Al-Assad busca aliados que le ayuden a reconstruir el país devastado por la guerra. Mientras, Pekín consolida su influencia en Oriente Medio

Siria y China anuncian una asociación estratégica

PHOTO/SANA/REUTERS - El 21 de septiembre Assad inició su primer viaje oficial a China en casi dos décadas, y Beijing dijo que la visita llevará los lazos a un nuevo nivel mientras el líder árabe busca apoyo financiero para ayudar a reconstruir su devastado país
photo_camera PHOTO/SANA/REUTERS - El 21 de septiembre Assad inició su primer viaje oficial a China en busca de apoyo financiero para ayudar a reconstruir su devastado país

Siria lucha por regresar al escenario internacional. Durante este último año, Damasco ha dado importantes pasos que le han permitido detrás atrás el aislamiento regional e internacional al que ha estado sujeto después de más de una década de guerra. El regreso a la Liga Árabe el pasado mes de mayo supuso un importante éxito para Damasco, ya que favoreció su acercamiento con los países árabes de Oriente Medio.

La vuelta de Siria al organismo panárabe llevaba varios años sobre la mesa, aunque comenzó a cobrar especial impulso tras el devastador terremoto que sufrió el noroeste del país el pasado febrero. Entonces, varias naciones vecinas comenzaron a restablecer contactos con las autoridades sirias con el fin de suministrar ayuda. Posteriormente, esos contactos se mantuvieron y culminaron con el regreso de Damasco a la organización, lo que facilita la reintegración de Siria en la zona.

Tras retomar relaciones a nivel regional, el presidente sirio, Bashar al-Assad, ha decidido reforzar los lazos con China, uno de los pocos países que el líder sirio ha visitado desde el inicio del conflicto en 2011. El gigante asiático ha sido también, junto con Rusia e Irán, uno de los pocos socios internacionales con los que ha contado Damasco en los últimos años.

Con el fin de salir del aislamiento internacional, fortalecer alianzas y buscar ayuda financiera para reconstruir el país devastado por la guerra, Al-Assad ha viajado a China, país con el que ha anunciado una “asociación estratégica”.

De acuerdo con el Ministerio de Asuntos Exteriores de China, las relaciones entre Damasco y Pekín entran en “un nuevo nivel” con la visita del presidente sirio, quien ha agradecido al Gobierno chino “todo lo que ha hecho para apoyar al pueblo sirio en su causa y sus juicios”, según informa la agencia de noticias siria SANA.

“Esta visita es extremadamente importante debido a su momento y circunstancias, porque hoy se está formando un mundo multipolar que restaurará el equilibrio y la estabilidad del mundo”, subrayó también Al-Assad.

El mandatario chino, Xi Jinping, por su parte, indicó que los lazos bilaterales "han resistido” a pesar de los cambios internacionales”. Asimismo, Xi reafirmó el apoyo de Pekín a Damasco en “su oposición a la interferencia extranjera, a la intimidación unilateral y a la salvaguardia de la independencia nacional, la soberanía y la integridad territorial”.

En este sentido, Xi también ha instado a todos los países a levantar las sanciones “unilaterales ilegales” contra Siria. Varias naciones, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, han impuesto sanciones contra Damasco por la represión y violencia contra los opositores gubernamentales durante la guerra.

El presidente chino ha prometido ayudar al Gobierno sirio a reconstruir el país, tanto a nivel económico como industrial. No obstante, tal y como recuerdan varios analistas, las empresas chinas dudan en regresar a Siria, ya que corren el riesgo de ser sancionadas por Estados Unidos en virtud de la Ley César de 2020, una medida impulsada por Washington contra Damasco que permite congelar los activos de cualquiera que tenga relaciones con el país. Esta ley es un gran impedimento para el desarrollo de Siria, ya que favorece el empobrecimiento de la nación y evita que cualquier empresa se establezca en el país.

La visita de Al-Assad a China también es importante para Pekín, ya que le permite continuar consolidando su presencia en Oriente Medio. Gracias a sus relaciones con varios países de la región, como Arabia Saudí o Irán, el gigante asiático se está impulsado su influencia e intereses en la zona ante el recelo de Estados Unidos.

A través de la economía, el comercio y la diplomacia, China se está convirtiendo en un actor clave en Oriente Medio. El acuerdo ente Riad y Teherán el pasado marzo reafirmó esta nueva tendencia mientras Washington trata de recuperar su peso en la región.

“China está reforzando su mensaje de que está ahí para intentar ayudar a los países a resolver sus disputas y que la paz surge del desarrollo económico", señala a Reuters Matteo Legrenzi, profesor de relaciones internacionales en Ca'Foscari, Universidad de Venecia. Además de poner fin a la disputa entre Arabia Saudí e Irán, China incluso se ha perfilado como un posible mediador entre israelíes y palestinos.

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