Vestidas siempre de negro y, al contrario que la mayoría de activistas, esta organización ya presente en todo el mundo ha usado el silencio para hacer notar su oposición a todo tipo de conflicto armado. Acusadas de traición y proxenetismo en la antigua Yugoslavia, las Mujeres de Negro cumplen treinta años en Serbia con su eterna resistencia a las guerras de los Balcanes y reivindicando el reconocimiento a las masacres ocurridas entonces.
Fundada en 1991, Mujeres de Negro (Žene u crnom, en serbio), es una red de mujeres dedicadas a actividades de construcción de paz. Está activa en los Balcanes, así como en otras zonas alrededor del mundo, y ha organizado más de 700 proyectos diferentes en esta región, incluidas protestas masivas no violentas contra las guerras de los Balcanes y la dictadura de Milosevic en su momento. Sus objetivos son aumentar la visibilidad de la resistencia a todos los aspectos de la violencia y la discriminación hacia las mujeres, y prevenir y resolver los conflictos a través del diálogo promoviendo la participación de las mujeres en el proceso de construcción de la paz.
“Sabemos que la desesperación y el dolor deben transformarse en acción política. Con nuestros cuerpos, declaramos nuestra amargura y hostilidad contra todos los que quieren y hacen la guerra. Durante las reuniones, permanecemos en silencio, a veces susurrándonos aliento y apoyo unos a otros cuando los transeúntes nos insultan o nos enfurecen”, afirmaba su Declaración en 1996, cuando cada miércoles, vestidas de negro y en silencio, decenas de mujeres protestaban en Belgrado contra las Guerras de los Balcanes.
El movimiento Mujeres de Negro en Yugoslavia comenzó bajo el gobierno de Slobodan Milošević, hace, este mes, treinta años. Los intentos de Milošević de fortalecer el gobierno de la mayoría serbia en la Yugoslavia multiétnica condujeron, en cambio, a su desintegración. Mientras los croatas competían por la independencia de Yugoslavia, los serbios de Croacia lucharon por mantener su territorio como parte de Serbia y comenzó una amarga guerra civil que se extendió por los Balcanes cuando Macedonia y luego Bosnia y Herzegovina declararon su propia independencia. Fue en ese momento cuando las mujeres serbias de Belgrado comenzaron a reunirse en silencio. Todos los miércoles, las mujeres se reunían en la Plaza de la República para protestar por la desmilitarización y el fin del conflicto. Apoyaron la causa de los objetores de conciencia que no querían pelear en una guerra en la que no creían y organizaron la ayuda humanitaria para los refugiados.
Su lucha se hizo aún más activa en 1995, siendo ellas las primeras en organizarse para condenar lo que, a día de hoy, se conoce como la mayor masacre de los Balcanes. En la ciudad de Srebrenica, considerada ‘zona segura’ para los refugiados bosnios, miles de hombres y niños bosnios fueron asesinados por el ejército serbio. La noticia de ese hecho fue suprimida y negada por el gobierno serbio, pero las Mujeres de Negro de Belgrado salieron a las calles con regularidad para llamar la atención sobre la atrocidad y protestar por la acción bajo el lema "No en nuestro nombre". Una década después, en 2005, una cinta de video expuso la verdad y desafió las negaciones del gobierno. “La negación del genocidio se ve a todos los niveles de la sociedad, desde el gobierno hasta en la calle. En Serbia hoy, la negación del genocidio se puede ver en la negativa a aceptar los veredictos de genocidio del El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) y la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Un número casi insignificante de personas en Serbia reconoce el genocidio de Srebrenica, y nosotras somos uno de esos raros grupos de personas en Serbia que reconocen los asesinatos de Srebrenica como genocidio”, explica la Organización para la iniciativa ‘Remembering Srebrenica’ (Recordando Srebrenica, en español).
Y ser prácticamente las únicas que gritan en silencio las atrocidades cometidas por el gobierno serbio, no solo en Srebrenica sino en todos los Balcanes, no es algo que pase desapercibido en una sociedad tan nacionalista como es esta. Durante la conmemoración de los hechos cometidos en Srebrenica en 2005, “unos 25 contra manifestantes nacionalistas neonazis comenzaron a gritar ‘Cuchillo, alambre, Srebrenica’ (palabras que riman en serbio), ‘Serbia para los serbios’, con gestos de ‘Salve Hitler’, insultándonos. En un momento alguien arrojó bombas de gas lacrimógeno al centro de nuestro círculo”, narraban Mujeres de Negro danesas que acudieron a Belgrado para acompañar a sus compañeras.
