Rusia y Ucrania retoman las negociaciones de paz en Estambul

La segunda ronda de conversaciones llega poco después de un ataque con drones contra bases rusas 
Vista del lugar de un ataque con misiles rusos, en medio del ataque ruso contra Ucrania, en Sumy, Ucrania, el 13 de abril de 2025 - REUTERS/ SOFIIA GATILOVA
A pesar de los esfuerzos diplomáticos de los últimos meses, ambas partes llegan con posiciones firmemente opuestas y sin avances concretos - REUTERS/ SOFIIA GATILOVA

Rusia y Ucrania volverán a verse cara a cara este lunes en Estambul en una nueva ronda de negociaciones directas, la segunda desde que estalló la guerra a gran escala en 2022. A pesar de los esfuerzos diplomáticos de los últimos meses, ambas partes llegan con posiciones firmemente opuestas y sin avances concretos que indiquen una posible resolución cercana al conflicto, el más grave en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

La reunión estará marcada por la creciente tensión tras un ataque de Kiev dentro del territorio ruso. En una operación secreta conocida como “Operación Telaraña”, Ucrania logró dañar alrededor de cuarenta bombarderos estratégicos rusos estacionados en bases aéreas ubicadas a más de cuatro mil kilómetros de la frontera ucraniana. 

El golpe, que habría costado a Rusia cerca de siete mil millones de dólares en daños, fue ejecutado mediante el uso de ciento diecisiete drones lanzados desde techos móviles ocultos en cabañas de madera transportadas por camiones. Los dispositivos fueron desplegados desde las cercanías de una oficina del FSB, el servicio de inteligencia ruso.

Este ataque, supervisado personalmente por el presidente Volodimir Zelensky tras más de un año y medio de preparación, ha sido calificado como uno de los más importantes hasta ahora y se produce justo después de una intensa ofensiva aérea rusa sobre territorio ucraniano.

Según la fuerza aérea de Ucrania, Moscú lanzó cuatrocientos setenta y dos drones y siete misiles, el mayor número registrado desde el inicio de la invasión. Kiev denunció también la muerte de al menos doce soldados en un campo de entrenamiento militar, como resultado de uno de estos bombardeos. La escalada de violencia no ha hecho más que añadir presión sobre una mesa de negociación marcada por los fuertes desacuerdos entre ambas partes.

No obstante, pese a la gravedad de la situación, las delegaciones han decidido continuar las conversaciones, intentando encontrar puntos de entendimiento en torno a la posibilidad de un alto el fuego y una salida política duradera. En la primera ronda celebrada el mes pasado, las partes solo lograron acordar un intercambio de prisioneros y el intercambio de propuestas preliminares sobre lo que cada uno considera una solución viable al conflicto. Esta vez, Rusia ha anunciado que presentará un “memorando” con sus condiciones para la paz, aunque ha rechazado enviar sus demandas por adelantado, a pesar de la insistencia de Ucrania.

Desde Moscú se insiste en abordar lo que califican como “las causas fundamentales del conflicto”, un término que suele englobar demandas como la reducción del ejército ucraniano, la renuncia de Kiev a unirse a la OTAN y la aceptación de pérdidas territoriales en el este y sur del país. Estas exigencias han sido rechazadas frontalmente por Ucrania y sus aliados occidentales, que acusan a Rusia de llevar a cabo una invasión imperialista y de intentar redefinir fronteras por la fuerza.

Por su parte, Zelensky ha reiterado públicamente su postura antes del encuentro: exige un alto el fuego total e incondicional, la liberación de prisioneros y el regreso de los niños ucranianos secuestrados por las autoridades rusas. También ha expresado su deseo de mantener una reunión directa con Vladimir Putin, al asegurar que las cuestiones clave del conflicto solo pueden resolverse al más alto nivel. Sin embargo, el Kremlin ha rechazado en reiteradas ocasiones ese escenario, al considerar que no puede haber un encuentro entre los líderes mientras no se haya alcanzado antes un acuerdo más amplio entre las delegaciones.

Las figuras al frente de las negociaciones reflejan las posturas antagónicas entre los dos gobiernos. La delegación rusa estará encabezada por Vladimir Medinsky, asesor ideológico cercano a Putin, autor de libros que justifican la invasión y que ha llegado a cuestionar el derecho de Ucrania a existir como Estado independiente.

El presidente ruso, Vladimir Putin, visita un centro de mando de las fuerzas armadas rusas durante el conflicto ruso-ucraniano en la región de Kursk, Rusia, el 12 de marzo de 2025 - PHOTO/ Reuters TV vía REUTERS
El presidente ruso, Vladimir Putin, visita un centro de mando de las fuerzas armadas rusas durante el conflicto ruso-ucraniano en la región de Kursk, Rusia, el 12 de marzo de 2025 - PHOTO/ Reuters TV vía REUTERS

Por el lado ucraniano, la mesa estará liderada por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, considerado un negociador pragmático y hábil, aunque recientemente se ha visto salpicado por un escándalo interno relacionado con acusaciones de abuso de poder y falta de transparencia en su gestión. Como observadores, se espera la presencia de asesores diplomáticos de Alemania, Francia y el Reino Unido, que colaborarán estrechamente con el equipo ucraniano desde el terreno.

La comunidad internacional observa con cautela esta nueva ronda de conversaciones, especialmente bajo la sombra de las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha amenazado con retirarse del proceso si no se producen avances tangibles en los próximos encuentros.