Hasta ahora, los mandatarios argelinos han sido rehenes del estamento militar, y no tenían poder para definir su política exterior

El presidente argelino Tebboune quiere quitar el expediente del Sáhara a los militares

photo_camera PHOTO/AFP - El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune

El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune ha decidido crear la Agencia Argelina de Cooperación Internacional (AACI) y ha puesto a su cabeza a un coronel que hizo su carrera en los servicios secretos, Mohamed Chafik Mesbah. 

La iniciativa presidencial tiene dos finalidades, arrebatar a los militares y a sus servicios de espionaje el control de la política exterior, y crear las condiciones para que el expediente del Sáhara Occidental y la crisis político-estratégica que vive la región del Magreb vuelvan a ser prerrogativa de la Presidencia de la República. 

Desde el comienzo de la guerra de liberación anticolonialista, la política exterior de los sucesivos gobiernos argelinos, el Gobierno provisional (GPRA) presidido por Ferhat Abbas hasta la Independencia del país en 1962, y los sucesivos Ejecutivos que se han sucedido, excepción hecha del régimen absolutista militar dirigido por el coronel Huari Boumedian entre 1965 y 1979, fecha de su muerte, ha sido siempre la prerrogativa exclusiva del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de su heredero institucional el Ejército Nacional Popular (ANP, por sus siglas en francés). Los ministros de Asuntos Exteriores, y hasta el Departamento de Relaciones Exteriores del partido único Frente de Liberación Nacional, se han limitado a ejecutar las órdenes procedentes del Ejército y de sus servicios de inteligencia. 

Los jefes de la diplomacia argelina, los embajadores, los responsables de todos los organismos estatales cuyas tareas están vinculadas a la política exterior, exportaciones, contratos, adquisición de material o representatividad en los organismos internacionales, para ser nombrados deben tener un certificado de idoneidad otorgado por los servicios secretos en manos siempre de los militares. 

Esto ha sido así hasta el fin de la era Bouteflika. El nuevo presidente, aun habiendo sido elegido por una minoría pírrica, ha dado un paso sorprendente al constituir la Agencia, cuya finalidad es diseñar la estrategia política y diplomática de Argelia. Hasta ahora, los presidentes argelinos han sido rehenes del estamento militar, y no tenían poder para definir su política exterior, a pesar de que la Constitución les otorga ese y muchos otros poderes discrecionales. 

Uno de los problemas que arrastra Argelia, vinculado a su política exterior, es, sin duda, el relativo al conflicto del Sáhara, en sus dos vertientes, la geopolítica y la militar. En el área estrictamente militar, que incluye la defensa de las fronteras, el despliegue de fuerzas, los equilibrios militares en la región principalmente entre Argelia y Marruecos, el presidente Tebboune no tiene potestad para intervenir, al menos por el momento, y ello a pesar de ser jefe supremo de las Fuerzas Armadas, y ministro de la Defensa. En cambio, donde sí puede y, al parecer está dispuesto a hacerlo, es en la vertiente política del conflicto. 

Una de las principales tareas de esta nueva institución, la AACI, será la de presentar al presidente de la República un detallado Informe político y estratégico del conflicto y sus escenarios de futuro. 

El hecho de colocar a la cabeza de la AACI a un coronel ex oficial de los servicios secretos, tiene, además, una doble lectura. El coronel Chafik Mesbah pertenece a la promoción de nuevos miembros de élite en los servicios secretos de la era Boumedian: gente con amplia formación universitaria, títulos académicos, conocedores de varias lenguas, expertos en economía, en sociología, en ciencias políticas. Esta nueva promoción de élite fue reclutada por el coronel Kasdi Merbah, quien durante 20 años después de la Independencia en 1962 construyó la osamenta de los servicios secretos y más tarde ocupó varios cargos ministeriales, incluso llegó a presidir el Gobierno, antes de ser asesinado en 1993 en Argel por un comando falsamente islamista. 

El coronel Chafik Mesbah fue, además, un azote en sus repetidas denuncias contra el régimen que ha gobernado Argelia durante veinte años, basado en la alianza entre Abdelaziz Bouteflika y el general Tufik Medien, que sucedió a Mesbah en la dirección de los servicios secretos durante 25 años. 

El hecho de que el presidente Tebboune recupere ahora al coronel Mesbah para dirigir la Agencia exterior es porque sabe, según se analiza en Argel, que este aún tiene importantes vínculos en las Fuerzas Armadas y en el espionaje argelino, lo que interesa al nuevo presidente para encarar una nueva política internacional, entre ella en el espacio geopolítico árabe-africano, donde Argelia ha desperdiciado el capital acumulado durante treinta años, de 1955 a 1985. 

Esta nueva situación en Argelia coincide con la pérdida de prestigio e imagen del Frente Polisario, como movimiento de representación única de la población saharaui, principalmente la refugiada en los campamentos de Tinduf, y la constitución de un nuevo movimiento político que rompe el monopolio del grupo armado. El Movimiento de Saharauis por la Paz (MSP), que ha elegido a Hach Ahmed como secretario general, se ha propuesto como objetivo establecer contactos con Argelia, Marruecos, Mauritania, España, Francia y Estados Unidos, además de los organismos internacionales que intervienen en el conflicto. La Agencia argelina de cooperación internacional puede ser una puerta de acceso al régimen de Argel.