Aunque las Mujeres de Negro siempre planean protestas pacíficas y silenciosas, aún crean controversia y despiertan la ira en sus oponentes. Los nacionalistas serbios consideran que los serbios no deben promover la independencia o los derechos de ninguna otra nacionalidad. Es por ello que las mismas miembros son acosadas cuando se reúnen, y la organización ha sido investigada repetidamente por acusaciones que más tarde se han demostrado falsas. La fundadora de la asociación de Belgrado fue acusada de dirigir una red de prostitución, lo que provocó nuevas investigaciones policiales.
Estos ataques no son cosa del pasado, a finales de la pasada semana la sede de la Organización ha amaneció completamente con pitadas nacionalistas y amenazas dibujadas en su entrada. Símbolos nacionalistas serbios cuyo significado se traduce como: solo la unión salvará a los serbios, ‘Kurve u crnom' (Putas de negro, en español) y el nombre de Ratko Mladic, criminal de guerra serbio juzgado por sus acciones cometidas durante la guerra de Bosnia se leía en la puerta del local. “El actual régimen político en Serbia, liderado por Aleksandar Vučić utiliza a grupos e individuos fascistas para amenazar a todos los grupos e individuos de libre pensamiento y, sobre todo, con aquellos que su opinión y actuación demanda un reconocimiento de los pasados delitos en los que el antes mencionado no fue sólo un observador silencioso, sino un participante muy activo” denunciaba la Organización el lunes 25 de octubre en redes sociales.
Y es que Mujeres de Negro no soló condenó los crímenes de guerra sino que también tomó posición apoyando la independencia de Kosovo. Algo que le costaría una pena de cárcel por traición a la constitución, según diario Kurir de Belgrado. En 2008, Mujeres de Negro Belgrado se unieron a la Kosova Women Network (Red de mujeres Kosovares, en español) para crear la Coalición de Mujeres por la Paz, una red de mujeres compuesta por activistas de Kosovo y Serbia, que busca hacer más visibles las perspectivas de las mujeres en los asuntos políticos de Serbia y Kosovo, y que ha recibido apoyo continuo del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM). Fue entonces cuando las representantes de Mujeres de Negro de Belgrado se disculparon por los crímenes cometidos por el régimen de su país contra los albano kosovares. La disculpa fue transmitida por Radio Television Kosova, marcando la primera disculpa pública hecha por los crímenes cometidos contra los albaneses durante la guerra.
Y aunque sus acciones fueron pioneras, y foco de atención y críticas en el pasado, cuando las guerras balcánicas estaban en pleno apogeo e ir en contra del poder establecido era ir contra de los tuyos, Mujeres de Negro siguen organizadas en Serbia. Porque a pesar de que los Balcanes perdieron su interés internacional cuando sus guerras acabaron, Mujeres de Negro siguen luchando por el reconocimiento a lo que pasó. Por el reconocimiento a las víctimas. Año tras año, ya suman treinta de resistencia no violenta al militarismo, la guerra, el sexismo y el nacionalismo. Su última concentración fue el pasado febrero, en memoria y denuncia a lo que pasó en 1993 en la estación de Štrpci cerca de Višegrad, territorio bosnio en Serbia, cuando 19 civiles (18 bosnios y un croata) fueron asesinados en el tren de Belgrado a Bar por quince serbios, arrestados en 2014 y acusados de crímenes de guerra, no de genocidio como reclaman Mujeres de Negro. “Nuestro gobierno niega completamente cualquier genocidio que haya ocurrido alguna vez. La estrategia es de ‘negación interpretativa’, argumentando que no fueron genocidio sino crimen de guerra. Reducen el número de muertos y tratan de justificar el crimen sobre la base de que los crímenes se cometieron en todos los lados: negación por ‘equivalencia moral’”, declaraban a ‘Remembering Srebrenica’.
Las Mujeres de Negro en Serbia siguen reuniéndose en las calles, usando su cuerpo para, como bien enfatizan en su Manifiesto, “crear una presencia física, de modo que no se nos pueda ignorar. ‘Secuestramos’ el espacio público del discurso dominante de negación”, siguen llenando Belgrado de negro “como el color del luto. Lloramos a todas las víctimas de la guerra, pero sobre todo lloramos a los que murieron en nuestro nombre” y, así, aguantan en silencio “porque el silencio es la forma más potente de expresar nuestras opiniones. El silencio simboliza el respeto, la seriedad y la dignidad: es un espacio ajeno, un espacio sin violencia. El silencio, cuando se usa deliberadamente, es el sonido más poderoso”.