Trump y el príncipe heredero de Abu Dhabi abordan la escalada de violencia en Libia

El príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohamed bin Zayed al-Nahyan y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump han discutido este martes sobre cuestiones relacionadas con la seguridad regional, incluida la “importancia de la reducción de la escalada de tensiones en Libia” a través de “la eliminación de las potencias extranjeras” que están presentes en el conflicto que asola a la nación norteafricana.
El líder emiratí ha mantenido una conversación telefónica con el mandatario estadounidense apenas un día después de que Trump y su homólogo francés analizaran la inestabilidad en la región. "Los dos líderes discutieron importantes asuntos bilaterales y regionales", destacó el portavoz de la Casa Blanca Judd Deere y agregó que “Macron y Trump discutieron formas de reducir la tensión en Libia”. La guerra entre el Gobierno internacionalmente reconocido, con sede en Trípoli, y el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), liderado por Jalifa Haftar “se ha exacerbado por la presencia de fuerzas extranjeras”, asegura el comunicado.
Mientras tanto, el Parlamento de Egipto ha aprobado el despliegue de tropas en Libia contra “las acciones de las milicias armadas y los elementos terroristas extranjeros”. En este escenario, el mandatario estadounidense ha mantenido durante los últimos días distintas conversaciones, por separado, tanto con el mandatario turco como con su homólogo Egipto. El presidente de Egipto, Al Sisi, revisó con Trump la posición estratégica de su país respecto al tema libio, alegando que su intención es “restablecer el equilibrio del estado y preservar sus instituciones nacionales”, según una declaración del portavoz oficial de la presidencia egipcia.
Asimismo, el mandatario egipcio pretende con este tipo de actuaciones evitar el deterioro de la situación de seguridad y ha criticado la injerencia extranjera, de países como Turquía, al considerar que su presencia tiene graves repercusiones para la estabilidad regional. La pobreza e inseguridad alimentaria, el subdesarrollo o la corrupción se han instalado a las puertas de Egipto. A estos acontecimientos hay que añadir las crisis multidimensionales provocadas por el terrorismo y el crimen organizado transnacional. El avance desde el oeste de las fuerzas leales a Fayez Sarraj ha hecho sonar las alarmas en El Cairo, que aprobó este martes el envío de tropas en “misiones de combate fuera de las fronteras” del país.
El LNA cuenta con el apoyo de Jordania, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Sudán y Rusia; mientras que el Gobierno de Trípoli, respaldado por los Hermanos Musulmanes y reconocido internacionalmente por Naciones Unidas, recibe ayuda militar de Turquía y Qatar. Los encuentros bilaterales para analizar el conflicto libio se han ido sucediendo durante las últimas semanas. Por ejemplo, el pasado 18 de julio, el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, se reunió en Argel con el jefe de UNSMIL, Stephanie Williams. Allí, la UNSMIL agradeció a Argelia su trabajo para poner fin a la violencia en este país. Tras señalar la alarmante movilización de las fuerzas alrededor de Sirte, pidió un alto el fuego inmediato bajo el paraguas de las conversaciones militares conjuntas 5 + 5.
El presidente de Estados Unidos ha continuado con su ronda de conversaciones hablando con el príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohamed bin Zayed al-Nahyan, quien respalda al LNA. Mientras tanto, Turquía ha incrementado su apoyo al Gobierno de Trípoli, en donde ya hay más de 16.000 combatientes procedentes de siria u otras nacionalidades, de acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés).