El jueves 22 de diciembre de 2022, durante su entrevista habitual con los representantes de los medios de comunicación nacionales, retransmitida por las cadenas nacionales de radio y televisión, el presidente Tebboune afirmó que “el año 2023 estará coronado por la adhesión de Argelia a los BRICS”. Una afirmación que se repitió como un leitmotiv en todos los medios de comunicación argelinos, hasta el punto de convertirla en una obsesión para el más lego en economía.
El martes 3 de octubre de 2023, mientras recibía a un número mayor de lo habitual de jefes de prensa argelinos, tanto del sector público como del privado, el mismo Abdelmadjid Tebboune borró de un plumazo la ambición que había declarado nueve meses antes, respondiendo lacónicamente a uno de los redactores que le había preguntado por las razones del rechazo de la solicitud de adhesión de Argelia a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y la República de Sudáfrica): “El expediente BRICS está definitivamente cerrado”, según informa el diario argelino El-Watan.
El presidente argelino está amargado por el hundimiento de todas las esperanzas depositadas en una organización en la que creía tener sólo amigos. Aunque sabía antes de la reunión que la candidatura de su país sería rechazada por razones que sus asesores sin duda le habían ocultado, lo cierto es que para Tebboune fue un duro revés.

Un revés que le privó de buena parte de los argumentos que pretendía exponer a los responsables argelinos para convencerles de que volvieran a nombrarle para un segundo mandato. También es un revés que deja al descubierto toda la política engañosa que ha seguido desde su toma de posesión, repitiendo a quien quiera escucharle que “todo iba bien en el mejor de los mundos” y que Argelia nunca había estado tan bien como en los últimos años. Pero la realidad es bien distinta. Una realidad marcada por la interminable escasez de productos de primera necesidad, la parálisis del sistema económico, el desempleo y el empobrecimiento de las clases medias.
Haciendo de la pertenencia de Argelia a los BRICS su tema favorito en cada discurso, Tebboune ha popularizado una organización desconocida para la opinión pública argelina, sólo para revelar hasta qué punto su país está atrasado en términos de desarrollo económico. Los argelinos se sorprenden al saber que Etiopía, calificada de país pobre, es aceptada por los BRICS y no su país. El presidente argelino no tiene otro argumento para justificar su fracaso que decir que ya no le interesan los BRICS.
Y como un fracaso nunca viene solo, al rechazo de la candidatura de Argelia a los BRICS le siguió el rechazo de la candidatura de su representante en la Confederación Africana de Fútbol, que aspiraba a un puesto en el Comité Ejecutivo, y todo ello salpicado por la retirada a hurtadillas de la candidatura de Argelia para organizar la Copa de África de Naciones de 2025, que fue a parar a Marruecos. El mismo Marruecos que consiguió ganar la candidatura para organizar el Mundial de Fútbol de 2030, junto con España y Portugal. Esto equivale a una amarga derrota para su vecino argelino. Demasiado para Abdelmadjid Tebboune, a quien más le valdría pensar en retirarse de la escena al final de su actual mandato, en diciembre de 2024.