El presidente ruso reconoce la “grave situación” que hay en territorio sirio

Putin y Erdogan abogan por una solución pactada para Siria

PHOTO/SPUTNIK/ALEXEI DRUZHININ/KREMLIN vía REUTERS - El presidente ruso, Vladimir Putin, da la bienvenida al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante una reunión en Sochi, Rusia, el 22 de octubre de 2019

Vladimir Putin, presidente de Rusia, y Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, han protagonizado una cumbre en la ciudad rusa de Sochi para abordar la situación de Oriente Medio y del conflicto desatado en el noreste de Siria tras la operación militar turca contra los kurdosirios de la zona, calificado de “grave situación” por parte del dirigente ruso. 

Junto a discusiones sobre las relaciones bilaterales entre ambas naciones el tema estrella del cónclave ha sido el de Siria. “La situación en la región es muy grave, todos entendemos esto”, señaló Putin durante el comienzo de la cumbre entre ambas partes, según recogió la agencia estatal rusa de noticias TASS. El presidente ruso valoró esta reunión y las consultas entre ambos como “muy requeridas” debido al alcance de la situación.

“Quiero expresar esperanza de que el nivel que se ha logrado recientemente en las relaciones ruso-turcas desempeñe su papel para resolver todos los problemas complejos que han surgido en la región y permitan encontrar respuestas”, señaló el líder ruso ante la presencia de su homólogo turco. 

Por su parte, Erdogan ya comentó el pasado sábado de manera previa a este encuentro que urgía una solución al conflicto en Siria, aunque advirtiendo que Turquía seguiría “implementando sus propios planes”. El presidente turco, en rueda de prensa previa al cara a cara con Putin reiteró su intención de reanudar la operación militar con “una determinación mayor” si Estados Unidos no cumple con su promesa de retirada de las fuerzas kurdas de la región. El líder otomano también manifestó su intención de discutir con el dirigente del Kremlin la retirada de los grupos kurdos de las regiones sirias bajo control de la Administración del líder Bachar al-Asad. 

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se reúne con su homólogo ruso Vladimir Putin en Sochi, Rusia, el 22 de octubre de 2019

La jornada de este martes es de suma importancia porque al término de esta finaliza el alto el fuego que había sido acordado tras la reunión de Erdogan con Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, y Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, llevada a cabo hace una semana en Ankara. De este pacto se derivó el cese de las hostilidades en el noreste de Siria por un periodo de cinco días que facilitaba el repliegue de las hostigadas milicias kurdosirias, apoyadas por el régimen sirio de Bachar al-Asad y el principal socio de este, la Rusia de Vladimir Putin. También se fijó la retirada del Ejército turco a 20 kilómetros de la frontera entre Turquía y Siria. Todo ello tras los duros combates acaecidos en enclaves estratégicos como Tal Abiad, Ras al-Ain y Manbech.

De esta forma, se dejaba libre la zona de seguridad del espacio fronterizo, delimitada por 32 kilómetros de ancho y 240 de largo y que fue establecida tras la salida de Estados Unidos de territorio sirio. Una marcha apalabrada por Erdogan y el presidente norteamericano Donald Trump, que suponía también la salida de las fuerzas kurdosirias de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) y la búsqueda del realojo de más de tres millones de refugiados sirios asentados en suelo turco. 

Turquía considera a las YPG como grupo terrorista por dar sustento a los insurgentes kurdos al sudeste del territorio turco y pretende su salida total del noreste de Siria. Una marcha que se ha ido materializando progresivamente, pero que no se ha producido de manera total todavía. 

Soldados turcos cerca de camiones militares en la aldea de Yabisa, cerca de la frontera turco-siria

Y es que las YPG, encuadradas en las Fuerdas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés), se aliaron con Damasco para contrarrestar esta última ofensiva turca, la cual dio comienzo el pasado día 9 de octubre. 

El abandono estadounidense fue duramente criticado desde amplios sectores de la política nacional al entender que era una claudicación ante los intereses de Turquía (que ansía la desaparición del territorio de los kurdosirios) y de rivales como Siria, Rusia e Irán (país aliado de Al-Asad), y por dejar de lado a las YPG, cuya ayuda fue vital para EEUU de cara a luchar contra el grupo terrorista yihadista Daesh. 

En este escenario Rusia se ha visto en una situación incómoda por ser a un mismo tiempo socio preferente de Siria en el área de Oriente Medio y aliado de Turquía, país con el que había estrechado lazos políticos y económicos en las últimas fechas. 

El Estado turco y el ruso han llevado a cabo operaciones de cooperación importantes en materia de defensa y de energía. Como punto destacable está el de la adquisición por parte otomana del sistema de defensa antiaéreo ruso S-400. Algo que incomodó mucho a Occidente, y su cabeza visible, EEUU, y al principal organismo representativo en materia de defensa occidental, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La OTAN ya hizo notar que este sistema “no podía ser integrado en la arquitectura defensiva” de la Alianza.

Niños sirios desplazados en un campamento instalado cerca de la aldea de Kafr Lusin, en la campiña septentrional de Idlib, cerca de la frontera entre Siria y Turquía, el 22 de octubre de 2019

La reunión con Putin puede suponer un balón de oxígeno para Recep Tayyip Erdogan y un refuerzo a su posición como actor internacional importante. El ‘sultán’ atraviesa un momento interno complicado debido a la resonante derrota electoral de su formación, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), en las pasadas elecciones locales, que supuso la pérdida del control de ciudades básicas como Estambul (corazón financiero turco) y Ankara (capital administrativa nacional), y debido también a una crisis importante que sacude la economía del país, acuciada por una inflación superior al 20% anual y una ralentización remarcable de la actividad económica. 

La operación en el noreste de Siria ha podido servir a Erdogan para desviar la atención y unir algo más al país en torno a su figura para luchar contra un enemigo común internacional, en este caso en particular, los kurdos. 

Problema humanitario

Mientras tanto, más de 7.000 refugiados de las localidades situadas al noreste de Siria han cruzado a la frontera con Irak en la última semana debido a la ofensiva turca desatada en la zona, según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). 

Civiles sirios huyen con sus pertenencias del campo de la ciudad siria de Ras al-Ain, al noreste de Siria, el 19 de octubre de 2019

"Tres de cada cuatro son mujeres y niños, algunos de los niños viajan solos y la mayoría de los refugiados, especialmente los más pequeños, necesitan ayuda psicológica y social ya que escapan de un conflicto", indicó el portavoz de ACNUR Andrej Mahecic en rueda de prensa. La mayoría de los más de 7.000 sirios llegados a Irak se encuentran en el campo de refugiados de Bardarash, emplazado a unos 140 kilómetros al este de la frontera sirio-iraquí y abastecido con red eléctrica, agua y sistema de alcantarillado. Sin embargo, ACNUR advierte que estos servicios necesitan ser ampliados debido a que más refugiados siguen llegando al lugar.

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