Las situaciones de crisis son capaces de sacar lo mejor y lo peor del ser humano. En los últimos meses hemos sido testigos de cómo la solidaridad ha ido recuperando su protagonismo perdido en el panorama internacional. Sin embargo, esta solidaridad, en algunas ocasiones, ha ido acompañada de la ambición, como ha ocurrido en el caso de Turquía. Las autoridades griegas han mostrado esta semana su preocupación ante el aumento de migrantes y refugiados que se están concentrando en las costas de Turquía con la intención de cruzar el Mar Egeo. Estos migrantes han sido empujados supuestamente por el Gobierno liderado por Recep Tayyip Erdogan, a pesar de las restricciones de movimiento impuestas en ambos países para evitar la propagación del coronavirus.

Así, Grecia ha anunciado que se está preparando para una nueva oleada de migrantes procedentes de Turquía, después de que aparecieran imágenes de satélite que mostraban cómo miles de refugiados turcos estaban siendo liberados de los centros de deportación en los que se encontraban, según ha informado el diario británico The Times. Las imágenes han sido publicadas varios días después de que el periódico griego Kathimerini indicase en uno de sus artículos que numerosos migrantes se habían estado concentrando en las ciudades costeras occidentales de Turquía, “como si estuvieran listos para cruzar a las islas griegas vecinas”.

La palabra humanidad desapareció en las frontera turco-griega el pasado mes de marzo a raíz de la guerra dialéctica que enfrenta a Ankara con Atenas y después de que el Gobierno de Turquía anunciase que había tomado la decisión de abrir fronteras hacia Europa. Desde entonces, los enfrentamientos entre la Policía de fronteras griega y los solicitantes de asilo han estado a la orden del día. En las últimas horas, el portavoz del Gobierno griego, Stelios Petsas, ha informado de que las autoridades del país “han visto signos de actividad” en las costas de Turquía. “Seguiremos haciendo lo que sea necesario para defender nuestros derechos soberanos y vigilar las fronteras de Grecia y Europa”, ha asegurado en unas declaraciones recogidas por The New York Times.
La capital de la nueva oleada migratoria ha sido y es Grecia. A pesar de existir un acuerdo migratorio entre la UE y Turquía, el país helénico sigue siendo el principal punto de entrada irregular de migrantes a Europa. El recrudecimiento de los conflictos que azotan a países como Libia o Siria han obligado a miles de personas a huir hacia las islas del Egeo desde julio de 2019. Esta situación ha provocado que más de 42.000 solicitantes de asilo estén viviendo en los campos de refugiados de las islas griegas.

Una nueva oleada de migrantes podría ser desastrosa para un país y unos campos de refugiados que están sufriendo las consecuencias del coronavirus. Ante esta situación, funcionarios del ministerio de Defensa de Grecia han informado de que personal militar ha sido encargado con la labor de vigilar las fronteras terrestres y marítimas del país.
Por su parte, el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía, Hami Aksoy, insistió este lunes en que Turquía está cumpliendo con el acuerdo migratorio firmado con la UE, en respuesta a las afirmaciones del ministro de asuntos de migración en Grecia que acusaba a Ankara de usar el coronavirus como una excusa para violar el documento, de acuerdo con las declaraciones recogidas por el diario Daily Sabah. Además, ha culpado a la Unión Europea de no cumplir con sus obligaciones. “Nuestra sugerencia a Grecia es que tome medidas urgentes para evitar un desastre humanitario en los campamentos de refugiados debido a la pandemia”, ha instado al país vecino.

El periódico Greek City Times ha recogido las declaraciones de Alexandros Diakopoulos, almirante adjunto y asesor de seguridad nacional del primer ministro Kyriakos Mitsotakis. En estas declaraciones Diakopoulos asegura que Grecia se enfrenta actualmente a dos desafíos, uno invisible como es el coronavirus, y otro tangible, refiriéndose a Turquía. “A finales de febrero, al leer que un nuevo virus había aparecido en la lejana ciudad de Wuhan en China, nuestro país recibió una presión repentina, masiva, organizada y coordinada de los movimientos de población hacia el este por tierra y mar, en sus fronteras, que fue dirigida y apoyada por el Estado turco”, ha advertido.
Diakopoulos acusa a Turquía de empezar una “guerra híbrida” contra Grecia utilizando armas no convencionales como la “difusión de noticias falsas”. Así, ha subrayado que Grecia tiene el reto en estos momentos de hacer frente a un “conflicto híbrido y a otro totalitario”. “En cualquier guerra, el centro de gravedad es la cohesión social. En ambos casos, la sociedad griega ha mostrado una gran madurez y unidad. El Gobierno ha tomado las decisiones correctas y oportunas, el sistema político ha reaccionado con una madurez y un consenso sin precedentes, las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad han cumplido con éxito sus deberes mostrando profesionalidad y un gran espíritu, y la sociedad apoyó a los que se lanzaron a la batalla a dos bandas”, ha destacado.

La decisión de Turquía de abrir la frontera se produjo después de que más de 30 soldados turcos fueran asesinados por las fuerzas del régimen de Bachar al-Asad en Idlib, al noroeste de Siria. Desde entonces, la nación euroasiática ha insistido en que no puede hacer frente a otra oleada migratoria; mientras que el país comunitario está en alerta para evitar que se repita el enfrentamiento que tuvo lugar en la frontera de Evros hace unos meses. En el caso de que se produzca un aumento de la llegada de migrantes, Grecia tendría que establecer una zona de aislamiento junto a las instalaciones de recepción existentes, según han informado varios medios locales. Sea como sea, tanto Ankara como Atenas tienen en estos momentos el reto de evitar que el coronavirus se convierta en una amenaza más para todas las personas que viven en los campos de refugiados de Grecia.

Del mismo modo, cabe destacar que la afluencia masiva de refugiados en la frontera entre ambos países desde principios de marzo, y el acuerdo marítimo firmado entre Turquía y Libia en noviembre de 2019 son dos de los asuntos que han puesto de manifiesto la tensa relación entre Ankara y Atenas. El documento firmado entre Turquía y el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Libia, con sede en Trípoli y liderado por Fayez Sarraj, ha puesto en peligro los intereses económicos de Grecia en el Mediterráneo oriental. En medio de esta guerra dialéctica, se encuentran miles y miles de personas cuyo único delito ha sido soñar con un futuro donde la paz sea posible.