La reciente crisis migratoria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia ha vuelto a mostrar, una vez más, el drama de los refugiados de Oriente Medio y su desesperación por dejar sus países en busca de una vida mejor. La inestabilidad, la corrupción y la violencia en muchas zonas de la región ha empujado a miles de personas a intentar llegar a Europa. El Kurdistán iraquí es una de esas zonas que ha sufrido un éxodo debido a las condiciones de vida de los ciudadanos. Los kurdos iraquíes que han llegado a las puertas de Europa se quejan, entre otras muchas muchas, de los bajos salarios, el desempleo, la falta de servicios público o la represión.
De esta represión han sido testigos cientos de estudiantes que llevan manifestándose desde el año pasado en el Kurdistán iraquí, sobre todo en la ciudad de Sulaymaniyah. Las autoridades reprimen estas protestas violentamente, usando gases lacrimógenos y lanzando munición real al aire. Los estudiantes denuncian los recortes que se han producido en el sector educativo, asimismo, profesores y otros funcionarios también se han manifestado para exigir el pago total de sus salarios. “Hay estudiantes que no pueden pagar el viaje de regreso a las provincias y otros no tienen suficiente para tres comidas al día”, reveló un estudiante a la agencia de noticias AFP. Naciones Unidas se ha hecho eco de la situación, denunciando “detenciones arbitrarias, juicios injustos e intimidación de periodistas, activistas y manifestantes”.

Otra cuestión que impulsa a los kurdos iraquíes a dejar su hogar es la corrupción política. Los migrantes señalan en concreto a las familias Barzani y Talabani, dos clanes que han controlado las zonas kurdas en Irak desde 1991. "En Kurdistán, durante 30 años, dos familias mafiosas, ladrones e inmorales han gobernado el país", lamenta el poeta y activista kurdo Umed Ahmed al medio Middle East Eye. “Es imposible encontrar un trabajo a menos que tengas conexiones con la élite gobernante”, declara, por otra parte, Asos Hassan a Al Jazeera. Hassan consiguió llegar a la frontera europea, pero a diferencia de Ahmed, fue deportado por las autoridades y enviado de vuelta al Kurdistán. No era la primera vez que intentaba llegar a Europa. Trató dos veces de cruzar el mar Egeo hacia Grecia, pero fue deportado por las autoridades turcas. “Seguiré así incluso si me deportan decenas de veces. Preferiría morir que seguir viviendo esta vida miserable”, afirma el joven kurdo al medio qatarí.
En este sentido, cabe destacar la opresión que sufren los ciudadanos kurdos del norte por parte de las tropas turcas desde que Ankara comenzase una ofensiva hace unos años contra las fuerzas kurdas de la zona.

Durante los primeros diez meses de 2021, casi 37.000 personas del Kurdistán iraquí han abandonado la región, según cifras de la Fundación Lutka para Asuntos de Refugiados y Desplazados, una ONG iraquí de la zona. De estos ciudadanos, 10 han muerto de camino a Europa y 12 están desaparecidos. La ONG también asegura que desde 2015, casi 635.000 personas kurdas han emigrado a Europa.
Durante la crisis migratoria entre la Unión Europea y Bielorrusia han muerto al menos 11 migrantes, entre ellos, algunos de origen kurdo como Gaylan Delir Ismael o Bakhtiyar Mousazadeh, dos jóvenes de 25 años; o Kurdo Khalid, de 34. Gaylan Delir era diabético y “emigró para recibir tratamiento médico”, tal y como informó su madre al medio de comulación kurdo Rudaw. Khalid, por su parte, viajó para acompañar a su hermano menor, que quería emigrar.

No obstante, los kurdos también han sido las principales víctimas en la reciente tragedia en el Canal de la Mancha. A finales de noviembre, 27 hombres, mujeres y niños murieron mientras intentaban cruzar desde Francia hasta Reino Unido. Entre los fallecidos se encuentra una joven kurda de 24 años que planeaba encontrarse con su prometido en Inglaterra. "El mundo entero habla de Europa como un lugar tranquilo, que es agradable, ¿eso es lo que significa la calma? ¿Alrededor de 30 personas mueren en medio del mar? Es un pecado hacer pasar a la gente por esto", comentó el padre de la joven a la BBC.
La historia de los yazidíes es una historia de persecuciones, violencia y dolor. Tras el genocidio sufrido a manos del Daesh desde 2014, muchos de los supervivientes consiguieron emigrar a países de Europa, Estados Unidos o Canadá. Sin embargo, los que no pudieron dejar Irak todavía se encuentran en una situación vulnerable. Denuncian no recibir el apoyo suficiente por parte de las autoridades, además deben soportar el rechazo por una parte de la sociedad. Por estos motivos, muchos ciudadanos yazidíes han intentado dejar Irak en busca de una vida mejor, al igual que los kurdos.

Entre los migrantes atrapados en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, hay un gran número de yazidíes, aunque algunos ya han sido trasladados de vuelta a Irak. A mediados de noviembre, mas de 400 yazidíes aterrizaron en las ciudades de Erbil y Bagdad. Muchos de ellos, antes de viajar hacia Europa, habían estado malviviendo en campos de refugiados en el Kurdistán iraquí tras el genocidio. “Nuestra situación era terrible, el Daesh destruyó nuestras casas. Nuestras tiendas también fueron quemadas en los campos de refugiados. No nos quedaba nada, por eso nos fuimos”, explicó una mujer en el aeropuerto de Erbil a Wladimir van Wilgenburg, periodista de Middle East Eye.

Murad Ismael, cofundador de Yazda, una ONG dedicada a los yazidíes, ha pedido a Europa que “desempeñe un papel más activo en el tratamiento de los problemas económicos y humanitarios de Irak en su conjunto y especialmente para las áreas destruidas por la guerra”. Pari Ibrahim, fundadora directora ejecutiva de la Free Yazidi Foundation (FYF), por su parte, ha pedido que los migrantes en la frontera reciban lo básico, como refugio, comida, agua y calefacción. “Estos son sobrevivientes del genocidio y están desesperados, traumatizados y sufriendo. Si miras los servicios ofrecidos a los yazidis en Irak, puedes entender por qué se van”, añadió.