Colombo, la capital del Ejecutivo en Sri Lanka, vive una ola de represión después de semanas de manifestaciones por la crisis económica y social que atraviesa el país y que llevó al presidente Rajapaksa al exilio en Singapur a principios de julio. Con un nuevo Gobierno encabezado por Ranil Wickremesinghe, ex primer ministro de Rajapaksa, y con la vuelta a la calma en las calles, las autoridades avisan del retorno del expresidente exiliado y le allanan el camino a base de una atareada represión policial.
El nuevo Gobierno activó los mecanismos estatales necesarios para declarar un estado de emergencia y desplegar a fuerzas militares en las calles. Las fuerzas armadas del país insular se emplearon para mantener el orden en las calles de Colombo, mientras las autoridades policiales llevaron a cabo un minucioso plan para arrestar a una lista de cientos de activistas que participaron en las acciones de protesta de principio de julio, de acuerdo con lo que denuncian los manifestantes a través de las redes sociales.

El medio emiratí Al-ain cita a un alto cargo de la policía ceilanesa que elevaría a 300 el número de personas identificadas por las autoridades a lo largo de esta semana. Testimonios recogidos por los corresponsales de la agencia EFE hablan de una situación de inseguridad en las calles de Colombo debido a la brutalidad de la acción policial. "Vivimos bajo un miedo constante estos días, personalmente no sé qué hacer ahora", dijo a EFE un manifestante ceilanés llamado Chanu Nimesha, que afirmó que quedarse en los alrededores de las barricadas de los manifestantes en la plaza de Gota Go Gama ya no es seguro.
Hasta ahora, algunos de los líderes del campamento de Gota Go Gama han sido detenidos por las autoridades de Sri Lanka. Entre ellos Danish Ali, arrestado en su intento de salir del país con destino a Emiratos Árabes Unidos. De acuerdo con EFE, Danish Ali fue arrestado en el mismo avión, cuando ya había embarcado.
Verange Pupishka, otro líder de las revueltas también fue detenido durante un asalto de la Policía contra una iglesia en la que se congregaban distintos manifestantes, de acuerdo con la asociación de Periodistas para la Democracia de Sri Lanka.

La oposición al Gobierno ha criticado duramente las detenciones y el clima de represión instaurado en el país. El congresista Mathiaparanan Sumanthiran aseguró a los medios de comunicación locales que las últimas detenciones suponen un claro abuso de poder por parte del nuevo Gobierno. De acuerdo con Sumantharian, la respuesta del Gobierno ante delitos de daños a la propiedad estaría siendo desproporcionada.
Mientras, el nuevo Ejecutivo formado principalmente por miembros del anterior, asegura buscar soluciones para afrontar la grave crisis en la que el país está sumergido. La falta de combustible lastra una penuria económica en Sri Lanka, justo cuando el país estaba en pleno crecimiento y se comparada con el vecino Singapur. Negociaciones con el Banco Mundial y el FMI estarían ya en marcha para reestructurar las vías de suministro energético del país, de acuerdo con el ministro de Energía Kanchana Wikesekera.