La ciudad de Marib es el último bastión gubernamental del norte del país que cuenta con reservas de petróleo y gas 

Marib, clave en la guerra de Yemen

photo_camera AP/MARIMAN EL_MOFTY - Combatientes yemeníes respaldados por la coalición liderada por Arabia Saudí en la línea de frente de Kassara, cerca de Marib, Yemen, el 20 de junio de 2021

El Gobierno de Yemen y los hutíes sellaron en diciembre de 2018 el llamado Acuerdo de Estocolmo, que buscaba abrir la puerta a un pacto más amplio para la paz, pero muchos de sus puntos no han sido aplicados ni respetados, y uno de sus escasos resultados ha sido el intercambio de prisioneros de guerra entre los dos bandos. La guerra en Yemen estalló después de que los hutíes, respaldados por Irán, conquistaron amplias zonas del norte y el oeste del país en 2014, y se internacionalizó con la intervención de una coalición de países suníes en marzo de 2015 en apoyo del Gobierno de Abdo Rabu Mansur Hadi, actualmente exiliado en Arabia Saudí. 

La ciudad de Marib es el último bastión gubernamental del norte del país, además cuenta con reservas de petróleo y gas. La ciudad sigue siendo testigo de sangrientos combates entre los rebeldes hutíes y las fuerzas progubernamentales. En los últimos días los combates se han intensificados, dejando 90 muertos en dos días. La ofensiva de los insurgentes sobre Marib comenzó en febrero, después de que Estados Unidos anunciase que dejaba de apoyar la alianza encabezada por Riad, y eliminaba a los hutíes de su lista de grupos terroristas. 

Un combatiente yemení respaldado por la coalición liderada por Arabia Saudí dispara su arma durante los enfrentamientos con los rebeldes Houthi en el frente de Kassara, cerca de Marib, Yemen AP/MARIMAN EL_MOFTY

Riad mira con especial preocupación los combates en el norte de su país vecino, ya que una victoria por parte de los hutíes supondrá una gran amenaza a su territorio nacional. Los rebeldes han intensificado en los últimos meses el lanzamiento de ataques de drones cargados con explosivos y misiles contra Arabia Saudí, aunque no han producido recientemente víctimas ni daños materiales de importancia. Estos ataques normalmente se dirigen contra instalaciones militares o petroleras, así como contra aeropuertos cercanos a la frontera con el Yemen, aunque el pasado 13 de junio un dron bomba impactó contra una escuela en Arabia Saudí, sin causar víctimas ni heridos.

La alianza árabe informó, hace unos días, de que las defensas aéreas destruyeron un dron lanzado por los insurgentes hacia la ciudad de Najran, en el sur de Arabia Saudí, y otros dos que tenían como objetivo la localidad de Jamis Mushait, en el suroeste. Los otros siete drones bomba destruidos iban dirigidos hacia la región meridional del país, según SPA. Por su parte, el portavoz militar del movimiento rebelde, Yehia Sarea, dijo en Twitter que lanzaron un dron bomba contra una base aérea en Jamis Mushait y que "el impacto fue preciso".

Combatientes Houthi PHOTO/AFP

Tanto el aeropuerto de Saná como el principal puerto de Yemen, Al Hudeida, están en manos rebeldes, pero bloqueados por la coalición militar liderada por Arabia Saudí que interviene en apoyo del Ejecutivo del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, exiliado en Riad desde 2015.

El enviado de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, que dejará pronto su puesto, compareció por última vez ante el Consejo de Seguridad tras más de tres años tratando de mediar entre el Gobierno yemení y los rebeldes hutíes sin haber podido cerrar un acuerdo para detener la guerra y avisando de que las perspectivas para el país son “desalentadoras”. Durante los últimos meses, Griffiths ha impulsado negociaciones para tratar de lograr un pacto en cuatro puntos concretos: la apertura del aeropuerto de Saná al tráfico internacional, la reducción de las barreras para entrada de buques al país, un alto el fuego nacional y el comienzo de un proceso político. Griffiths asegura que los líderes de las dos partes han estado en ocasiones cerca de dar pasos necesarios, pero una y otra vez se ha dado la situación que cuando un bando está listo para el compromiso, el otro no lo está. 

El enviado especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths AFP/JOHN MACDOUGALL

Tanto el grupo yihadista del Daesh como al-Qaeda se encuentran activos en las provincias sureñas del Yemen y se enfrentan entre ellos por el control del territorio, además de perpetrar ataques contra las fuerzas de seguridad. Al-Qaeda en la Península Arábiga, creada en 2009, alcanzó su máximo poder en 2015 y 2016, cuando dirigió un protoestado en el sur del Yemen, pero su presencia ha ido disminuyendo por los ataques con aviones no tripulados y luchas internas, además de la muerte de su líder, Qasem al Rimi, el año pasado.

Han pasado más de seis años desde que estalló el conflicto en Yemen. La crisis humanitaria en el país sigue siendo la más grande del mundo. Cuatro millones de personas han sido desplazadas por el conflicto en Yemen, un país devastado, cuyos servicios de salud y suministros alimenticios han sido fracturados, según ACNUR. Tal y como señalan informes de la ONU, 22 millones de yemeníes necesitan ayuda humanitaria, 8 millones están en riesgo de hambruna y 13 millones de personas están en riesgo de inanición. 

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