmaba que la principal hipótesis es que las 2.750 toneladas de nitrato de amonio que se acumulaba desde hacía seis años en uno de los almacenes del puerto de Beirut ardieron por las precarias condiciones de seguridad en el lugar. Las autoridades de Beirut declararon el estado de emergencia en la ciudad, que durará un mes desde su aprobación el 13 de agosto. Esta medida fue criticada por grupos de derechos humanos que entiende que este estado de emergencia solo servía al Gobierno para aumentar su poder y controlar de una manera más agresiva a la población.

Las consecuencias de la explosión en la política libanesa no tardaron en llegar y el entonces primer ministro del país, Hassan Diab, renunció el pasado 10 de agosto ante la nueva ola de protestas y cuando solo llevaba unos meses en el cargo. “Hoy respondemos al deseo de los ciudadanos de exigir transparencia a quienes han sido responsables del desastre que ha estado oculto durante siete años y as u deseo de un camio real. Frente a esta realidad…anuncio la dimisión de este Gobierno”, dijo Diab en su renuncia.

El recién nombrado primer ministro de Líbano, Mustafa Adib (C), visita las zonas devastadas de Beirut

Después de semanas buscando un nuevo presidente y tras la presión internacional, sobre todo por parte del presidente francés, Emmanuel Macron, el país anunció la formación de un nuevo Gobierno bajo el mando de Mustafa Adib, exembajador de Líbano en Alemania. El presidente galo fue el primer líder internacional en llegar a la capital libanesa con ayuda humanitaria, un mensaje de apoyo y la intención de plantear un programa para sacar de la crisis al país.

Aunque algunos han visto en esta actitud de Macron cierto “colonialismo” y “paternalismo” que recuerda a épocas pasadas, altos funcionarios libaneses han señalado que la mediación del presidente francés está siendo esencial para asegurar un acuerdo en la formación del nuevo Gobierno. Desde el final de la guerra civil (1975-1990), el poder en Líbano ha estado compartido por varios líderes que representan a las distinta comunidades religiosas del país.

Crisis económica duradera 

Con la lira libanesa desplomada y los precios del dólar en el mercado negro por las nubes; protestas en las calles desde octubre de 2019; y una crisis sanitaria sin precedentes causada por la pandemia de la COVID-19, Líbano continua en su peor colapso desde el final de la guerra civil. Incluso antes de la explosión, la situación del país era preocupante, ya que se encontraba en una profunda crisis económica. La deuda pública se sitúa en el 170% del PIB, uno de los más altos del mundo y las negociaciones para recibir ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI) están estancadas desde mayo. 

Miembros del equipo de rescate chileno y de la defensa civil libanesa buscan entre los escombros de un edificio

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, condiciona la entre de miles de millones de dólares al país a que las autoridades se comprometieran a llevar a cabo una serie de reformas, como la restauración de la solvencia en las cuentas públicas. El desempleo se sitúa en un 25% y casi un tercio de la población vive por bajo el umbral de la pobreza, a lo que se suma la falta de servicios básico como agua potable o energía.

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