La sociedad civil sudanesa sigue movilizándose en unas jornadas históricas para el país. Después de dispersar las sentadas multitudinarias en protesta por los 9 fallecidos en enfrentamientos con las fuerzas del orden, los movimientos civiles convocan nuevas marchas para el 17 de julio. De acuerdo con los organizadores se espera que 2 millones de manifestantes salgan a las calles de Jartum, la capital, par mostrar su rechazo a la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de octubre de 2021.
La convocatoria surge después del anuncio del general al-Burhan, que encabeza la junta militar en el poder, según el cual los militares disolverían su órgano de gobierno para dejar paso a una autoridad civil que dirigiese la transición democrática. Sin embargo, como el analista experto en Sudán, Hamid Khalafallah, lo describió “el diablo está en el detalle”. Los militares darían ciertamente un paso al lado, pero mantendrían una supervisión del proceso democrático a través de varias herramientas, entre ellas el control del Banco Central de Sudán.

Tal y como explica Khalafallah a Atalayar, la intención de los militares sería dejar una autoridad civil al frente de los diálogos con las organizaciones internacionales para supervisan el proceso de transición. El llamado “mecanismo tripartito” lo componen Naciones Unidas, la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo del África Oriental. Mientras esa autoridad civil negociase con el “mecanismo tripartito”, los militares seguirían con el control de la defensa nacional, las relaciones internacionales y la economía de Sudán.
Las condiciones de los militares, que para muchos sudaneses suponen un “engaño”, crearon división entre los movimientos de la sociedad civil. Más de 10 días después, la oposición a la junta militar vuelve a llamar a los sudaneses a tomar las calles.
Las proclamas en las pancartas vuelven a ser las mismas “Que los militares vuelvan a los cuarteles”. Los enfrentamientos de la primera semana de julio entre manifestantes y fuerzas del orden dejaron 9 muertes, que se sumaron al centenar que se cuentan desde la llegada al poder de los militares en octubre de 2021, cuando derrocaron al Gobierno de transición liderado por Abdalla Hamdok. Piden un Gobierno totalmente civil y libre de la sombre amenazante del Ejército sudanés y de los paramilitares de los Grupos de Apoyo Rápido liderados por el lugarteniente de al-Burhan en Darfur, Mohamed Hamdan “Hemetti” Dagalo.

Nueva Constitución
En paralelo y de forma unilateral, la principal coalición de partidos civiles de Sudán, las Fuerzas de Libertad y Cambio (FFC por sus siglas en inglés) anunció el pasado 5 de julio que sus miembros preparan un borrador constitucional para ser aprobado por todas las fuerzas políticas civiles del país. Si bien la unidad y la cohesión de las FFC puede ser puesta en duda, cabe esperar que se lleguen a algunos acuerdos de cara el futuro que permitan trazar una hoja de ruta para la transición democrática del país.
La salida absoluta de los militares del poder es un escenario complicado. El enviado especial de Naciones Unidas en Sudán, Volker Perthes, opinó semanas antes del anuncio de al-Burhan que lo más probable es que de alguna forma u otra los militares se mantengan en el poder.
El anuncio de al-Burhan fue sin embargo un sople de aire fresco y de esperanza para las asociaciones civiles, que entendieron un retroceso por parte de al-Burhan frente a las fuertes protestas civiles en Jartum. “Que haya propuesto una nueva forma de transición es signo de que al-Burhan escuchó lo que pasaba en las calles, y eso es un logro para las protestas”, concluye Khalafallah.