Los activistas iraníes arrestados en las protestas provocadas por la muerte de Mahsa Amini corren el riesgo de ser torturados o incluso de morir tras las rejas, advierten grupos de derechos humanos

Presos políticos en Irán alertan de estar siendo amenazados de muerte en Evin

photo_camera REUTERS/DILARA SENKAYA - Los activistas iraníes arrestados en las protestas provocadas por la muerte de Mahsa Amini corren el riesgo de ser torturados o incluso de asesinados

Dos días antes de que un incendio cercara una sección de la prisión de Evin en Irán y provocara al menos la pérdida de ocho vidas, una unidad de la Policía antidisturbios se desplegó en el lugar y comenzó a custodiar los pasillos cantando “Dios es el más grande” y apaleando los portones de las celdas con porras, según afirmaron distintas fuentes a Reuters.

Desde la detención y posterior muerte de la joven de 22 años Amini, un sinfín de activistas y protestantes han sido retenidos por el Gobierno iraní, uno de ellos fue Hossein Ronaghi. Este mismo jueves salieron a la luz imágenes impactantes del arresto del activista por la libertad de expresión, a quien estrangularon y se llevaron a la delegación de la Fiscalía. Desde el día de su arresto, ha estado recluido en la prisión de Evin, en Teherán y su familia asegura que corre el riesgo de morir debido a una afección renal, además afirmaron que también tiene las piernas rotas. Después del incendio que devastó la cárcel, Ronaghi tuvo una breve llamada con su madre, pero “solo podía decir unas pocas palabras y apenas podía hablar”. El poder judicial dice que 8 personas murieron durante el incendio en la prisión de Evin, pero fuentes informadas de Iran Wire informaron que fueron al menos 13 personas.

Ronaghi es solo uno de varios notorios activistas de derechos, periodistas y abogados que han sido arrestados y cuyos adeptos temen que nunca salgan con vida de la cárcel, donde se encuentran recluidos la mayoría de los detenidos políticos. El incendio producido el día 15 de octubre, solo engrandeció las preocupaciones sobre el bienestar de los presos, ya que los activistas acusaron a las autoridades de disparar gases lacrimógenos y balines de metal dentro de la cárcel, incluso se informó que ninguno de los presos políticos resultó herido. “Escuchamos disparos y detenidos cantando ‘muerte a Jamenei’”, dijo un preso recluido en la parte de la prisión donde se encuentran los presos condenados por delitos financieros. IHR dijo que miles habían sido arrestados en todo el país en la represión, incluidos al menos 36 periodistas, 170 estudiantes, 14 abogados y más de 580 activistas.

Roya Boroumand, directora del Centro Abdorrahman Boroumand, con sede en Washington, dijo que la situación se vio agravada por la gran cantidad de nuevos prisioneros que fueron llevados a las cárceles, incluidas Evin y la prisión Fashafouyeh Greater Tehran. “Estamos muy preocupados por el trato a los detenidos”, dijo a la AFP. El hacinamiento significa que “no hay más remedio que sentarse o dormir por turnos” en áreas que incluyen los gimnasios de la prisión. Los analistas dicen que los arrestos masivos son una estrategia clave para tratar de combatir la ola nacional de protestas, que presenta el mayor problema social desde 1979.

Ronaghi, ha sido durante años uno de los críticos más valerosos de la República Islámica que aún vive en el país. Las fuerzas de seguridad hicieron un primer intento de arrestarlo el 22 de septiembre mientras daba una entrevista en vivo a Iran International TV, pero logró escabullirse de su apartamento. Dos días más tarde él y sus abogados fueron detenidos. Tras el incendio de Evin, Amnistía Internacional instó al acceso de observadores independientes “para proteger a los presos de más homicidios ilegítimos, tortura y otros malos tratos”.

Además de Ronaghi, Arash Sadeghi fue encarcelado en Evin el 12 de octubre, a pesar de sufrir condrosarcoma, un tipo raro de cáncer de huesos. IHR expresó su preocupación por varios activistas seguían incomunicados tras las rejas, incluido el periodista y activista Golrokh Iraee y el destacado bloguero Amir Emad Mirmirani, conocido como Jadi.

El grupo de derechos humanos dijo que algunos detenidos habían dado "confesiones televisadas auto incriminatorias bajo coacción y tortura" y también habían sido objeto de insultos verbales mientras estaban bajo custodia. Los presos han testificado haber sido severamente golpeados, torturados durante los interrogatorios y privados de alimentos y agua potable, fueron torturados y hasta sufren de roturas en muchas de sus extremidades.

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