Marta González Isidoro: “La liberación de rehenes refuerza la imagen de Hamás como actor político clave en Gaza”

La experta analista internacional Marta González Isidoro analizó en el programa “De cara al mundo” de Onda las primeras liberaciones de rehenes tras el acuerdo de alto el fuego en Gaza. Además, consideró la influencia de Irán en la región.
La liberación, Marta, de los rehenes nos permite recordar, porque hay quien se olvida, de cómo empezó esta nueva guerra, el brutal ataque terrorista de Hamás en Israel, asesinando a más de 1.200 personas y secuestrando a 251. ¿Considera usted que Israel está consiguiendo, ahora mismo, sus propósitos con este acuerdo de alto el fuego? Con la liberación de rehenes, la excarcelación de presos palestinos, la ayuda humanitaria que entra…
En Israel hay un debate muy profundo sobre el sentido y el significado de esta propuesta de alto el fuego, que tiene la sensación cada vez más explícita de que ha sido una imposición por parte de Estados Unidos, de ambas Administraciones, la saliente de Joe Biden, pero también la de Donald Trump.
Los objetivos que se plantearon respecto a la guerra, de acabar con la infraestructura terrorista y el liderazgo de Hamás, parece que son incompatibles con las imágenes que estamos viendo estos días a propósito de la liberación gradual y paulatina de rehenes, en los que se está viendo cómo las fuerzas de Hamás están intentando trasladar a la opinión pública internacional, pero también a Israel, que son un actor necesario y obligado en el futuro del proceso de reconstrucción de la Franja, que son un elemento político indispensable y que no han perdido fuelle militar tampoco.

Sin embargo, hay otras opiniones. Donald Trump ha dejado sobre la mesa la opción de desalojar a millón y medio de palestinos de la Franja para llevarlos a Egipto y Jordania, que han, por supuesto, negado esa opción y que parece bastante irreal, por no decir imposible de llevar a cabo.
Siendo menos políticamente correcto que usted, diré que las decisiones que adopta Donald Trump ahora “son surrealistas”. Tiene una idea de lo que es el proceso de paz o la pacificación de conflictos, llámale, Oriente Medio, como pueda ser Ucrania, en el sentido de ejercer el poder puro y duro y a golpe de decreto, pero lo que demuestra es una parte de insensibilidad, y un desconocimiento bastante claro de cuáles son las dinámicas de cada conflicto.
En este caso, es verdad que, “si nos ponemos en plan pragmático y realista”, es prácticamente imposible hacer un proyecto de rehabilitación de la franja de Gaza con población civil dentro. No solo porque las infraestructuras están destruidas, sino también las organizaciones internacionales a las que Israel pone dudas, sino también organismos israelíes. El propio Ejército israelí dice que entre el 90 y el 92 % de las infraestructuras civiles están destruidas, por lo tanto, no se puede acometer una reestructuración física con población civil dentro que no tiene las condiciones humanas. Pero ahí hay dos formas de entender el traslado de una población.

Trump piensa que sacando a la población de ahí elimina el problema, con lo cual pone un problema sobre la mesa aún mayor. No sólo el tema de la seguridad que implica dos millones de refugiados palestinos con destino incierto en Egipto y Jordania, con lo que supone de desestabilización interna del régimen egipcio, de condiciones infrahumanas para la población civil palestina que no sabes dónde la vas a acomodar, pero también choca con los propios países del Golfo y el medio árabe suní que no están de acuerdo con que un actor externo trabaje el tema de la identidad palestina de esta manera. Pero es que luego además en el caso israelí podría parecer, ya que hay gente muy radical como en todas partes, que verían fantástico la idea de trasladar población palestina.
Desde el punto de vista internacional, el derecho internacional es una aberración, pero es verdad que desde la parte israelí se podría pensar que trasladando de forma paulatina y de forma temporal una parte de la población a una zona segura dentro de la Franja ellos podrían acometer de manera militar terminar con la parte que usted me preguntaba antes, de acabar con la infraestructura terrorista de Hamás.

Y me pregunto, no solo es verlos con sus armas, sus AK-47, sus vestimentas militares de negro, sus pañuelos verdes, dónde han mantenido a resguardo a esos rehenes que el Ejército israelí no ha podido localizar y liberar. Ahí hay una infraestructura y si usted me apura una colaboración de civiles que, según los testimonios de los rehenes liberados, los han tenido viviendo con ellos.
La colaboración de la población civil en este caso ha sido necesaria e imprescindible. Estamos hablando de una organización paramilitar que tiene también control político y control social de las infraestructuras, de la ayuda humanitaria que entra, de la gestión de los servicios y de la gestión de las voluntades. Por lo tanto, ahí vemos que además Hamás intenta mantener el control político de la población y de la Franja, pero lidia con otras organizaciones, con la yihad islámica, que son los que dice usted, la banda negra, que además tiene a su vez diferentes facciones.
De hecho, una parte de estos secuestrados de estos últimos rehenes han estado en manos de brigadas específicas de segmentos extendidos de la yihad islámica, en zonas donde supuestamente había estado operando el Ejército israelí hace unos meses, en Jan Yunis. Pero es completamente difícil entrar desde un punto de vista operativo un Ejército, como es el Ejército israelí o cualquier ejército occidental, en un campo donde la infraestructura de superficie convive con la infraestructura de no superficie, los túneles.

Y luego está la propaganda que se ha utilizado de una manera muy eficaz por parte de los palestinos. A nadie nos gusta el sufrimiento o la muerte de niños o mujeres civiles, que son los daños que provocaron quienes atacaron a Israel provocando la respuesta israelí. Eso hay que dejarlo bien claro. Pero la acción militar de Israel, teniendo en cuenta la propaganda de 47.000 muertos que nadie puede verificar, tiene que limitar mucho las acciones para evitar bajas civiles. En el Líbano no estamos viendo esas imágenes de niños y mujeres sufriendo en los hospitales como vemos habitualmente en Gaza.
Eso se debe a que en Gaza hay una sobreexposición de propaganda y de imágenes; cualquiera que quiera hacer un ejercicio de investigación seria ve que esas imágenes muchas veces están enlatadas, y, como hemos visto, la participación también de medios oficiales como Al-Jazeera y Al-Arabiya. El problema es que no hay medios internacionales objetivos que puedan verificar con claridad lo que allí está pasando.

Marta, ya para terminar, el objetivo fundamental en el fondo es acabar con la influencia de Irán en la región con esas milicias que está financiando, armando, durante tantos años: Hamás en Gaza, Cisjordania, Hezbolá en el Líbano, los hutíes en Yemen, las milicias en Irak y en Siria, muy importante. Ese objetivo, ¿qué grado de satisfacción de cumplimiento podemos pensar que han tenido respecto al mismo?
Israel ha tenido un grado de satisfacción más alto porque es verdad que estamos viendo que la guerra de Siria, ahora mismo, con la recomposición del poder o cómo se está intentando recomponer el Líbano, parece que las cartas están recomponiéndose, pero es cierto que la influencia de Irán en la región está muy debilitada y se ha roto el cordón umbilical entre Irán y el Líbano a través de Siria y todo ese espacio que unía lo que se conocía como el arco chií.
Y, por lo tanto, ahí vemos que hay una recomposición de alianzas y la salida de la influencia iraní parece que hoy está basculando hacia la influencia suní, en este caso protagonizada por Turquía y Qatar que son también, no olvidemos, elementos radicales y forman parte de la ideología de la Hermandad Musulmana. Parece que estamos sustituyendo la influencia chií por la influencia suní apoyada por la Hermandad Musulmana.