España participa con una patrullera de la Marina en el dispositivo europeo, apoyando por países locales, para proteger los buques de carga y pesqueros que faenan por la zona
Las bandas de piratas que actúan en la zona del Golfo de Guinea atacando a buques y pesqueros provocan unas pérdidas directas e indirectas a empresas y estados de unos dos mil millones de euros, según datos que maneja la Unión Europea.

En esta cantidad se incluye los costes por el rescate de tripulaciones tras los secuestros, la reducción de pesca, los bienes robados, así como los esfuerzos que hacen los países, entre ellos algunos de la Unión Europea, para luchar contra estos ataques.
La Oficina Marítima Internacional (IMB) informó recientemente que el pasado año 2021 se produjeron 11 secuestros a tripulaciones de buques extranjeros en esa zona. El pasado mes de noviembre hubo un incidente entre un buque del Ministerio de Defensa de Dinamarca y piratas donde murieron cuatro de los delincuentes.
Esta zona, cercana a las Islas Canarias, se ha convertido en uno de los mayores focos de inseguridad para los marineros de los buques y barcos de pesca que faenan en la zona, donde hay numerosos caladeros.

Se calcula, que tras el bajón que han sufrido los piratas en el Indico, casi el 90% de los incidentes graves en barcos se producen en esta región que se ha convertido en la más peligrosa para el tráfico marítimo mundial.
Los piratas suelen atacar a las tripulaciones de buques en unos mares por donde se transportan cada día 5,5 millones de barriles de petróleo y con un tráfico pesquero similar al que se mueve por el Océano Indico o el Atlántico Norte.
El único puerto importante de la zona es el de Lagos, en Nigeria, país que en la actualidad tiene cerca de doscientos millones de habitantes y que se calcula que en el año 2050 habrá doblado su población.
El Golfo de Guinea tiene un alto tráfico de naves que no es comparable con el que se produce en los estrechos de Gibraltar, Suez, Panamá, o Malaca, pero que es importante, especialmente en la cercanía de las costas.

Los países de la zona, salvo alguna excepción, se encuentran entre los que tienen un menor desarrollo urbano del mundo y hay una gran dependencia del pescado como fuente de alimentación. Tienen problemas económicos, de gobernanza, democracia y por supuesto de calidad de vida.
La zona entre Gabón y Costa de Marfil se encuentra entre las más pobladas del mundo con una previsión, en mucho de los países, de casi duplicar la población. Entre los paises encontramos Benin, Burkina Faso, Togo, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bisau, Liberia. Mauritania, Niger, Nigeria, Senegal y Sierra Leona.
El punto más peligroso del golfo es el que se encuentra entre Gana y Gabón, en el delta del Río Níger. Comparte el riesgo con otras zonas del mundo como son el Caribe, el Indico, y el sureste asíatico.

Los analistas españoles señalan que aunque el año 2021 se ha producido un descenso drástico hay que ser muy precavido. La razón de este descenso de los ataques es el elevado precio del petróleo. Los piratas prefieren robar crudo en tierra que arriesgarse a ser atrapados en una de sus incursiones en el mar.
Los incidentes se producen especialmente entre noviembre y abril y las bandas, además de pedir esos rescates millonarios por las tripulaciones, roban a los marineros el dinero y otros bienes que encuentran en el barco o pesquero. Un 70% de los abordajes tienen como motivo exclusivo el secuestro, con el que suelen ganar mucho dinero.
Los países también han reaccionado. Nigeria ha anunciado una inversión de cerca de 200 millones de dólares contra la piratería, mientras que algunos de sus vecinos han aumentado un 25% los fondos destinados a luchar contra los abordajes.
Otra de las amenazas en el golfo es la pesca ilegal. Se calcula que el 40% de los barcos que faenan lo hacen sin las correspondientes autorizaciones internacionales, lo cual esquilma unos bancos de los que depende la economía de millones de personas. Gran parte de estos barcos son chinos. La pérdida para la economía de la zona es de unos 500 millones anuales.

Hay una importante falta de control por parte de los países del litoral, lo que es conocido por los pesqueros que no respetan las mínimas normas restrictivas que se imponen al resto de flotas.
El tráfico de drogas es otra de las amenazas en el golfo y afecta a España. Se estima que un 30% de la droga que llega a Europa usa esta ruta, junto a la llamada ´africana´, frente a la que se utilizaba hasta ahora para llegar al viejo continente que lo hacía por el norte del Atlántico.
Mientras los grupos terroristas han reducido su actividad marítima, los traficantes de hombres han aumentado en los últimos meses. Se calcula que el 50% de las pateras que llegan a Canarias parten de estas costas.

La Unión Europea ha llegado a acuerdos con países de la zona y se ha convertido en un proveedor de seguridad global “y promueve una explotación sostenible de los océanos”.
Se han puesto en marcha nueve proyectos, entre ellos la llamada arquitectura Yauunde, una estructura de intercambio de información para luchar contra los problemas que provocan estas agresiones.
En 2021 se lanzó la iniciativa de `Presencias marítimas coordinadas´ que ha aumentado la presencia marítima de buques europeos gracias al apoyo de diez países de la UE.

España tiene un patrullero desde el 2010 en una zona en la que circula entre el 20 y el 30% del crudo que necesita nuestro país para sus necesidades energéticas. Proviene de Nigeria y Angola. Decenas de pesqueros españoles trabajan en la zona.
La Marina española, además de patrullar en coordinación con otras marinas de la UE, ayuda a formar a tripulaciones de países locales para que puedan ser ellos los que luchen contra la agresión a sus mares en pocos años.