La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha reconocido una vez más la renuencia de Argelia a aceptar responsabilidad por el prolongado conflicto del Sáhara Occidental. El conflicto del Sáhara Occidental se encuentra entre los principales frentes que preocupan a la ONU. Para ello, la organización asignó a Staffan de Mistura, el 1 de noviembre de 2021, como enviado especial de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) para solventar el problema.
La cuestión fue tratada por la ONU en su informe anual sobre el Sáhara Occidental elaborado por el secretario general Antonio Guterres. El secretario general de la ONU afirmó en el informe, publicado semanas antes de la votación del Consejo de Seguridad sobre una nueva resolución, que Argelia “mantuvo posiciones previamente transmitidas, incluso en términos de enmarcar su papel como observador”.

Argelia ha mostrado su rechazo en la responsabilidad y participación en el conflicto presentándose como un mero observador en la disputa del Sáhara, a pesar de su papel en la financiación, el armamento, el apoyo y la acogida del Frente Polisario. El régimen argelino ha apoyado durante mucho tiempo al Frente Polisario y sus reclamaciones de independencia sobre la región del Sáhara Occidental en el sur de Marruecos bajo el pretexto de que se adopte una “postura neutral”.
La interferencia de Argelia en el proceso político bajo control de la ONU también se cubrió en el informe. En particular, el párrafo 32 del informe destaca que Argelia “sigue oponiéndose al formato de la mesa redonda, sosteniendo que en 2018 y 2019 su participación se ha instrumentalizado”.
Este informe más reciente de la ONU proporciona una prueba adicional de la negativa de Argelia a respetar el derecho internacional y las resoluciones de la ONU, incluida la Resolución 2654 del año anterior, que instaba a todas las partes a participar en el proceso político dirigido por la ONU y a apoyar al enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, en sus esfuerzos por encontrar un compromiso y una solución mutuamente aceptable a la disputa del Sáhara Occidental.

La resolución 2654 enfatizó la importancia de las mesas redondas iniciadas por el antiguo enviado de la ONU para el Sáhara, Horst Kohler, quien renunció en 2019 alegando problemas de salud. El Consejo de Seguridad de la ONU elogió “el importante papel del exenviado personal del secretario general al Sáhara Occidental en la convocación del proceso de mesa redonda” y elogió el impulso generado por las mesas redondas iniciales en 2018 y 2019, según la resolución.
El régimen argelino ha tratado durante mucho tiempo de tergiversar su participación en el conflicto del Sáhara, a pesar de que la evidencia histórica muestra que lo hizo brindando apoyo financiero, logístico y operativo al separatista Frente Polisario. El objetivo de Argelia en el conflicto del Sáhara es establecer una república separada e independiente en el sur de Marruecos para desafiar la soberanía de la nación y tomar la iniciativa, según un documento de la CIA de diciembre de 1977 desclasificado en noviembre de 2012.

“El objetivo de Argelia en el conflicto es crear una república saharaui independiente, donde espera tener una influencia dominante. Esto obstaculizaría los esfuerzos marroquíes para limitar el futuro acceso de Argelia al Atlántico y negaría a Marruecos los importantes recursos económicos del territorio”, según el documento de la CIA. Es importante destacar que el documento subraya que Argelia se opone a la hegemonía en el noroeste de África apoyando la autodeterminación del Polisario por “la razón aparente” de hacerlo.