Turquía continúa dificultando los ya de por sí problemáticos procesos de paz sobre el conflicto en Libia. Y lo ha hecho, según se puede comprobar a través del seguimiento de la aplicación Flight Radar, con el envío de cargamentos aéreos desde varias de sus bases militares. Según se ha podido saber, hasta cinco aviones en los últimos cuatro días han partido con destino a Libia desde las bases militares de Konya, en el centro del país, e Izmir, en la costa oeste de Turquía. Al menos uno de ellos habría aterrizado en la base aérea libia de Al-Watiya, que el GNA recuperó tras romper el cerco de Trípoli.
Durante los últimos meses, Turquía no ha cesado en el envío de material a Libia, ya sea por medios aéreos o marítimos. Según el medio Libya Review, diez aviones de carga turcos habrían aterrizado recientemente en la base aérea de Uqba bin Nafi, también al oeste de Libia. El envío de material a través de este método ha sido una constante desde que Turquía mostrase su apoyo al GNA, y se diese la vuelta a una situación que el LNA de Haftar tenía bastante de cara.

Sin embargo, la preocupación ahora reside en que Libia se encuentra sumergida en un alto el fuego firmado por ambas partes en Ginebra el pasado 23 de octubre. Algo que se ha conseguido tras unos meses de otoño tremendamente activos en el ámbito diplomático, con multitud de encuentros a todos los niveles y en múltiples lugares con el objetivo de poner solución al conflicto libio. Entre estos acuerdos alcanzados en las últimas semanas se incluiría el abandono de los mercenarios presentes en el conflicto además del fin de cualquier pacto de carácter militar hasta la llegada de un nuevo gobierno. Algo que Turquía está incumpliendo.
Muchos políticos libios están alzando la voz a este respecto, pues consideran que las actuaciones turcas están poniendo en peligro los acuerdos alcanzados hasta ahora y que son, ya de por sí, muy frágiles. Esta misma semana está teniendo lugar en Ginebra la cuarta ronda de negociaciones del Comité Constitucional, que busca sentar unas bases a principios del año que viene sobre una nueva Constitución para Libia. Uno de los aspectos que han planteado algunos de los políticos contrarios a los envíos turcos, ha sido la de cerrar el espacio aéreo del país.

A finales de noviembre, una embarcación turca fue retenida por la operación Irini que lleva a cabo la Unión Europea, con el objetivo de hacer efectivo el embargo de armas que pesa sobre el país para tratar de frenar el conflicto. El incidente ha sido uno de tantos de los que han tenido lugar en el Mediterráneo, y que han llegado a provocar momentos de tensión entre buques militares de Turquía y otros países europeos como Francia. Ankara está tensando al máximo la situación en esta región debido a la deriva expansionista que está imponiendo Erdogan. Estas confrontaciones se están debatiendo en el seno de la OTAN y de la Unión Europea, que en las próximas semanas tomarán una decisión respecto a las posibles sanciones que se puedan imponer a Turquía.