La paz entre Israel y Palestina pasa por neutralizar las amenazas del régimen iraní

Para lograr paz y estabilidad, los Estados del Golfo, en particular Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, junto con Jordania y Egipto, son socios claves
El ayatolá Ali Jamenei - PHOTO/HO/KHAMENEI.IR
El ayatolá Ali Jamenei - PHOTO / HO / KHAMENEI.IR

La guerra en Gaza y los acontecimientos de este último año han puesto de manifiesto el papel desestabilizador de la República Islámica de Irán en Oriente Medio. No obstante, los Estados árabes del Golfo, como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, así como Israel, ya eran conscientes de ello, por lo que llevaban décadas tratando de establecer un nuevo orden regional frente a las amenazas de Teherán. 

En este sentido, tal y como recuerda Sir John Jenkins en Chatham House, tanto los Estados del Golfo como Israel consideran que Irán “es el principal obstáculo” para alcanzar la paz y estabilidad regional debido, en parte, a sus proxys en la zona, como Hamás, Hezbolá o los hutíes. 

En los últimos meses, las milicias regionales respaldadas por Irán, así como el propio régimen iraní, se han centrado en lanzar ataques recurrentes contra territorio israelí, empujando al Estado judío a una guerra en 7 frentes: Gaza, Líbano, Cisjordania, Yemen, Irák, Siria e Irán. 

Jenkins matiza que Hezbolá siempre ha representado una amenaza más grave para Israel que Hamás. Las capacidades de la milicia chií libanesa mucho mayores que las del grupo terrorista palestino. “Puede amenazar a todo Israel con sus misiles cada vez más sofisticados y, a todos los efectos, controla un Estado soberano, el Líbano. Detrás de él se encuentra Irán, que ha amenazado a Israel con la destrucción durante 45 años” añade. 

Jenkins también considera que el relato nacional palestino "ha adquirido una enorme resonancia emocional y simbólica a lo largo de los años”, aunque destaca que el único éxito real que han tenido los palestinos es internacionalizar su causa, “lo que hace que los costos del fracaso sean altos para las principales potencias de la región”. “Por lo tanto, una solución duradera es una condición previa absoluta para la estabilidad regional”, subraya. 

<p>Combatientes hutíes recién reclutados durante una manifestación para conmemorar al difunto líder del Hezbolá del Líbano, Hassan Nasrallah, y para mostrar apoyo a los palestinos en la Franja de Gaza, en Saná, Yemen - REUTERS/KHALED ABDULLAH </p>
Combatientes hutíes recién reclutados durante una manifestación para conmemorar al difunto líder del Hezbolá del Líbano, Hassan Nasrallah, y para mostrar apoyo a los palestinos en la Franja de Gaza, en Saná, Yemen - REUTERS/KHALED ABDULLAH 

Y esta solución duradera no puede lograrse simplemente mediante treguas o negociaciones con la Autoridad Palestina (AP) o la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). 

“Esto sólo podrá suceder cuando Hamás, y particularmente Hezbolá, dejen de ser amenazas importantes para Israel y cuando Irán ya no tenga el poder de perturbar el surgimiento de un nuevo orden regional”, explica. Es por esto que, para Jenkins, un alto el fuego ahora, sin resolver los problemas mayores, garantiza la reanudación del conflicto en uno o dos años.

A su vez, es necesario recalcar que la paz también pasa por la autodeterminación palestina, no por el bien de los palestinos, sino para garantizar la seguridad israelí. “Eso, a su vez, exige un nuevo sistema político israelí que vaya en contra de las realidades políticas actuales”, agrega. 

Hezbolá dijo que había obligado a las tropas israelíes a retirarse el 8 de octubre después de que cruzaran al Líbano cerca de un puesto de mantenimiento de la paz de la ONU (FPNUL) luego del anuncio de Israel la semana pasada de que estaba realizando incursiones terrestres - PHOTO/ EJÉCITO ISRAELÍ
Un alto el fuego ahora, sin resolver los problemas mayores, garantiza la reanudación del conflicto en uno o dos años - PHOTO/ EJÉCITO ISRAELÍ

Aún así, Jenkins considera que la clave es desarrollar una política centrada en Teherán. “Se necesita un nuevo paradigma, centrado en Teherán y su influencia maligna”, señala, indicando que lo ideal sería que esto supusiera un cambio en el propio Irán. 

