Casi ocho años después de la muerte de Muamar Gadafi, la incertidumbre y la inestabilidad siguen siendo las principales protagonistas del conflicto de Libia. Y cuando parecía que la paz se acercaba, el Gobierno de Acuerdo Nacional de Fayez Sarraj, con sede en Trípoli, ha anunciado este martes a última hora que suspendía su participación en la comisión militar conjunta de Ginebra "hasta que se den respuestas firmes contra el autor del ataque contra un barco en el puerto de la ciudad” y ha asegurado que tienen previsto “responder firmemente al ataque en el momento oportuno”.
Naciones Unidas ha acogido en Ginebra las conversaciones entre las autoridades asentadas en el este de Libia, lideradas por el mariscal de campo Jalifa Haftar, y el Gobierno de Unidad Nacional, con sede en Trípoli; unas negociaciones cuyo objetivo era transformar la “tregua incierta” en Libia en un alto el fuego permanente. Desde el pasado mes de abril, las fuerzas de Haftar han intentado, a través de varias ofensivas, hacerse con la capital del país, obligando a más de 150.000 personas a tener que abandonar su hogar. Además, el mariscal de campo proclamó en diciembre el inicio de la denominada “batalla final” y ordenó, una vez más, a sus fuerzas avanzar hacia la ciudad.

Esta nueva escalada de tensión en la nación libia provocó que los presidentes de Rusia y Turquía, Vladmir Putin y Recep Tayyip Erdogan, respectivamente, interviniesen en enero para lograr un acuerdo de tregua entre el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), reconocido por la ONU, y el autodenominado Ejército Nacional Libio (LNA). A pesar de este avance, el veterano negociador Ghassan Salam lamentó que el embargo internacional de armas que se impuso contra esta nación en 2011 haya sido ignorado y olvidado por varias potencias extranjeras. El resto del mundo ha observado cómo Libia se iba desmoronando ante sus ojos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011.
La razón esgrimida por Sarraj para abandonar Ginebra es un supuesto ataque de las fuerzas de Haftar contra un barco que había llegado al puerto de Trípoli con armas y municiones enviadas por Turquía al GNA. Ello ha coincidido con la visita del embajador de Estados Unidos, Richard Norland, al este del país, siendo este el primer viaje de un representante de Estados Unidos a esta región desde el asesinato de un embajador estadounidense en una redada atribuida a una milicia islamista en 2012.

El Gobierno de Fayez Sarraj ha respondido inmediatamente anunciando la suspensión de su participación en las conversaciones de alto al fuego "hasta que se den respuestas firmes contra el responsable de este ataque”. Además, ha insistido en que “las negociaciones no significarán nada si no existen garantías permanentes de cese del fuego para el retorno de los desplazados y la seguridad de la capital y las demás ciudades", añadió. El puerto de Trípoli es un punto estratégico muy importante por el que entran de alimentos, combustible, trigo y otras importaciones para la ciudad que alberga al GNA.
Mientras tanto, la empresa petrolera NOC ha decidido evacuar urgentemente todos los buques con combustible del puerto, según ha recogido la agencia de noticias Reuters. "La ciudad no tiene instalaciones operativas de almacenamiento de combustible. Las consecuencias serán inmediatas: los hospitales, escuelas, centrales eléctricas y otros servicios vitales se verán interrumpidos", ha explicado el presidente de esta compañía, Mustafa Sanalla en un comunicado.
Durante el último mes, Turquía está enviando a Trípoli y Misrata, otro puerto aliado al Ejecutivo liderado por Fayez Sarra, buques con armas.
Al parecer, el ataque se ha producido horas después del inicio de las conversaciones en Ginebra entre las delegaciones militares libias para establecer un alto el fuego permanente. Por el momento, ambas partes se han negado, una vez más, a sentarse en la misma sala, según ha señalado el enviado de la ONU para Libia, Ghassan Salam. Mientras tanto Libia continúa dando un paso adelante y dos hacia atrás en su camino para lograr la paz.