Los conflictos globales hacen necesaria la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU

Ante crisis globales y dudas sobre su legitimidad, el principal órgano de la ONU sigue siendo señalado por la necesidad de una reforma urgente
<p>Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas  - REUTERS/ DAVID DEE DELGADO</p>
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas  - REUTERS/ DAVID DEE DELGADO
  1. Debate sobre la eficacia y legitimidad del Consejo de Seguridad 
  2. El caso de Gaza y un llamado a la reforma 
  3. El papel del Consejo de Seguridad en un orden mundial cambiante 

El pasado 22 de mayo, el Consejo de Seguridad de la ONU llevó a cabo su debate anual sobre la “protección de los civiles en los conflictos armados”. En la sesión participaron figuras clave como Tom Fletcher, secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios y coordinador del Socorro de Emergencia; Sima Sami Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres; Mirjana Spoljaric Egger, presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja; y Janti Soeripto, presidenta y directora ejecutiva de Save the Children en Estados Unidos.

Durante el encuentro, se destacó la evolución de los conflictos armados contemporáneos, caracterizados por el uso de armas explosivas en zonas pobladas; el avance de las tecnologías militares; las operaciones cibernéticas y la propagación de información falsa. Estos factores han incrementado el peligro para las comunidades afectadas y dificultado el acceso y la seguridad de los trabajadores humanitarios, personal de Naciones Unidas y periodistas.

Además, el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios presentó el último Informe Anual sobre la Protección de los Civiles a los estados miembros. En 2024, la ONU registró que más de 36.000 personas murieron en 14 conflictos armados. La utilización masiva de armas explosivas de alta potencia en entornos urbanos, como las vistas en Gaza, Líbano, Myanmar, Sudán, Siria y Ucrania ha provocado la mayoría de las víctimas civiles.  Asimismo, se produjeron desplazamientos masivos en países como la República Democrática del Congo, Myanmar y Sudán.

El informe también evidenció daños severos a infraestructuras esenciales: hospitales, escuelas y redes de agua. En Ucrania, más de 300 ataques afectaron el sistema eléctrico, dejando a millones sin suministro. Yemen y el noroeste de Siria sufrieron consecuencias similares. Por otro lado, en el Líbano, los enfrentamientos dañaron cultivos y recursos hídricos. Como consecuencia, la crisis alimentaria mundial se intensificó: en 2024, más de 280 millones de personas de 59 países padecieron hambre aguda, muchas en contextos de guerra, como la República Centroafricana, Colombia, Malí, Mozambique, Nigeria, Somalia, Siria y Yemen.

Asimismo, Fletcher alertó sobre el debilitamiento del derecho internacional. Insistió en que los estados deben reforzar el cumplimiento de la ley y luchar contra la impunidad. Incluso cuando se respeta el marco legal, los efectos sobre la población civil pueden ser devastadores, por lo que se requieren medidas firmes y eficaces para su protección.

Soldados de la 24.ª Brigada Mecanizada, llamada así por el rey Danylo, de las Fuerzas Armadas de Ucrania disparan un obús autopropulsado M109 Paladin contra tropas rusas en una línea de frente, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, cerca de la ciudad de Chasiv Yar en la región de Donetsk, Ucrania, el 28 de febrero de 2025 - PHOTO/ REUTERS 
Soldados de la 24.ª Brigada Mecanizada, llamada así por el rey Danylo, de las Fuerzas Armadas de Ucrania disparan un obús autopropulsado M109 Paladin contra tropas rusas en una línea de frente, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, cerca de la ciudad de Chasiv Yar en la región de Donetsk, Ucrania, el 28 de febrero de 2025 - PHOTO/ REUTERS 

Debate sobre la eficacia y legitimidad del Consejo de Seguridad 

En 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial, representantes de 50 naciones se reunieron en San Francisco para formar un nuevo organismo internacional. De ahí nació la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuya Carta fundacional estableció seis órganos principales, entre ellos, el cuerpo encargado de preservar la paz global: el Consejo de Seguridad.

Este organismo tiene la función principal de mantener la paz y la seguridad internacional. Está compuesto por 15 miembros (cinco de ellos permanentes con derecho a veto y diez rotativos) y, ante una denuncia por una posible amenaza a la paz, el Consejo suele recomendar una solución pacífica. En ciertos casos, puede imponer sanciones o autorizar el uso de la fuerza para preservar la paz y la seguridad internacionales. 

Según datos oficiales de Naciones Unidas, en lo que va del año se han aprobado 12 resoluciones. Estas declaraciones recogen tanto la postura oficial de los órganos de la ONU como medidas concretas, y se dividen en una parte introductoria y otra resolutiva.

De acuerdo con el boletín mensual del Consejo, durante el pasado mes de abril, bajo la presidencia francesa, el organismo adoptó la resolución 2778 para extender el mandato de la misión de la ONU en Sudán del Sur. También emitió comunicados sobre las crisis en Myanmar, Sudán y un ataque en Jammu y Cachemira. Aunque el boletín de mayo aún no ha sido publicado, el 8 de mayo se aprobó un nuevo texto sobre Sudán y Sudán del Sur.

