Los grandes avances que han registrado las Fuerzas Armadas etíopes sobre territorios controlados por los rebeldes han hecho que el primer ministro, Abiy Ahmed, vuelva de nuevo a Adís Abeba por un tiempo. “Después de finalizar el primer capítulo de esta guerra, ahora estoy de regreso en la oficina por un tiempo”, ha informado Abiy Ahmed en un comunicado que ha publicado en sus redes sociales.
Abiy Ahmed decidió trasladarse al frente de guerra el pasado 23 de octubre para, según sus declaraciones, “defender al país de los enemigos internos y externos”, haciendo un llamamiento también para que los etíopes se unieran a las Fuerzas Armadas y hacer frente a los rebeldes de Tigray. Durante este tiempo, Abiy Ahmed había relegado sus funciones al viceprimer ministro, Demeke Mekonnen.

El conflicto en Etiopía ha dado un importante giro en este mes pasado, después de que los rebeldes de Tigray avanzaran desde el norte tomando varias ciudades hasta llegar a amenazar a la capital, Adís Abeba. Este impulso del TPLF fue contrarrestado en estas semanas con la ofensiva de las Fuerzas Armadas etíopes, llegando a tomar ciudades tan importantes y estratégicas como Dese y Kombolcha, y avanzando hasta Shewa Robi, a 220 kilómetros de Adís Abeba.
A pesar ello, las declaraciones de los representantes del Gobierno federal y del Frente de Liberación por la Liberación de Tigray demuestran que la guerra no va a cesar. Abiy Ahmed añadía en su comunicado que el Ejército etíope luchará “hasta que nuestros enemigos se agoten”. Por su parte, el líder del TPLF, Debretsion Gebremichael ha pronosticado que los combates contra el Ejército etíope van a seguir en las próximas semanas afirmando que su enemigo “esta al borde de la derrota”.

Esta guerra comenzó en noviembre de 2020 en la región de Tigray, cuando Abiy Ahmed ordenó una ofensiva militar en represalia por el ataque por parte del TPLF del Ejército en Mekelle. Una ofensiva que era la punta del icerberg después de varios meses de tensión por las elecciones celebradas ese mismo año y de las que Abiy Ahmed obtuvo una victoria aplastante gracias a la no participación de los habitantes de Tigray.
La guerra ha obligado a miles de personas a trasladarse a otras zonas del país y a muchas otras a cruzar la frontera para instalarse en los campos de refugiados de Sudán a la espera de poder volver cuando la situación mejore. También, millones de personas de todo el país sufren ya la escasez de alimentos por el bloqueo de comunicaciones. Las víctimas del conflicto a día de hoy tampoco se pueden contar debido al control de la información del Gobierno federal.

La ONU ya ha acusado a todas las partes del conflicto de perpetrar crímenes de guerra, denunciando los asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, torturas, violencia sexual y desplazamiento forzado de civiles. Desde el comienzo del conflicto, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha pedido el alto al fuego incondicional.
La ONU sigue remarcando también los saqueos que sufren las ayudas humanitarias en la región de Tigray, Amhara y Afar, especialmente en las ciudades de Dese y Kombolcha, donde este mismo lunes se ha producido otro asalto. El portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric, ha denunciado estos saqueos de grandes suministros del Programa Mundial de Alimentos (PMA). Según datos de del Grupo de Seguridad Alimentaria en Etiopía, son más de 9 millones de personas en estas regiones, cifras que seguirán en aumento por el boicot y corte de comunicaciones causados por la guerra.