Niva Wenkert y Dani Miran llevan 34 días sin saber nada de sus hijos. Desde el 7 de octubre, Omer, de 22 años, y Omri, de 46, se encuentran retenidos en Gaza. Ambos fueron secuestrados por Hamás y otros grupos terroristas como la Yihad Islámica Palestina aquel fatídico sábado. Además de Omer y Omri, más de 200 personas -entre ellas niños y ancianos- llevan más de un mes en manos de organizaciones terroristas en Gaza. Durante estos 34 días, ninguna asociación humanitaria como la Cruz Roja Internacional los ha podido visitar y tratar debido a la negativa de Hamás, a pesar de que muchos necesitan atención médica.
“A Omer le gustan los festivales, la música, pasarlo bien”, comienza recordando Niva Wenkert desde una céntrica plaza en Tel Aviv donde se congregan los familiares de los secuestrados. La moderna y abierta ciudad israelí, al igual que muchas otras urbes del país, se ha volcado con los familiares de los rehenes, ofreciendo numerosos espacios para que puedan juntarse, rezar y contar a la prensa las historias de sus seres queridos.

Omer fue uno de los muchos jóvenes israelíes y extranjeros que el 7 de octubre acudieron al festival de música Nova, cerca de la frontera de Gaza y uno de los primeros lugares en ser atacados por los terroristas de Hamás esa mañana.

Omer fue al festival con un amiga, asesinada por los terroristas después de que lanzaran una granada dentro de un refugio donde los jóvenes se escondían. Omer logró salir, aunque fue secuestrado y llevado a Gaza. Su familia y el Gobierno israelí no lo descubrieron hasta que Hamás publicó un vídeo en Telegram donde se ve a Omer en una camioneta, golpeado, junto a los terroristas. También se difundió una fotografía donde sale tirado en el suelo, atado y en ropa interior.

“Israel tiene que hacer todo lo posible para traer a los secuestrados casa, a todos”, afirma Niva, quien también quiere recalcar que Hamás “es igual que el Daesh". “Lo que pasó el 7 de octubre no tiene que ver con el conflicto entre Israel y los palestinos, es algo que afecta a todos”, señala. Por ello, pide a todo el mundo que exija la liberación de los rehenes y que se una para por fin lograrlo.

Además del festival de música, varios kibbutzim del sur de Israel fueros asaltados por Hamás durante la mañana del 7 de octubre. Uno de ellos fue Nazal Oz, a pocos kilómetros de la Franja de Gaza. En esta comunidad vivía Omri Miran con su mujer e hijas -de 6 meses y 2 años- hasta que el grupo terrorista irrumpió en su casa y lo secuestró junto con otros residentes del kibutz.

“Todas las mañanas (Omri) preparaba el desayuno para sus hijas y las llevaba a la guardería. Estaban muy unidos”, indica Dani, el padre de Omri. Dani llamó a su hijo tras ver lo que estaba ocurriendo en el sur. Al principio, tan solo sonaron las alarmas, algo común en la zona, pero después vio en las noticias que los terroristas habían entrado en los kibbutzim.

“Cuando me acuesto me pregunto si mi hijo tiene sábanas”
“Mi hijo me dijo por teléfono que desde su ventana estaba viendo a cientos de terroristas por las calles”, explica Dani. Omri cogió unos cuantos cuchillos y se encerró con su familia en el mamad (una habitación segura que sirve como refugio antiaéreo), desde donde se mantenía en contacto con su padre.

Dani recibió el último mensaje de su hijo a las 10:20, cuando Omri se vio obligado a abrir la puerta del mamad. Su vecino de 17 años le suplicó que lo hiciera mientras los terroristas lo apuntaban con una pistola a la cabeza. Tras salir, lo llevaron a otra casa y lo ataron junto con otro hombre mientras su hija de 2 años gritaba “mi papá, mi papá”. Posteriormente, se los llevaron a Gaza y, desde entonces, no saben nada de ellos.

Dani supo lo que lo ocurrió a su hijo días después, cuando su nuera se lo contó. Ella y las niñas pudieron sobrevivir, aunque con grandes traumas psicológicos. “Hasta las 6 de la tarde del 7 de octubre pensaba que ya no tenía hijo, que ya no tenía nietas ni familia”, recuerda Dani.

“No puedo comer, no puedo dormir. Cuando me acuesto me pregunto si mi hijo tiene sábanas, me pregunto como se siente”, lamenta. Dani también habla de la negativa de Hamás de que la Cruz Roja visite a los rehenes y de la ayuda humanitaria que entra a Gaza. “Como humano y como judío no quiero que los niños de Gaza sufran, quiero que tengan comida y agua, pero también me gustaría que alguien se ocupase de los secuestrados”, admite.

Una de las prioridades de Israel actualmente es rescatar a los más de 200 rehenes. Con el objetivo de llegar a un acuerdo, una delegación del Mossad ha viajado junto con miembros de la CIA a Qatar en las últimas horas. En este sentido, Dani recalca que Israel “no puede hacer nada”, ya que “no tiene con quien negociar”. “Solo pueden negociar Egipto y Qatar”, señala.
Omer y Omri son tan solo dos de los más de 200 secuestrados por Hamás en Gaza. Niva y Dani, por su parte, reflejan la desesperación, pero también la esperanza y resiliencia, de cientos de familias que esperan que sus seres queridos regresen pronto a casa.