Pese a estos avances, organizaciones no gubernamentales y algunos países continúan señalando la ineficiencia del ente, sobre todo por el uso reiterado del veto por parte de sus miembros permanentes. La misma ONU, en un artículo publicado en el Centro Regional de Información “¿Es posible reformar el Consejo de Seguridad de la ONU?”, en 2023, reconoció que el organismo no logró consensuar una resolución sobre la guerra entre Israel y Hamás tras varios intentos fallidos, debido al poder de veto de los cinco miembros.

Además, la organización no gubernamental de cooperación para el desarrollo española, (afiliada a la confederación Oxfam), Oxfam Intermón también criticó al órgano de la ONU por su incapacidad para proteger a la población en zonas de conflictos. Señaló especialmente a Estados Unidos y Rusia por frenar decisiones que buscan resolver crisis como las de Ucrania, Siria y Palestina, al usar su poder de veto. Un informe de Oxman, “Veto a la humanidad” analizó 23 conflictos prolongados y reveló que 27 de 30 vetos del Consejo de Seguridad se centraron en el Territorio Palestino Ocupado, Siria y Ucrania. Asimismo, señala que los cinco miembros permanentes del Consejo abusan de su veto para proteger intereses geopolíticos, lo que debilita la capacidad del Consejo para mantener la paz global.

“China, Francia, Rusia, el Reino Unido y los Estados Unidos asumieron la responsabilidad de velar por la seguridad mundial como parte del Consejo de Seguridad en una época ya pasada, que estaba marcada por el colonialismo. Las contradicciones que surgen de actuar como juez y parte en el marco de sus propias alianzas, intereses y hazañas militares resultan incompatibles con un mundo que busca lograr la paz y la justica para todas las personas” afirmó el director ejecutivo de Oxfam Internacional, Amitabh Behar. 

Consejo de Seguridad de la ONU - PHOTO/FILE
Consejo de Seguridad de la ONU - PHOTO/FILE

El caso de Gaza y un llamado a la reforma 

Desde octubre de 2023, la Franja de Gaza ha sido escenario de una ofensiva militar que ha cobrado miles de vidas. Como se ha señalado, el órgano de la ONU encargado de la seguridad global fue incapaz de adoptar resoluciones inmediatas para frenar la violencia, generando críticas de gobiernos, opinión pública e inclusive de organizaciones como la Liga Árabe, quienes señalaron la ineficacia del órgano para mantener la paz y la seguridad internacionales, así como la falta de consenso para detener el conflicto entre ambas partes (Israel y Hamás) y la ausencia de una voluntad internacional real para poner fin a la operación militar en la zona. 

No fue hasta marzo de 2024 cuando se aprobó la Resolución 2728, que pedía un alto al fuego durante el Ramadán. Washington se abstuvo, lo que permitió su adopción.

Esto y los actuales conflictos han vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad. El Centro Regional de Información de la ONU indica que la reforma del Consejo de Seguridad es una asignatura pendiente desde hace tiempo. El debate gira principalmente en torno al derecho a veto y la escasa representatividad. El Consejo está compuesto por diez miembros no permanentes, elegidos por periodos de dos años, y cinco permanentes con poder de veto. Estos últimos no incluyen representantes de regiones como Sudamérica, África o el Caribe.

En 2005, un grupo llamado el “G4” (Alemania, Japón, India y Brasil) propusieron ampliar la composición a 25 miembros, incluyendo seis puestos permanentes adicionales. Francia apoyó la iniciativa, destacando la necesidad de reforzar la representación africana (como miembros permanentes y no permanentes) para corregir una histórica exclusión. 

África, con 54 países y más de 1.400 millones de personas, representa el 28 % de los miembros de la ONU. Además, la mitad de los temas tratados por el Consejo están relacionados con este continente. De acuerdo con el Centro Regional de Información, en 2005, los líderes africanos presentaron el “Consenso de Ezulwini”, proponiendo dos asientos permanentes y cinco no permanentes para África. A pesar de ello, la propuesta no ha avanzado debido a divisiones internas y la ausencia de consenso entre potencias regionales como Egipto, Nigeria y Sudáfrica. Ampliar la membresía podría reforzar la legitimidad del Consejo, pero el debate sobre extender el poder de veto complica las negociaciones.

Resultado de un ataque israelí contra un edificio en Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza, el 18 de marzo de 2025 - REUTERS/ MAHMOUD ISSA
Resultado de un ataque israelí contra un edificio en Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza, el 18 de marzo de 2025 - REUTERS/ MAHMOUD ISSA

El papel del Consejo de Seguridad en un orden mundial cambiante 

A casi 80 años de su creación, el principal órgano de seguridad de la ONU se enfrenta a fuertes cuestionamientos sobre su eficacia, legitimidad y representatividad. Si bien ha logrado avances, como la aprobación de resoluciones en crisis específicas, su capacidad de acción se ve limitada por el uso recurrente del derecho de veto por parte de sus miembros permanentes. Evidentemente, este derecho ha bloqueado respuestas urgentes ante conflictos como el de Gaza, generando frustración entre países, organizaciones y la sociedad civil. Las propuestas de reforma, especialmente en torno al poder de veto y la inclusión de regiones no representadas como África y América Latina, siguen sobre la mesa, pero sin avances concretos. 

No cabe duda de que el Consejo de Seguridad y su papel en un orden mundial cambiante exigen una revisión profunda de sus estructuras y decisiones, si realmente se busca preservar la paz y la seguridad internacionales en el contexto actual.