La extensión del conflicto actual al país podría poner en riesgo la estabilidad del régimen, algo que sus líderes temen dada la profunda impopularidad interna que enfrentan. Sin embargo, teniendo en cuenta su comprobada disposición a recurrir a la violencia extrema para sofocar a los disidentes, no parece prudente anticipar un cambio significativo desde dentro en un futuro próximo.

Es por ello que es necesario desmantelar su influencia en el Líbano, Siria, Irak, Gaza y Yemen y, sobre esta base, hablar sobre la autodeterminación palestina.

<p>Miembros de Hezbolá asisten al funeral de Ali Mohamed Chalbi, miembro de Hezbolá, tras la detonación de radios portátiles y buscapersonas utilizados por Hezbolá en todo el Líbano, en Kfar Melki, Líbano, 19 de septiembre de 2024 - REUTERS/AZIZ TAHER </p>
Miembros de Hezbolá asisten al funeral de Ali Mohamed Chalbi, miembro de Hezbolá, tras la detonación de radios portátiles y buscapersonas - REUTERS/AZIZ TAHER 

Para ello, Jenkins recalca la necesidad de que el gobierno israelí esté dispuesto a colaborar. “No se puede obligar a Israel a aceptar un acuerdo. Es necesario que haya suficientes israelíes que deseen la paz para que sea políticamente viable”, afirma. 

En este punto recuerda el trauma tras el ataque del 7 de octubre, así como las victorias militares israelíes en Gaza y Líbano. No obstante, recuerda que estos éxitos militares no son una solución. 

Para alcanzar esta ansiada paz y estabilidad, los Estados del Golfo, en particular Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, junto con Jordania y Egipto, son socios esenciales, ya que comparten las mismas preocupaciones de seguridad que Israel. 

Por otro lado, el papel de Estados Unidos debería centrarse en apoyar a Israel y ofrecer garantías de seguridad férreas a largo plazo.

Donald Trump en el debate con Kamala Harris - PHOTO/REUTERS/BRIAN SNYDER
Donald Trump durante un debate con Kamala Harris - PHOTO/REUTERS/BRIAN SNYDER

Jenkins también presenta una estrategia creíble para contrarrestar la influencia iraní. Dentro de ella se incluye el cierre de las mezquitas, los centros culturales y las falsas organizaciones de derechos humanos que Irán ha utilizado para moldear la opinión a su favor en países occidentales. 

También indica que se deberían reforzar las sanciones contra el régimen, la inteligencia financiera y la capacidad de los servicios de seguridad.

"Reino Unido también podría actuar junto con sus aliados de la UE para proscribir al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) como organización terrorista, concediéndole más margen de maniobra para actuar contra su financiación. Hay que imponer costes reales a quienes emplean la fuerza brutal para reprimir las protestas legítimas en Irán”, señala. 

Esta foto proporcionada por la fuerza terrestre de la Guardia Revolucionaria el lunes 17 de octubre de 2022 muestra sistemas de misiles en una maniobra en el noroeste de Irán - PHOTO/ Fuerza terrestre de la Guardia Revolucionaria de Irán vía AP
Esta foto proporcionada por la fuerza terrestre de la Guardia Revolucionaria el lunes 17 de octubre de 2022 muestra sistemas de misiles en una maniobra en el noroeste de Irán - PHOTO/ Fuerza terrestre de la Guardia Revolucionaria de Irán vía AP

A nivel regional, resalta la necesidad de alianzas mejor estructuradas. Es por ello que pide una cooperación mayor entre los países del Consejo de Cooperación del Golfo y Estados Unidos, Reino Unido y otros aliados occidentales, así como con países no árabes interesados, como Azerbaiyán y Turquía. 

En el ámbito militar, pide atacar con dureza a los grupos paramilitares chiítas de Irak y a los hutíes de Yemen y combatir mejor el contrabando de armas y petróleo iraní.